Turismo Reproductivo (Cuando el nicho de mercado somos nosotras)

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Todo el mundo sabe que en este país no te puedes comprar un bebé gestado por encargo, porque el contrato de gestación subrogada es nulo de pleno derecho en España.

Pero en España sí te puedes comprar el material genético para tener hijos. Por pura biología, hay un rango de edad que es el ideal para ser madre y/o padre -que la calidad de sus gametos también empeora, aunque de eso se habla poco-, pero dadas las condiciones de precariedad y discriminación de nuestro mercado laboral, tenemos que retrasar cada vez más otro de los objetivos a cumplir como mujeres, porque, no se puede obviar, siguen existiendo -cada vez menos- maternidades no deseadas, forzadas por lo que se espera de nosotras, y maternidades retrasadas porque las empresas consideran que perdemos el tren. Hasta algunas de esas empresas que exprimen nuestro talento “en nuestra mejor edad” nos animan a congelar óvulos “para después”.

El caso es que te plantas después de los 35 o de los 40 años para ser mami y te cuesta horrores. No te quedas embarazada. La Seguridad Social te atiende hasta los 40 años y, con lo que tardan las pruebas, acabas recurriendo a una clínica privada. Puede ser que tengas suerte y que con tus óvulos y el esperma de tu pareja, junto con unos chutes de hormonas, lo consigas. Pero para el resto de los casos, con comprar el material extra necesario, basta. Pagas por los gametos que te faltan, ya sean masculinos, femeninos, o ambos, con total confidencialidad y sabiendo que no te pueden reclamar nada del futuro bebé.

Al contrario de lo que mucha gente piensa, no en todos los países está permitida la donación anónima de gametos. En varios sólo se permite con nombres y apellidos, como en Suecia, Finlandia, Noruega, Reino Unido, Holanda, Alemania o Portugal. Pero es que además en Alemania, Noruega y Suiza, está expresamente prohibida la donación de óvulos debido al riesgo de explotación. El anonimato es interpretado en muchos marcos jurídicos como una vulneración del menor a conocer sus orígenes, ya que el Derecho a la Identidad está reconocido en la Convención Internacional de los Derechos del Niño.

Derechos y consideraciones que nos saltamos en España, porque es el negocio, amigos, y la mujer es un nicho de mercado en sí mismo, y la donación de óvulos está regulada de forma altruista por ley, de forma anónima, y no se considera explotación reproductiva que te extraigan un material precioso previo pago, porque lo llaman “compensación”.

En nuestro país no es explotación reproductiva que hormonen a la donante para que produzca entre 15 y 20 óvulos en cada ciclo para extraerlos y garantizar que el proceso le resulte rentable a la clínica. Ni que no informen de todos los riesgos, uno de ellos, que quita años de vida fértil, y que seguramente esa chica que fue donante vuelva a esa clínica para quedarse embarazada cuando vea que de forma natural no lo logra, ya sea por haberlo retrasado o, sorpresa, por haber adelantado su menopausia al haber donado óvulos previamente.

Que puedes tener cáncer, que puedes sufrir hemorragias internas, torsión de ovario, que te puedes quedar estéril. Se supone que tus gametos tienen que dar para seis donaciones, esto es, tres extracciones, como máximo, pero en décadas de explotación reproductiva a las empresas que se lucran con este negocio internacional no les ha dado tiempo a poner en marcha el registro de donantes, y hay mujeres que se saltan el límite. Porque necesitan el dinero. A pesar de que no son unas “pequeñas molestias” y que muchas pasan miedo y dolor durante la extracción.

Mujeres jóvenes son sometidas a una hiperhormonación que puede dejar secuelas irreversibles en ellas, pero dejan de importar en el momento que se les ha sacado un material precioso. Porque en los anuncios para donar te hablan de esos óvulos “que desperdicias” en cada ciclo, que apelan a tu empatía para hacer realidad el sueño de otra mujer, pero no te cuentan que te van a hacer ovular en un mes lo mismo que en  año y medio. Una bomba.

Algunas fuentes hablan de que cada extracción tiene un coste para la clínica de 3000 euros, incluida la compensación a la donante, que varía entre 750 y 1000 euros. Los tratamientos  de fertilidad varían su precio entre 5000 y 10000 euros, dependiendo de si cada “remesa” de óvulos se comparte entre varias receptoras o si es una receptora exclusiva.

Según tarifas, donación exclusiva son 15 óvulos para una sola receptora, compartida pueden ser hasta tres receptoras (que reciben cada una 4, 5 o 6 óvulos). Las extracciones suelen ser de entre 15 y 20 óvulos, aunque estamos hablando de estimaciones, y se conocen casos de donantes de EE.UU que han sufrido extracciones de más de 30 en un solo ciclo. Los números cantan. ¿Sabemos de algún organismo que certifique las existencias de gametos de cada clínica? No. Y eso que existe una empresa, con sede en nuestro país, que se oferta como “banco de óvulos” y ofrece a sus clientes distintas modalidades de entrega, desde mensajería estándar en 24/48 horas, hasta entrega en mano, viajando en la cabina del avión sin pasar por rayos x o vía terrestre en un vehículo especialmente acondicionado para este tipo de transporte, con un tracking que te dice posición GPS y hasta temperatura interna y externa.

Esta empresa utiliza una app de reconocimiento facial que busca la donante que más se parezca a la compradora. Con cuadros explicativos de las diferencias entre óvulos congelados y frescos, con 350 centros colaboradores que reciben su “producto”, todo informatizado y con la mejor tecnología para que haya una información completísima. Describe asimismo, el estudio exhaustivo de las posibles donantes, de las que se descarta el 73% de las candidatas, y entre las aptas hay un amplio abanico de nacionalidades y fenotipos para escoger. Todo esto con su certificación de garantía ISO 9001:2015.

Queremos creer que tal grado de excelencia significa que se dispone de tecnología suficiente para hacer un seguimiento de las donantes, de su salud a largo plazo, y, por supuesto, cruzar datos para que las donantes no donen más veces de las permitidas por ley.  Pero claro, eso limitaría el número de proveedoras ya que la ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida dice expresamente que constituyen faltas graves “la generación de un número de hijos por donante superior al legalmente establecido que resulte de la falta de diligencia del centro o servicio correspondiente en la comprobación de los datos facilitados por los donantes” y “la realización continuada de prácticas de estimulación ovárica que puedan resultar lesivas para la salud de las mujeres donantes sanas” (Artículo 26, Ley 14/2006 TRHA).

Y no olvidemos que esto se puede hacer porque se supone que es altruista. Proveer un mercado no tiene nada de altruista. Dile a cualquier mujer que le van a dar un bocadillo como cuando donas sangre, a ver cuántas lo hacen. Entonces hablaríamos de altruismo. Porque solo por la donación de gametos se recibe compensación económica. En el resto de las donaciones de tejidos, fluidos y órganos está totalmente prohibido.

Más de la mitad de los tratamientos con ovodonación de Europa se realizan en España. Un tercio de las donaciones de óvulos se exporta a otros países. Miles de mujeres vienen a nuestro país a someterse a tratamientos de fertilidad. Hay catálogos para elegir, porque no todas pueden donar, exigen unas características físicas, “por salud”, lo que es una eugenesia encubierta, porque no hay interés en hacer un seguimiento médico a estas donantes, pero si lo hay para apuntar altura, peso, color de ojos, pelo. Porque no todas pasan el filtro, para todo hay clases. Pero no vamos a exagerar, que en EE.UU piden hasta el expediente académico. En España son más finos, casi toda la publicidad la concentran en la Universidad, publicidad ilegal según la propia ley de 2006 de Técnicas de Reproducción Asistida Humana, ya que constituye una falta grave “la publicidad o promoción que incentive la donación de células y tejidos humanos por parte de centros autorizados mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos…” (Artículo 26).

¿Es casualidad que recientemente una empresa dedicada este negocio haya salido a bolsa? No. Como tampoco lo es que el lobby que engloba gestación subrogada, clínicas de fertilidad y tráfico de gametos, que mueve miles de millones en el mundo, esté presionando las legislaciones de países europeos e intentando cambiar la de Convenios Internacionales sobre adopción, porque darle cobertura de legalidad a la explotación de las mujeres sabemos a quién beneficia siempre: a los explotadores.

¿Por qué se sigue permitiendo la publicidad en nuestro país de clínicas de gestación subrogada, cuyo producto final, un ser humano recién nacido, puede venir de gametos exportados por España? Porque es el mismo negocio, usando el argumento de siempre, explotarnos como producto apelando a nuestra generosidad y amor al prójimo. ¿Hay algún interés de las clínicas por el bienestar de  las donantes? Por supuesto que no; si lo hubiera, existiría un programa de seguimiento y revisiones, para garantizar su salud, pero claro, eso daría pruebas científicas y concluyentes, que la ovodonación tal y como se hace en España, es peligrosa para su salud, no cumple con la legalidad vigente, y mejor mirar para otro lado, y que siga el negocio.

Y en nombre del negocio, se publicitó un curso, ya cancelado, en la Complutense, patrocinado por capital privado, para hablar de las mujeres como nichos de mercado, ya sea como proveedoras de gametos, de útero o como gestantes por contrato. Todo junto, porque es lo mismo, es explotación reproductiva, y sí, el deseo de ser madre o padre es muy respetable, pero no puede convertirse en un derecho y mucho menos a cualquier precio.

Y así estamos, como la granja de óvulos más importantes de Europa, mientras otros países ya te venden el resultado del tratamiento, un bebé a la carta. Hay mercado para todo el que pueda pagarlo y nosotras, las mujeres, las “gestantes”, las “donantes” somos el producto y el medio para que esta industria funcione.

Y, cómo no, las mujeres somos las clientas potenciales de estas clínicas que te ayudan a realizar tu sueño de ser madre. Si te lo puedes permitir, claro.

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