8M: una reivindicación parasitada

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El origen del Día Internacional de la Mujer es incierto. Algunas fuentes lo datan en un 8 de marzo de 1908 con el incendio en una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton en el que murieron abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro y que reivindicaban condiciones laborales más justas, aunque parece que aquel domingo de 1908 no se registró ningún suceso parecido en Nueva York y que lo más parecido al horrible suceso ocurrió tres años después, un 25 de marzo de 1911, en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist y costó la vida a 146 mujeres.

Otros aseguran que el origen del 8M tiene sus raices el contexto de la Revolución rusa, cuando un grupo de mujeres celebraron una serie de actos de protesta el último domingo de febrero de 1913, víspera de la Primera Guerra Mundial, defendiendo sus derechos. Aquel histórico domingo era 23 de febrero según el calendario juliano, pero para el resto del mundo era 8 de marzo.

Sea cual fuere el origen, lo que es indiscutible es que es una fecha que pertenece única y exclusivamente a las mujeres.

En España, la primera manifestación autorizada por el 8 de marzo, tras la Guerra Civil, fue en 1978, muerto el dictador y en pleno proceso de “transición política”. Las autoridades gubernamentales, con Adolfo Suárez a la cabeza, ofrecieron a las marchantes un recorrido hostil: la calle pintor Rosales. Durante dicha manifestación, simpatizantes de la extrema derecha hicieron su aparición y las manifestantes tuvieron que salir corriendo. Un año antes se había convocado un acto en el Pozo del Tío Raimundo, en Madrid, en el que se dio un mitin convocado por la plataforma de organizaciones feministas. Cabe destacar que había iniciativas minoritarias y prácticamente clandestinas. 

Casi 50 años después de esa primera manifestación y ya en 2023, el 8M se ha desvirtuado por completo. La reivindicación ha mutado en celebración y ha sido parasitada por y para sujetos politicos cuyas proclamas fundamentalistas nada tienen que ver con la agenda feminista, algo que, sin duda alguna, es parte de una estrategia para desarticular el Movimiento Feminista desde dentro: organizaciones del más diverso pelaje han colonizado sin escrúpulo alguno un movimiento social, política e históricamente vinculado a la lucha de los derechos de la mujer trabajadora desplazándonos sin miramientos.

El 8M le ha sido usurpado al movimiento feminista, y el Movimiento Feminista, el fetén, el original, el genuino, vuelve a mirar de reojo a la clandestinidad, sufre violencia por parte de representantes de otros colectivos; violencia institucional, al ser ninguneado en debates por la máxima autoridad ministerial y otra violencia más sutil, colorista, y escondida tras una cartelería promocional, que es una ataque contra la línea de flotación de la agenda feminista.  Una cartelería que ignora las reivindicaciones feministas, que se llena de estereotipos, de penes, de animales, de bailes, de bicicletas, de batucadas, de cuidados, de “trabajadoras sexuales” blanqueando la prostitución y de íncel afectados por la abolición de la misma.

Una cartelería que abraza a sujetos políticos ajenos al MF; que nos anima a montar en transbicicleta para luchar fuertecito contra el patriarcado; que pone al hombre en el foco (como en el caso de la controvertida campaña del Ayuntamiento de Zamora, supuestamente en tono de humor e ironía) o que muestra imágenes claramente racistas y/o clasistas. Carteles, como el del PCE, en el que mujeres enarbolan escobas y fregonas bajo un eslogan estereotipado y sexista o como los de PSOE, «punta de lanza del feminismo español», mostrando cuerpos desnudos de mujeres alegando, contradictoriamente, que somos algo más que ese cuerpo. Las bragas y gayumbos, en un tendal, cortesía del Ayuntamiento de Teror, y acompañados con un lema más que sospechoso, se comentan solas.

Ahora el feminismo para ser, ha de abarcar todas la luchas: el feminismo ha de ser transincluyente, antiespecista, animalista, antirracista, «puteril», tener dos baños y piscina y terraza soleada, o no ser.

Y la batalla más directa se libra contra el colectivo más invisibilizado de la historia. Un colectivo que necesita reivindicar el 8M, un colectivo que lucha oculto en la sombra:

  • Día Internacional del Orgullo LGBT o Día del Orgullo Gay, 28 de junio.
  • Día Internacional para la Tolerancia, 16 de noviembre.
  • Día Internacional de la Bisexualidad, 23 de septiembre.
  • Día de la Visibilidad Lésbica, 26 de abril.
  • Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, 17 de mayo.
  • Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, 31 de marzo.
  • Día Internacional de la Memoria Transexual, 20 de noviembre.
  • Día Internacional Contra la Homofobia en el Fútbol, 19 de febrero.
  • Día Internacional del Rosa, 12 de abril (contra el acoso escolar, la discriminación, la homofobia y la transfobia)
  • Día Mundial de la Salud Sexual, 4 de septiembre.
  • Octubre, mes de la visibilidad trans.
  • Día Internacional de los pronombres, tercer miércoles de octubre

Y seguro que me dejo alguno.

Solo me queda una cosa por decir: si tengo que bailar, montar en bici, usar una escoba o ser prostituida… NO-ES-MI-REVOLUCIÓN.

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