Hoy es el Día Mundial de la Poesía. Este texto va acompañado de un poema, si tienen la virtud de llegar al final serán premiados con unos versos porque los poetas nacimos para ello. Como decía Gustavo Adolfo Bécquer: “Todo el mundo siente. Sólo a algunos seres les es dado el guardar como un tesoro, la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que esos son los poetas. Es más, creo que únicamente por eso lo son.” El poeta habla de empatía, de sentimientos, y en un contexto en el que los sentimientos están adquiriendo un tono egoísta, totalitario y consumista, es más pertinente que nunca reivindicar la poesía como el arma del pueblo. Un arma cargada de futuro, como dijera Gabriel Celaya. Y de eso va este pequeño artículo. Pero vayamos al fundamento. ¿Para qué sirve, fundamentalmente, la poesía? Es más, ¿Para qué nos sirve hoy? Voy a tratar de responder a estas preguntas en un contexto como el actual.
Creo, firmemente, que la poesía nació del fuego. En el mismo instante en el que mujeres y hombres, niñas y niños, ancianas y ancianos, se sentaron junto a él. Como una colectividad, como una banda o como una tribu. Adquirieron luz del fuego, iluminación que se hizo patente no solo hacia afuera, sino que también actuó en el sentido contrario, es decir, hacia adentro. En esas noches oscuras y frías, con la luna latiendo en el cielo o con el titileo sutil de las estrellas, los seres humanos nos juntamos y adquirimos conciencia de grupo. Así surgieron los mitos para explicar lo que no se podía explicar. Las leyendas para enseñar a las generaciones venideras de dónde veníamos y porqué razón existíamos. Pero esa conciencia de grupo no es más que una primitiva conciencia de clase, que es, lo que nos está faltando precisamente ahora. Y por eso la poesía es tan importante.
Fue en una de esas noches, cuando en la soledad individual soñamos con la poesía y nos hicimos esas grandes preguntas; ¿Quiénes somos?, ¿Somos los mismos que ayer? ¿Seremos los mismos que mañana? ¿Qué parte de mí le debo al grupo? ¿Qué parte del grupo se debe a mí?
Y los miedos y la observación de la naturaleza nos llevaron a saber que íbamos a morir, a ser conscientes de nuestra propia finitud, pero a la vez estábamos extrañados de existir, de ser quienes éramos, de estar donde estábamos. Y a partir de ahí creamos poesía. Porque no hay otra manera de expresar ese asombro. Para eso sirve la poesía. ¿Cómo es posible que perdamos ese asombro que nos llevó, cuando fuimos niños, a preguntarnos a cerca de todo? Ese asombro acompaña desde entonces a todo hecho creativo porque no tenemos otro remedio al sentirnos desbordados por lo inefable, que describirlo. Así, la música, la danza y el canto poético son las primeras manifestaciones de humanidad y nos acompañan, al menos, desde que descubrimos el fuego.
Pero, ¿Para qué nos sirve hoy la poesía?
Para ello me tengo que retrotraer un siglo. En el momento en el que Marcel Duchamp presentó su ready-made, Fountain, que no es más que un urinario firmado con el nombre R. Mutt en 1917, el arte dejó de referirse a lo fundamentalmente humano para rendir un homenaje oscuro y superfluo a las cosas con o sin significado aparente. Pero esto venía de mucho antes y, también, de mucho después. Digamos que el arte, y con él la poesía al servicio de la comunidad se fueron por el sumidero de la historia tras la gran borrachera del siglo y de la gran meada de aquellos que querían poner bombas en los museos. Un ready-made, no es más que un objeto que ya existe cambiado de contexto y significado y elevado a la categoría de Arte por el mismo artista. Así las cosas, los objetos, el consumo y el consumismo, ocuparon el lugar que antes ocupaba el mensaje, vaciándolo de contenido y fabricando Arte sin alma. No tenemos más que recorrer las galerías de Arte moderno para darnos cuenta de que sigue siendo igual que hace cien años. ¿Qué ha pasado? Muy sencillo, el capitalismo salvaje necesita desesperadamente que el Arte deje de ser Arte para que su desaparición pase desapercibida y que no cumpla la función primordial del Arte: hacer pensar a los ojos que lo ven sobre cuestiones humanas, sociales, históricas. No es baladí que en el contexto de las sucesivas crisis que estamos viviendo se eliminen poco a poco de los currículo educativos todo lo referente al humanismo. Desparece la carrera de Bellas Artes, se reducen las horas lectivas de historia, desaparece el latín y el griego, se reducen drásticamente los libros obligatorios que leer en todas las etapas de la educación. El objetivo no es otro que acabar con el espíritu crítico, dejar de preguntarnos quiénes somos, dejar de saber cómo hemos llegado hasta aquí y, por último, pero no menos importante, dejar de tener un buen conocimiento emocional para que el uso de la emoción no nos nuble el sentido. Y aquí es donde entra en juego la poesía. Ese conocimiento emocional, que viene del interior de nuestro espíritu, que es capaz de conectar la tragedia, el odio, la desesperación para transformarlos en esperanza, solidaridad, certeza; ese espejo donde podemos leer las emociones que todos hemos tenido y esa fuerza arrolladora que supone saber que el otro es un ser igual de complejo que yo, sólo puede venir de la poesía. Para eso sirve hoy la poesía, para que sepamos que no estamos tan solos como creemos, para confiar en que juntos podemos cambiar la situación, para comprobar cómo la lucha es válida cuando existe un propósito común, para resolver los problemas que tenemos sin recurrir a la violencia, pero sabiendo que esta existe y que si ellos, léase el Estado, el poder, los opresores, pueden ejercerla por derecho, nosotros, el pueblo, la ciudadanía, los revolucionarios, también deberíamos usarla por derecho. Porque no estamos aquí arrojados a nuestro destino sin más, no somos despojos o criaturas perdidas ni somos meros consumidores, somos seres humanos y los seres humanos luchan, se emocionan y hacen de necesidad virtud y de la poesía del pueblo un nuevo Arte que ha de inundar las escuelas y las grandes avenidas por donde pase de nuevo la mujer y el hombre libres. Nos va la vida en ello, nos va el futuro y la pervivencia de la especie humana, que es y será siempre emocional, creativa y racional.
Lo prometido es deuda, hoy 21 de marzo es el día mundial de la eliminación de la discriminación racial y además también el día mundial de la Poesía. Por eso he escrito este poema para celebrar las dos cuestiones. Espero que la primavera os traiga ganas de seguir luchando y energía suficiente como para seguir cambiando el mundo:
LIBRES
Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley
Desnudas y sangrantes
La misma necesidad de alimento
La misma necesidad de cubrirse
La misma necesidad de cariño
Todas las personas sin distinción alguna
Aman la vida y temen la muerte
Desconfía de aquellos
Que quieran ver en la diferencia
Un motivo de disputa
De aquellos que crean
Que son más que nadie
Porque son más altos o más guapos
Más blancos o más rubios
Más españoles o más lugareños
O porque su rostro refleje el sol
Y no la noche
Un rostro tiznado de miel
O dibujado con un carbón ardiendo
Un rostro gitano o ciego
Un rostro de mujer o de hombre
Desconfía de aquellos
Que sean capaces de cambiar las leyes
Para hacer de la justicia un redil de ovejas
Desconfía de aquellos que no miren a los ojos
Y que no sepan que lo mismo ven
Unos ojos claros que unos ojos oscuros
Desconfía
Siempre desconfía
Porque la homogeneidad empobrece
Porque el odio te hace pequeño
Porque la disputa es el territorio
De los necios
Todas las personas nacen libres e iguales
Diferentes e iguales
Dispares e iguales
Diferencia
¿Cómo debiste ser cuando tu viento sigue moviendo los barcos del miedo?
¿Cuál fue tu origen plagado de banderas?
¿Cuál tu angustia y tu verborrea?
Nada hay más humano
Que quien sufre en la alambrada
Que quien muere sumergido
En un mar de lágrimas suicidas
Que aquellas personas
Que arriesgan todo
Para tener un poco de nada
Bajo esta misma luz
Que un día encendió hogueras
Y habitó mundos
Bajo este mismo cielo
Que trató de cubrirnos pese a la lluvia o el frío
Bajo este aire que todos respiramos
Somos sólo una misma raza
De soñadores atlánticos
De divisadores de un porvenir en ciernes
De descubridores de lo eterno
De escribidores de tiempo
Y pase lo que pase
Y sea lo que sea de nosotras
Nada podrá evitar que nos reconozcamos
Que cooperemos
Que crezcamos como especie
Para dejar de precipitarnos al vacío
De esta cosa tan superflua
Que es haber nacido
En un lugar u otro
De este mundo.
Nos sirve para leer a poetas como tú Jose Antonio. Para hubicarnos en la historia contemporánea y del pasado con tus crónicas, poemas y opiniones políticas y sociales. Nos sirve para crecer al tiempo y con el tiempo que va pasando. Nos sirve para razonar, para entender, para contextualizar y para no olvidar. Un saludo amigo.