La condena a «Pharma Bro» deja en evidencia al negocio farmacéutico en EEUU

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Martin Shkreli, también conocido como «Pharma Bro«, ha sido inhabilitado de por vida para operar en la industria farmacéutica norteamericana, y condenado a pagar 68 millones de dólares en concepto de multa, por violación de la legislación antimonopolio. 

Shkreli, arquetípo de tiburón de las finanzas, cumple, desde 2018, condena de 7 años en una prisión federal por estafar a varios inversores.

En 2015 dirigía Vyera Pharmaceuticals, junto a Kevin Mulleady, cuando adquirieron los derechos de comercialización de Daraprim (pirimetamina), el único fármaco aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU para el tratamiento de la toxoplasmosis. Una enfermedad parasitaria que puede presentar consecuencias graves y, a veces, mortales para las personas con sistemas inmunitarios débiles, incluidos los recién nacidos.

En un solo día aumentó su precio en más de un 4.000 %, subiendo el precio de 17,50 a 750 dólares por pastilla. Además, la farmacéutica alteró su distribución y trató de retrasar e impedir la competencia de genéricos para poder mantener el precio especulativo.

Situación que se mantuvo, generando una situación de desamparo a muchos enfermos, hasta que, en 2020, la fiscal general neoyorquina y la Comisión Federal de Comercio presentaron una demanda contra Vyera Pharmaceuticals, Shkreli y Mulleady por violaciones antimonopolio.

La fiscal general de Nueva York, Letitia James, en su informe, trató de señalar al individuo, basando su conducta en la pérdida de valores cristianos, para así exculpar al sistema. Y así afirmó que «la envidia, la codicia, la lujuria y el odio» fueron los factores principales que «obviamente motivaron al señor Shkreli y a su socio a aumentar ilegalmente el precio de un medicamento, que salva vidas, mientras las vidas de los estadounidenses pendían de un hilo».  Obviando que las consecuencias penales para Shkreli son por temas mercantiles, ninguna responsabilidad por el padecimiento causado. Al fin y al cabo su negocio era legal.

No se sabe cuantas vidas se perdieron y, cuantos padecen secuelas, por no poder pagar un tratamiento disponible y sencillo, en la primera potencia económica mundial. EEUU prudentemente no recoge esas estadísticas.

Un país en el que 137 millones de ciudadanos tienen serias dificultades para pagar sus deudas médicas, y casi el 70% de las personas que se declaran en quiebra lo vinculan con este tipo de deudas. Y con uno de los sistemas médicos más costosos del mundo, por culpa de unos gigantescos márgenes de ganancia, establecidos por el poderoso lobby financiero-asegurador.

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