¿Qué vamos a hacer las feministas?

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Pilar Aguilar Carrascoanalista y crítica de cine. Presidenta de Feministas al Congreso.

Como bien sabemos, ningún partido con representación parlamentaria da respuestas a nuestra agenda feminista: pobreza, paro, trabajo precario, mala atención sanitaria, desinterés por la coeducación, violencia (violencia múltiple: física, psicológica, sexual, prostitución, vientres de alquiler…). Y, por supuesto, no piensan derogar esa demencial ley que convierte la opresión que se nos impone por razón de nuestro sexo en algo folclórico, elegible, carnavalesco.   

En definitiva: los partidos que nos han gobernado en esta legislatura no solo no han hecho prácticamente nada en nuestro favor, sino que han capitaneado una nefasta ley trans que desactiva los indicadores de desigualdad, que permite que se invadan nuestros espacios, que se ríe abiertamente de nuestra situación calificándola de elegible, intentando desmontar así la base misma de la lucha feminista.

Ahora empieza un largo periodo electoral (municipales, autonómicas, generales, europeas) y cabe preguntarse: si los partidos progresistas-liberales ganan las elecciones ¿van a recapacitar, van a recoger velas, van a implementar políticas acordes con la agenda feminista? ¿de verdad alguien cree que asumirán la ley abolicionista, que prohibirán de manera efectiva el alquiler de vientres y la compra-venta de bebés? ¿Que pondrán coto a la pornografía violenta y misógina? ¿Que se tomarán en serio la coeducación? ¿Que atenderán adecuadamente los problemas de salud de las mujeres? ¿Que tomarán medidas para paliar el paro, la pobreza, los trabajos precarios, la sobrexplotación femenina? ¿Que formarán adecuadamente a los cuerpos jurídicos y de seguridad del estado? ¿Que pondrán coto a la violencia obstétrica y facilitarán la maternidad para las mujeres que lo deseen? De verdad ¿alguien se lo cree? ¿Alguien cree que en los próximos cuatro años harán lo que no han hecho en los cuatro años transcurridos?

Y, por supuesto, sería muy ingenuo pensar que, si la derecha gana las elecciones, la situación mejoraría. Los conservadores han dicho que nos apoyan, pero sabemos que es puro oportunismo ya que en las comunidades donde gobiernan no han derogado ninguna de las leyes y protocolos trans ni han legislado en favor de ninguna de nuestras demandas.

De modo que la pregunta es: nosotras, las feministas ¿qué podemos hacer?

¿Nos resignamos a otros cuatro años de abandono y escarnio?

¿Nos acantonamos de nuevo en la trinchera de la resistencia? ¿otros cuatro años intentando parar golpes, convocando manifestaciones, firmando declaraciones conjuntas y organizando jornadas?

Sabemos que el feminismo tiene una agenda común con objetivos y propuestas muy claras: buscamos una sociedad donde la mitad de la humanidad –o sea, el sexo femenino – no esté sometida, violentada, ninguneada, doblemente explotada.

Resulta sorprendente que las feministas, estando tan de acuerdo en nuestras reivindicaciones, seamos, sin embargo, tan renuentes ante la creación de una alianza que agrupe fuerzas y presente batalla unida en torno a un programa común.

Creemos que es hora de pasar a la acción positiva. Es momento de elaborar una propuesta de acción política conjunta.

Cierto, no podemos obviar el hecho de que, si bien las feministas estamos muy de acuerdo en cuáles son nuestras demandas más perentorias para mejorar la vida de las mujeres, nuestras opciones difieren ante otras realidades sociales y económicas.

Y personalmente yo no creo que haya feministas de derechas y conservadoras (digo derechas por usar terminología poco precisa pero aclaratoria). No creo posible ser feminista y no espeluzarse ante las desigualdades de cualquier tipo ni permanecer indiferente ante la catástrofe medioambiental ni mostrarse cruel con los animales ni considerar la violencia como vía óptima para resolver los conflictos ni aceptar un mundo deshumanizado, ególatra, individualista…

Pero, sí, frente a tanta barbarie -que sin duda todas rechazamos- las alternativas adoptadas por unas y otras no coinciden.

Y, en situación “normal” no pasa nada, esta diversidad es reflejo de la diversidad social.

Ahora bien, estamos frente a una emergencia inédita.

Nuestras demandas siempre han encontrado resistencia y, en muchos casos, represión y castigo, pero nunca la embestida contra nosotras había sido tan radical.

Ahora que la lucha feminista ha demostrado que nuestra biología no nos hace inferiores y que las sumisiones que se nos imponen son culturales y, por lo tanto, podemos desmantelarlas, ahora nos predican que ya no debemos dinamitar esos corsés genéricos, sino elegirlos. Ahora nos proponen una “multiplicación paródica de los géneros” (según definición de su gurú). Ahora lo guay es “elegir”, optar por uno, otro o por un “divertido remix”.

Ante situación tan grave, nuestro partido, PFAC, afirma que debemos plantar cara todas unidas en torno a un programa común.

Aclaremos una vez más: PFAC no dice “Venid, alineaos detrás de nosotras, votadnos”, Dice: “Prioricemos nuestra agenda feminista. Hagamos una alianza en torno a unas medidas concretas y realizables en una legislatura, defendámoslas todas juntas. Que no nos gane el desánimo y no nos embauquen quienes nos han traicionado tan sin miramiento alguno”.

Estamos convencidas de que esta es la única opción para salir de tanta barbarie neoliberal.

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