El chollo antisandinista

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En los últimos días existe un gran revuelo mediático a cuenta de los 222 saboteadores y terroristas… ¡Perdón, perdón! Olvidaba que todavía tenemos que hacer como que nos creemos que son presos políticos. Decía que los más de 200 prisioneros liberados por el gobierno de Nicaragua han tenido un lugar preferente en la información internacional de los últimos días. En algunos medios nos han descrito el calvario de estos heroicos disidentes ―no se me enfaden. Sorprendentemente, después de los últimos más de ochenta años del país centroamericano, y después de conocerse la naturaleza de la brutal contra de los 80, el aparato mediático ha decidido que tenemos que volver a referirnos así a estos sujetos―, el drama de verse despojados de nacionalidad, etc.

Personalmente, yo quiero felicitar a esos adalides de la libertad. No por su liberación sino porque acaba de tocarles un premio mucho mejor que cualquier lotería. Lo cierto es que el terrible dictador Daniel Ortega ―vuelvo a pedir disculpas si me lee algún sandinista, en los Estados Unidos y su bloque de países palmeros hay que nombrar así al líder revolucionario y presidente electo para no ser considerado Satanás en persona― acaba de crearles un negocio no ya del que vivir, sino del que obtener beneficios toda su vida. La prueba la tienen en la fiesta de recibimiento y la atención mediática que han recibido en cuanto han pisado suelo estadounidense. Por supuesto el gobierno español ha acudido raudo a ofrecerles la nacionalidad española que tanto les cuesta conseguir a muchos trabajadores y exiliados llegados de regímenes oficialmente «güenos» ―o incluso de países «malos» caso de no ser de familias pudientes con una pataleta sino ciudadanos de a pie―, porque claro, ser un apátrida es algo que no pueden sobrellevar solos estos saqueadores herederos de la dictadura de los Somoza, de la contra y de Violeta Chamorro, considerada una líder democrática según la versión oficial hegemónica, cuando es la única presidenta del país desde la caída del clan somozista de la que ha podido probarse que ganó las elecciones gracias a la injerencia de los de siempre. Casualidades de la vida, uno de estos prisioneros sí tenía nacionalidad: norteamericano. Qué coincidencia ¿verdad?

Pero la cosa no se va a quedar ahí. En Miami y también, por desgracia, en Madrid, tenemos sobradas pruebas de lo que ocurre cuando un opositor de estos gobiernos oficialmente «malos» llega a nuestras tierras si es que tiene posibles: se convierte en un líder de opinión al que dan cobertura todos los medios, empieza a crecer en los negocios y se le lleva a hablar en las universidades. Pasan a controlar el negocio de la música latina, como el exilio cubano de Miami, o cualquier otro negocio en auge. Véase el barrio de Salamanca de Madrid. El que siempre ha sido el barrio más elitista de nuestra ciudad, hasta el punto de que el bando sublevado de la guerra civil se cuidó mucho de que no cayera en él ni una sola bomba, está hoy casi completamente en manos de los Capriles, los López y otros destacados miembros de la oposición venezolana que, por supuesto, se encargaron en su día de vendernos como desvalidos y perseguidos los mismos medios que hoy nos dicen que lloremos por los herederos de la contra. De Leopoldo López la única aportación a España que hemos conocido desde que se instaló en Madrid es que saboteó las medidas sanitarias en plena pandemia, según él para acudir a un acto de la oposición venezolana en Galicia. Sorprendentemente, con todo lo que se ha hablado del confinamiento y sus consecuencias mucha gente ni se enteró de ello.

Así que es de esperar, puesto que el gobierno español ha acudido presto a acogerlos y cobijarlos, que dentro de muy poco en el oasis de la extrema derecha mundial en que se ha convertido Madrid empecemos a ver potentados nicaragüenses presentados como víctimas que se creerán por encima del madrileño de a pie y cuyos actos y negocios protegerán profusamente las autoridades. Alguno de ellos acabará refugiado en el Partido Popular o en Vox. Puede que se conviertan en reclamo para vender criptomonedas o alguna otra aberración capitalista, como ya hizo Leopoldito Gólpez. Si, por lo que sea, sus caprichos de niños ricos nos causan alguna molestia, nos tendremos que aguantar porque los mandamases mundiales han decidido que son héroes.

¿Que antes lo han pasado mal? Permítanme que les replique. Ignoro cuanto tiempo han estado estos paladines de la justicia y la democracia en la cárcel ni en qué condiciones, pero volviendo al ejemplo de Leopoldito Gólpez, este pirómano venezolano daba entrevistas en primera plana de todos los medios cuando, según nos decían, estaba en terrible situación de aislamiento y, con el respaldo de los USA, dispuestos a montar un pollo internacional importante como les pasara algo a sus peleles, no creo que su estancia en la cárcel sea ni comparable a lo que es habitual si uno cae preso en un penal nicaragüense o venezolano. Ahora, superado ese pequeño purgatorio, todo lo que les espera es el lujo, la opulencia, el poder y la admiración. Como mucho, lo que han pasado estos «héroes» es un leve periodo de internamiento antes de tener un negocio seguro para toda la vida. ¡Y aún dirán que los terribles dictadores de izquierdas hispanoamericanos destrozan la vida de quien se les oponga!

Eso sí, si está usted pensando, después de lo visto en este artículo, en dedicarse personalmente al activismo de extrema derecha protegido por los USA para hacer negocio, algo ya de por sí despreciable, me temo que no es tan fácil. Si no pertenece usted a la élite empresarial y económica iberoamericana, sepa que lo que le espera de practicar algaradas en defensa de los negocios de otros es una estancia carcelaria que, en su caso, duraría el tiempo normal y se desarrollaría en las condiciones usuales de un presidio, y al salir de la misma estaría tan desarrapado como antes, quizás más por el estigma de haber pasado por prisión. Quizás peor aún, podría morir en un tumulto provocado para proteger los negocios de los Chamorro, los López o los Somoza. Puestos a arriesgarse a eso, le recomiendo fervientemente que si opta por el activismo, al menos sea en defensa de sus intereses, no de los de los potentados.

El agitador y golpista venezolano Leopoldo López, actualmente refugiado en la «pequeña Caracas» del barrio de Salamanca de Madrid, anunciado criptomonedas.

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