Se aprueba la Ley Trans: la traición al movimiento feminista y a las mujeres es ya una realidad

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El Congreso ha aprobado definitivamente este jueves 16 de febrero la ley trans, que ha quedado lista para publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y entrar en vigor.

Esta ley que desde colectivos trans se considera una deuda  pendiente de de la democracia con las personas Trans, es un ataque directo a la linea de flotación de los derechos de las mujeres y niñas y de la integridad física de adolescentes, de la libertad de expresión y constituye un atentado contra la ciencia.

Ignorando las peticiones de asociaciones feministas y de expertos para reunirse con el ministerio de Igualdad y su representante, a ritmo de batucada, con mucho pintalabios rojo y entre tarta y tarta, la ministra de Igualdad y sus secuaces han perpetrado una ley que supone un retroceso de décadas para el feminismo, una ley que permitirá la hormonación y mutilación de niñas y niños sanos y la vulneración de la libertad expresión para personas críticas con el género. Una ley que introduce un nuevo paradigma que entra en conflicto directo con los derechos de las mujeres y niñas: el registro del sexo, que constituye una realidad material inmutable, pasa a ser sustituido por el registro del género, considerándose así que una colección de estereotipos sexistas constituyen la verdadera identidad de la persona.

Un despropósito que carece de base científica y que supone enormes agravios comparativos con otras situaciones que requieren ser documentadas (pobreza, discapacidad, domicilio, edad…); una sustitución (la del sexo por género) que entra en conflicto con la prohibición de discriminación por razón de sexo reconocida en la CEDAW. 

Desde el Movimiento Feminista hemos denunciado el impacto demoledor que este cambio de paradigma tiene en las estadísticas que miden las desigualdades entre sexos. Un cambio  que afecta a la LIVG y a las víctimas de violencia machista, a la integridad física de reclusas, a los espacios seguros y a  la investigación médica y científica que sí contempla diferencias físicas y fisiológicas entre mujeres y hombres. Además este cambio de paradigma interfiere negativamente en ámbitos relevantes para la mujeres, con derechos de reciente adquisición, como la paridad política o las competiciones deportivas. Eliminar el sexo como realidad material sobre la que se construye la desigualdad permite que hombres adultos funcionales, con sus genitales intactos y que se hayan declarado mujeres solo por su deseo de serlo, ocupen puestos en listas electorales y cargos politicos o administrativos, puedan ser trasladados a prisiones de mujeres, eludan penas por violencia machista  o compitan en categorías deportivas de mujeres.

La Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, ha despatologizado el proceso de cambio de sexo, eliminando la hormonación obligatoria y las evaluaciones psicológicas y médicas como requisitos para solicitar el cambio de sexo en el Registro Civil que ahora puede autorizarse solo con la voluntad libremente expresada del solicitante si tiene más de 16 años.

Menores de entre 16 y 14 años podrán cambiar su sexo registral siempre que acudan acompañados de sus padres, madres o tutores legales; entre los 12 y 14 años necesitarán autorización judicial, y los menores de 12 años no podrán cambiar su sexo en el registro, pero sí su nombre en el DNI.

La ley prohíbe  las «prácticas de modificación genital» en menores de 12 años «salvo en los casos en que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud de la persona». Ahora bien, en el caso de personas menores, de entre 12 y 16 años, sí se permitirán dichas prácticas a solicitud del menor siempre que, «por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada a la realización de dichas prácticas«.

¿Cómo se determina que una modificación genital protege la salud de un niño o niña de 12 años? ¿Cómo certifican la madurez, el buen juicio o la sensatez en criaturas de 12 a 16 años? 

Suma y sigue. Mientras que en países como Reino Unido, Suecia o Finlandia se está dando marcha atrás en los protocolos de cambio de sexo en la infancia y la adolescencia por los efectos irreversibles que el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonación cruzada provoca en la salud de los menores, aquí damos paso a una ley eugenésica que va a costarnos una generación entera  de jóvenes que acabarán siendo enfermos crónicos, estériles y anorgásmicos. 

La ley trans prohíbe “ las terapias de conversión” destinadas a modificar la orientación o la identidad sexual o la expresión de género; preve la formación del profesorado en esta materia y el establecimiento de protocolos en los centros educativos para detectar “infancias trans” (en base a estereotipos claramente sexistas como la preferencia de colores, vestimenta o juguetes) y activar así los protocolos de transición social y quirúrgica lo antes posible.

También se contemplan “infracciones por discriminación” con sanciones de hasta 150.000 euros para casos muy graves. Sanciones estas que impondrá una autoridad administrativa: una ley mordaza para cualquiera que sea crítico o manifieste públicamente disentimiento o disconformidad hacia este despropósito misógino y anticonstitucional hecho ley. ¿Afectará al entorno privado? ¿Tendremos que cuidarnos de chivatos y de la policía de la purpurina?

Es cuanto menos sospechoso que todos los partidos políticos hayan permitido que esta ley sea aprobada sin escuchar voces discordantes, sin plantear apenas debate. Entiendo que arropados por el sonido mágico de las puertas giratorias, el gobierno más progresista de la historia y sus aliados políticos han obviado los peligros de una ley que convierte el sexo en irrelevante y refuerza rancios estereotipos sexistas. Una ley que, sin duda, también abrirá la puerta a la regularización de la prostitución y de los vientres de alquiler al, ADEMÁS, garantizar derechos sexuales y reproductivos al colectivo más invisibilizado de la historia.

La nueva secta, la nueva religión ya tiene su ley misógina y eugenésica. Un abuso indigno y totalitario a la infancia, una mordaza para la libertad de expresión, un atropello a las mujeres y a familias LGB está en marcha.

Agárrense, que vienen curvas.

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