Adoctrinamiento en la exposición de Lego en Bilbao

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Nunca había escrito algo que me ocurriera a mí y por ello pido disculpas al lector de este artículo pero creo que merece la pena describir esta situación y denunciarla porque se trata de la antaño tan manida manipulación mediante el adoctrinamiento infantil. Desde 2017 los tabloides patrios se llenaron de multitud de titulares hablando del adoctrinamiento infantil en Catalunya y desde entonces se ha repetido en múltiples ocasionas refiriéndose al adoctrinamiento en las aulas por la educación sexual, por la utilización de artículos de periodistas de izquierdas en exámenes o por otras peregrinas historias inventadas por la extrema derecha para soliviantar y llenar de miedo las locas cabezas de los padres y las madres españolas. Sin embargo, cuando ese adoctrinamiento se da en lugares donde no debería darse jamás, entonces callan como lo que son: fascistas de playa y pandereta.

La cuestión es la siguiente. El pasado miércoles fui invitado a una exposición de construcciones de Lego a la que quería asistir desde hace años pero nunca se había dado la oportunidad. Ver multitud de figuras creadas desde la más pura imaginación me resultaba muy atractivo. El caso es que al fin fui. Era la exposición de modelos construidos con piezas de Lego más grande de Europa, como reza en su propaganda. Todo iba bien y me estaba gustando, aunque he de decir que algunas piezas parecían excesivamente maltratadas y se apreciaba un gusto extraño por los personajes y situaciones del Este de Europa. Cuando ya llevas unos metros recorridos sabes que se trata de piezas elaboradas o diseñadas en Polonia, lo cual está muy bien porque ese país tiene mucho que enseñarle al mundo. Pero hacia el final de la exposición hay dos dioramas o maquetas sobre le ley marcial impuesta en Polonia por el general Jaruzelski en 1981; en una se observan largas colas para adquirir suministros básicos (me imagino que el próximo diorama serán las colas de Venezuela, seguro que gustará mucho en el barrio de Salamanca en Madrid) y en otra una calle invadida de soldados y tanques e incluso la detención de una persona. Yo no podía dar crédito a lo que estaba viendo. Se suponía que era una exposición para niños. Multitud de ellos recorrían el lugar y alguno preguntó a su madre a cerca de lo que estaba observando. “Cosas que hacían los comunistas, hijo, cosas malas.” Me separé de allí porque entré en shock y comprendí qué es lo que, realmente, estaba buscando esa exposición: se trataba de exaltar el capitalismo y la indiscutible superioridad de los EEUU (el Air Force One presidía el lugar con una construcción hecha con un millón de piezas) y trataba, subrepticiamente, de hacer propaganda anticomunista. Salí de ahí airado y preocupado pensando que qué demonios hacía ahí ese diorama tan extraño y que no pegaba para nada con el lugar, un centro comercial, y la edad, principalmente infantil, a la que iba dirigida. Así que cuando llegué a casa me puse a investigar.

El instigador de este tipo de exposiciones es el polaco Rafal Szymanski. Elabora este tipo de exposiciones, cada vez más grandes, desde 2002. En una entrevista del 2008 asegura que: “en tiempos del comunismo no teníamos juguetes así.” Como era evidente que tenía algo contra el comunismo me puse a buscar más entrevistas y a ojear las páginas donde anuncia sus exposiciones. En la de Madrid hace referencia a la zona 8, Personajes del mundo de la cultura, arte y ciencia y personalidades y en el segundo y tercer apartados recoge lo siguiente: “Ley Marcial en Polonia – Reconstrucción del paisaje de la ley marcial en Polonia.” Y luego sigue: “Paisaje de la ley marcial – el modelo muestra la vida cotidiana durante la ley marcial con colas omnipresentes en tiendas, anuncios característicos en las paredes y escenografía del interior del apartamento de ese periodo.” Y digo yo, ¿qué función didáctica puede tener para un niño español lo que pasó en ese periodo en Polonia? ¿Cuando vas a este tipo de exposiciones es eso lo que quieres ver? ¿Para cuándo un diorama del asesinato machista de una mujer o de la vulneración de los derechos humanos por parte de USA o la decapitación de una persona por parte de los Talibanes afganos o un atentado de los GAL o de ETA? ¿Qué propósito tiene ese diorama? ¿Enseñar lo que pasaba con el comunismo? ¿Nos trata de decir algo? ¿Acaso es didáctico ese diorama? Creo, sinceramente, que esos dioramas sobran en una exposición infantil y que, además, busca elaborar un pensamiento contrario a la ideología comunista. Pero como soy tozudo continué leyendo artículos antiguos y en una entrevista de Rafal Szymanski al Heraldo de Aragón en 2019 habla de otro diorama, esta vez de la caída del muro de Berlín (Qué casualidad, sólo dioramas contra el comunismo, oye) donde dice: “en el lado del Este hemos utilizado colores más oscuros y en el del Oeste, más claros. Son simbólicos.” Creo que esto ya lo dice todo. El lado comunista es oscuro y lóbrego y el lado capitalista es claro y lleno de color. La manipulación es tan grande que me resulta hasta chusca. ¿Queremos que gente como Rafal haga juicios de valor y elabore una historia manipulada para contársela a nuestros hijos? ¿Vamos a permitir que desde lugares que deberían estar exentos de ideología política se adoctrine a las niñas y los niños? No es casualidad que, como dice el educador Joan Buades, el adoctrinamiento lo hagan sólo los fascistas y los capitalistas.

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