El idealismo postmoderno

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Decía G. K Chesterton que “cuando se deja de creer en Dios enseguida se cree en cualquier cosa”, podríamos reutilizar este aforismo en el ámbito de la izquierda para  afirmar que “cuando se deja de creer en Marx enseguida se cree cualquier cosa”. La izquierda posmoderna residente en los países desarrollados (ricos) ha abandonado el materialismo y se ha sumado mayoritariamente a un idealismo pragmático, mediante el cual se asumen los postulados de la clase dominante, aunque sea disimuladamente. Lo que escuchamos y leemos de esta nueva izquierda, son discursos en los que se mezcla lenguaje académico con tópicos populistas y algo de tibia terminología marxista para concluir asumiendo el credo capitalista con un desprecio absoluto a la realidad, coyuntura e historia.

En un discurso sobre “el núcleo irradiador” se puede obviar cualquier conexión con la realidad, pero cuando se analiza la actualidad es una obligación cierta referencia a los hechos, pero no suele ser así. Veamos un ejemplo sangrante. Mientras en las televisiones emiten vídeos en los que podemos observar directamente como la policía y el ejército polaco están agrediendo a los refugiados para impedir que crucen la frontera, mientras que simultáneamente el periodista de turno culpa de esta violencia al gobierno de Bielorusia. Con el agravante que en estas mismas fechas los medios se dedican a recordarnos al enésimo aniversario de la caída del “Muro de Berlín”, que es objeto de feroces críticas, a la vez que, sin pudor alguno y en el siguiente bloque informativo,  se justifican los muros que están levantando la Unión Europea en Polonia, Grecia y Ceuta y Melilla. Para más inri, la culpa es de Putin, que no tiene absolutamente nada que ver y no son pocos los que asumen este discurso hegemónico, a pesar, de como he dicho, los propios vídeos cuentan una diferente historia.

Esta disociación entre realidad y pensamiento proviene desde hace unos años. Se inició con el ataque conjunto de la OTAN y los terroristas de AlQaeda al estado libio. Era evidente lo que iba a ocurrir, todos conocíamos los antecedentes, teníamos la certeza de que los bombardeos de USA y sus vasallos, aliados con lo más reaccionario del islamismo, no traería ningún beneficio a las personas que habitaban el país más próspero de África. Pues bien, a pesar de todo ello, a las experiencias bélicas de Irak, Afganistán o Somali y rompiendo con nuestra tradición pacifista, gran parte de la la supuesta izquierda se alineó con las fuerzas imperialistas y apoyaron la barbarie.

Pero lejos de rectificar, la izquierda que ha roto con el marxismo y se ha acercado a la socialdemocracia volvió a obviar la realidad y reincidió para apoyar a los neonazis ucranianos, a los terroristas que atacaron Siria o a la derecha de Hong-Kong, por que todos ellos eran «revolucionarios». Por no hablar de la genuflexión de la socialdemocracia europea hacia personajes tan siniestros como Obama que tanta muerte y destrucción han causado. Su sucesor, Biden, ya ha asesinado civiles inocentes en su desastrosa retirada de Afganistán, continúa persiguiendo violentamente a los emigrantes en sus fronteras y ha aumentado la guerra híbrida contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Podríamos pensar que la geopolítica es así. En todo caso lo más relevante no es la política internacional, sino que esta izquierda (que se refunda aproximadamente cada seis meses) ha abandonado el socialismo, se han rendido, asumen que no hay otro orden social y económico que el capitalista, al que quieren reformar conforme a la antiquísima teoría socialdemócrata. Por supuesto, están conformes con la OTAN, se suman a sus campañas belicosas contra países desobedientes y organizan cumbres de esta asociación criminal. De la autoproclamada “Unión Europea”, mejor ni hablamos.

Da lo mismo. Cualquiera que haya perdido el tiempo discutiendo estos acontecimientos  en las redes sociales, sabrá que por muy locas que sean estas teorías y distorsionada la visión de la realidad, una simple búsqueda en Google puede bastar para encontrar cualquier cosa en la Red para sostener que había rebeldes sirios cristianos o de izquierdas, que también había militantes de izquierda luchando junto a AlQaeda en Libia, que el Euromaidán era una “revolución” o que Putin tiene la culpa de todos los males. Estas hipótesis son tan absurdas como el terraplanismo o el negacionismo del COVID y el tiempo así lo ha demostrado sobradamente. Da lo mismo, no hay más ciego que el que no quiere ver.

El síntoma más evidente del giro ideológico hacia posiciones conservadoras es el abandono del materialismo y la prevalencia de la ideología. Marx afirmó que para ser comunista se necesitaba mucha ciencia y un poco de compasión. Fernandez Buey pensaba que se necesitaba un porcentaje mayor  que un “poco” de empatía hacía las personas que más sufren. En todo caso, no se puede ser comunista o diría yo de izquierdas sin sustentar tu conocimiento en la realidad material que nos rodea. Cómo decía El Che la verdad es siempre revolucionaria.

1 COMENTARIO

  1. El pequeño burgués
    no sabe ni lo que es.

    Ni sabe, lo que es
    «pequeñoburgués»

    Y si lo sabe, sabe
    Que clase obrera
    No es

    Qué sabe el pequeñoburgués?

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