Vence Macron con la ultraderecha más cerca, amplia abstención y fuertes protestas

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Emmanuel Macron ha ganado las elecciones presidenciales en Francia, según estiman todas las proyecciones de voto emitidas tras el cierre de las urnas, al imponerse en la segunda vuelta a su adversaria Marine Le Pen. Estas estimaciones se sitúan en torno a un 56% de votos para Macron, lo que significaría que el 43% de votantes franceses que participaron en esta segunda ronda lo hicieron entregando su voto a la ultraderecha.

La abstención en la ronda definitiva de las presidenciales francesas podría haberse acercado al 30% del censo, lo que supondría una de las participaciones más bajas de los últimos años.

Macron abordará su segundo mandato, cinco años después de la anterior derrota de Le Pen en la segunda vuelta, que en aquel caso mostró una diferencia más amplia (66% a 34% en 2017).

Ante miles de seguidores en el entorno de la Torre Eiffel, el mandatario reelegido llamó a todos los franceses a la unidad y se comprometió a hacer suyas las preocupaciones de los ciudadanos que «dirigieron su ira al voto» de su rival ultraderechista.

Personalidades de la Unión Europea, así como el presidente de España y representantes de todo el Gobierno, han manifestado palabras de alivio por este resultado, pues la amenaza de Le Pen a la permanencia en la Unión había convertido a Macron en el candidato europeísta.

«Los ciudadanos han elegido una Francia comprometida con una UE libre, fuerte y justa. Gana la democracia. Gana Europa», expresó Pedro Sánchez en su cuenta oficial de Twitter. Semejantes declaraciones de «continuidad de la cooperación» o «felicitación por no ver a Francia en manos de la ultraderecha» son comunes en los comunicados de todos los representantes políticos europeos.

Este alivio sin embargo no es visto del mismo modo por miles de franceses que han protagonizado fuertes protestas y manifestaciones multitudinarias con lemas como «ni Macron ni Le Pen».

Grupos anticapitalistas y antifascistas habían convocado a estudiantes para realizar manifestaciones tras el cierre de las urnas, en oposición a la disyuntiva de elegir a una o a otra opción, esto es, sin apoyar a ninguno de los candidatos. Agentes antidisturbios han cargado para disolver estas manifestaciones, que se han producido en la capital y ciudades como Lyon o Marsella.

El espectro político europeo ha ido desplazándose en los últimos años cada vez más a la ultraderecha. Sin opciones políticas de izquierda real a la que votar, el descontento por la política neoliberal -tan conveniente al papel subsidiario de la UE con respecto a la OTAN y que hemos evidenciado estos días en la gira de Zelensky por los parlamentos del continente-, que azota las economías de los trabajadores, está siendo capitalizado por opciones políticas populistas en las que la ultraderecha encuentra un favorable río revuelto.

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