22 muertos. Pronto se estrena la administración demócrata recibida como agua de mayo por un sector de la izquierda posmoderna que olvida con facilidad la larga trayectoria bélica de los gobiernos «progresistas» de EEUU. La operación responde al lanzamiento de cohetes contra objetivos estadounidenses en Irak, según el Pentágono, lanzamientos que no causaron baja alguna y fueron destinados a la embajada de Estados Unidos en Bagdad en la que este mismo lunes impactaron dos cohetes tipo Katiusha.
Así, el bombardeo al este de Siria obedecería a las amenazas y «los recientes ataques contra el personal estadounidense» según las fuentes estadounidenses, que nada dicen de su intervención sistemática en un país que han pretendido llevar al medievo financiando incluso a grupos terroristas desde el mandato del premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
A pesar de que la administración Biden parecía haber dejado ya claro que su prioridad en política exterior iba a ser China, se niegan a abandonar el territorio sirio en el que han perdido hace tiempo su batalla geopolítica particular frente al gobierno sirio, Rusia e Irán, en la que podría ser considerada la mayor derrota estratégica de EEUU en el siglo XXI.
