Yo maté a García Lorca

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Lidia Falcón, Presidenta del Partido Feminista de España.

El 20 de diciembre Juan Carlos Monedero escribió en su Twitter: “Los ataques a Irene son coletazos del país que cortó el pelo a las mujeres de los mineros en huelga, que dejó en la cárcel en la amnistía del 77 a las mujeres, que quiso tumbar al gobierno por el matrimonio homosexual. Que fusiló a Lorca por rojo y maricón.”

Confieso que he criticado y critico a Irene Montero, dada la actuación que tiene en su Ministerio llamado de Igualdad y que pretende, contra toda opinión del Movimiento Feminista y de las personas que aún aceptan la realidad, aprobar una llamada Ley Trans que hace desaparecer a las mujeres, convierte a los seres humanos en progenitores gestantes y no gestantes, y utiliza a los menores en experimentos de hormonación y de deshormonación como si fueran cobayas.

Como ha sido imposible no ya discutir con ella sino ni siquiera verla, dado que al haber llegado a la máxima autoridad –después del rey y del presidente del gobierno- de un ministerio se cree tan imbuida de la misión que debe cumplir de redención del colectivo transgénero, que no tiene tiempo de reunirse con simples mortales, CIS, según la nueva terminología generista al uso, para hablar de la materialidad biológica que nos diferencia en varones y mujeres, no he tenido más cauce para mostrarle mi repulsa a sus proyectos legislativos que los que todavía me quedan en medios de comunicación.

Pero ya se sabe que en estos tiempos en que gobierna una coalición de socialistas y comunistas, solo critica al poder la derecha. Porque a la izquierda de Podemos no hay nadie. Como dijo Alfonso Guerra hace ya muchos años, y no le reconocen ser precursor de muchas de las predicciones que hoy repiten sus alumnos, “a la izquierda del PSOE no hay nada”, Monedero repite “a la izquierda de Podemos no hay nada”, ni siquiera ese aditamento de Izquierda Unida que humilde y sumisamente cumple los mandatos de su amo. Por tanto, los que critican las disparatadas medidas que se propone su defendida, Ministra de Igualdad, con las sucesivas leyes que pretende aprobar en esta legislatura: Ley LGTBIQ, Ley Trans, Ley de Igualdad de Trato y no discriminación, y todas batiendo el mismo cobre, somos no ya de derechas sino asesinos fascistas.

Como decía Amelia Valcárcel, “Esto… aviso a ciudadanas y ciudadanos: que sepas que si la política de la Ministra Montero no te gusta, peor, te repugna… es que has matado a García Lorca.” “Y padeces odio enfermizo” como me pasa a mí.

Ya saben que según el diagnóstico del doctor Monedero, todas aquellas personas que critiquen a la intocable señora Montero, sea cual sea el motivo, ya que el doctor no especifica, pertenecen a las detestables filas de los fascistas. Y en eso nos hemos convertido las veteranas luchadoras del feminismo, que desde hace medio siglo llevamos en los huesos la impronta de la represión franquista y que no vamos a admitir ahora, a estas fechas de nuestra biografía que la materialidad de los seres humanos no existe y que las especies mamíferas no nos dividimos en hombres y mujeres por mor de una reproducción sexuada que se produce en el momento de la concepción. Porque los transgénero y su ministra lo que se proponen es abolir la realidad.

Al doctor Monedero le gustaría aplicarnos, con todo el peso de la ley, el Código Penal que persigue el delito de odio, ese delito político que aprobó el PP en 2015 para perseguir a todo el que le criticara, y que ahora utilizan los de Podemos contra quien no comulgue con sus teorías transhumanas.

Y porque la ley de Amnistía de 1977 hizo imposible la persecución de los crímenes del franquismo, si no seguro que pediría que a mí me procesaran por fascista, como no hicieron con Billy el Niño.

También las que se atreven a decir que los que padecen disforia de género tienen necesidad de tratamiento psicológico como Lucía Etxeberría, merecen un ladrillazo. Como el que le han propinado las dirigentes de COGAM, esa organización de gays y lesbianas que opera hace tanto tiempo en Madrid, financiada por el Estado, en la entrega de los premios Triángulo, en el salón del Ministerio de Cultura, con la asistencia de la intocable Irene Montero, que asistió muy divertida y prestó un apoyo entusiasmado a la iniciativa.

Por ello, esta mañana del 23 de diciembre de 2020, una delegación del Partido Feminista de España fue al Ministerio de Igualdad a llevarle a la ministra protectora de transgéneros un ladrillo cada una, y la lista de 270 personas que se unieron a la iniciativa. Con ellos queremos que comience a edificar la verdadera igualdad entre mujeres y hombres, como debería ser el propósito de ese Ministerio que la señora Montero ha desvirtuado hasta hacerlo la sede de la represión de las mujeres.

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