Carta a Pedro Sánchez

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Ástor García, Secretario General del Partido Comunista de los Trabajadores de España, PCTE

Estimado Pedro:

No es habitual que me dirija a ti por carta. Sin embargo, ya que el día 24 enviaste una “a la ciudadanía”, considero que es adecuado responderte por la misma vía. 

Tengo que empezar felicitándote. Con tu carta y tu despeje temporal de agenda has conseguido que no se hable de otra cosa estos días y que se haya levantado una gran expectación por lo que puedas anunciar el lunes. Con la carta también has logrado amarrar bien a tus aliados y desencadenar una gran ola de apoyos, incluso de manifestaciones y actos solidarios que, déjame decirlo, causan bastante vergüenza ajena.

Hay gente que empatiza contigo porque has hablado de lo mucho que quieres a tu esposa. Otros te ven como a una víctima de persecución política. Otros se están creyendo que este movimiento que has hecho tiene que ver con la defensa de la democracia frente al fascismo, una vez más. No se te puede negar la habilidad para marcar la agenda y el discurso, ni para presentarte como bastión de no se sabe qué democracia y de no se sabe qué progresismo frente a la reacción, eso te lo reconozco.

Tampoco te voy a negar que existe una prensa que ha hecho de la provocación su medio de vida, y que responde a una estrategia muy definida de agitación dirigida a deslegitimar a cualquiera que se ubique en ese espacio difuso que es “la izquierda”. La derecha, mediática, política, social, cree, efectivamente, que todo el poder debe ser suyo. Cree que el Estado es suyo y, además, cree que también debe ser suyo el “momento” de gestión que “demanda” cada vez más el capitalismo español y europeo, momento caracterizado por el aumento de la explotación, la austeridad y la guerra. Por ello les molesta no ser ellos quien ocupan La Moncloa y por eso te acusan de ilegítimo, aunque tu PSOE ya nos ha demostrado repetidas veces que no se le caen los anillos cuando hay que meternos en guerras, hacer recortes o favorecer el incremento de la explotación.

Pero es que una de las consecuencias de vuestra “modélica Transición” es, precisamente, que a los responsables y herederos de la dictadura franquista no se les tocó ni un pelo. La falta de ruptura real con el franquismo, aunque cambiara la forma en que se ejercía el poder estatal, es la que facilita la connivencia entre la prensa provocadora y los distintos mecanismos y aparatos del Estado en su beneficio.

La cantinela de la guerra y el fango político no es exclusiva de estos últimos años, Pedro. El PSOE la conoce bien, además, pues ha puesto la misma maquinaria en marcha, utilizando hasta los mecanismos represivos más atroces, cuando le ha sido necesario. ¿Deben ser una preocupación de la mayoría social las disputas de los dos partidos que prácticamente configuran los pilares del Estado por una gestión que, en lo esencial, es coincidente?

Porque lo fundamental, Pedro, es que la utilización instrumental y partidista de la prensa y de la judicatura se da sobre la base de que toda esa prensa, así como el conjunto de la ley, consagra, concreta y defiende un mismo modelo social que se basa en la explotación de la mayoría trabajadora, y que vuestros partidos únicamente representan formas distintas de entender cómo se debe gestionar esa explotación. Basta ver la tendencia expresada en las reformas laborales que habéis aprobado los Gobiernos del PSOE y del PP para entender lo que digo.

Por supuesto que es “peligrosa” la utilización de métodos de lucha política a través de la mentira mediática, la instrumentalización de los jueces, etc. Pero, seamos claros, lo es, en primer lugar y sobre todo, para quienes se rebelan, de una forma u otra, contra este sistema. Pues sobre estos cae siempre la más contundente persecución y represión, y son los sectores que menos mecanismos tienen (por ahora) para defenderse.

Pero la cuestión es que el ataque mediático y legal es un hecho diario, permanente, naturalizado, más allá de la coacción directa y “corrupta”, contra los trabajadores y trabajadoras, en tanto que ambos mecanismos, así como el resto de mecanismos de control ideológico y represivo, garantizan que el normal discurrir de la sociedad sea el enriquecimiento de una minoría a costa del trabajo y la miseria de una mayoría, y que esta mayoría asuma como inalterable esta realidad.

En vuestra naturaleza de gestores de los intereses de los capitalistas está garantizar este enriquecimiento. Que salgan a la luz más o menos casos de corrupción o tráfico de influencias no altera el hecho de que  tanto vosotros como la derecha, como el resto de mecanismos del Estado, servís, de un manera general, a garantizar el “correcto” devenir de este sistema, lo que posteriormente, a nivel particular, se materializa en una íntima relación de favores mutuos, entre vuestros partidos y las grandes empresas, que muchas veces se puede ver con meridiana claridad en el BOE, sin que haga falta que ningún medio, provocador o no, saque en portada a vuestras parejas, hermanos, padres o a vosotros mismos. Habéis regado de millones a multitud de empresas, todos. Decís que son estratégicas o que queréis defender el empleo, pero recuerda que no os preocupó cargaros sectores enteros para cumplir con los compromisos adoptados con la UE.

Nos llamáis ahora a «defender la democracia», pero los comunistas tenemos esta manía de preguntar siempre ¿qué democracia? Qué democracia es esa en la que aspectos esenciales, que determinan absolutamente nuestras vidas, quedan fuera de todo proceso de decisión. Donde lo que se produce, para qué y cómo queda al margen de cualquier valoración. Donde la participación queda reducida al voto cada cuatro años entre gestores que comparten un mismo consenso capitalista. Donde la voluntad política está limitada por las fronteras de los intereses de los monopolios. Donde cualquier intento de transformación de ese consenso, materializado en leyes sagradas e intocables, o incluso cualquier alteraciónn del su “normal” funcionamiento, es brutalmente reprimido. No hay decencia cuando se mandan tanquetas a reprimir huelgas, ni hay democracia cuando se gobierna para los patrones.  

¿Sabes cómo se defiende la democracia, Pedro? Trabajando políticamente por superar este sistema, esa es la única forma de ser radicalmente demócrata. Buscando que cada vez más trabajadores y trabajadoras se involucren activamente en la acción política desde sus espacios de vida y trabajo, que tomen las riendas de su vida oponiéndose, sin delegación alguna, mediante la organización y unidad desde la base social, a toda violencia de ese “normal” funcionamiento del sistema. Sentando las bases de una sociedad, a la que llegaremos pasando por encima de vosotros, vuestros chanchullos, vuestras leyes, vuestros medios e instituciones; en la que podamos decidirlo todo, libre e igualitariamente, asociada y directamente. La pelea que nos interesa, Pedro, no es PSOE contra PP, ni izquierda contra derecha, ni fango contra decencia. La pelea es clase contra clase. Y la política que nos interesa, por tanto, es exclusivamente la de recomponer nuestras fuerzas y ser de nuevo protagonistas de nuestras acciones, lo que implica tener nuestra propia agenda.

Así que no, Pedro. No te voy a pedir que te quedes. Te voy a pedir que te vayas, y contigo todos los que vivís de gestionar el capitalismo español. Los Sánchez, los Feijóo, los Abascal y todos los que tenéis alrededor. Y que lo hagáis ya, cuanto antes, para que podamos romper con vuestras queridas OTAN y UE, para desmantelar todas vuestras reformas laborales, para que podamos acabar con el IBEX-35 y para que podamos tomar nuestro futuro en nuestras propias manos, que es lo que hace falta.

Aunque no espero que me hagas caso, el lunes seguiré tu comparecencia con interés en el tiempo que me deje la preparación del Primero de Mayo, donde frente a quienes quieren convertir el día internacional de la clase obrera en una manifestación de apoyo servil a quien gobierna contra nosotros, los comunistas estaremos planteando las reivindicaciones que realmente condicionan la vida de millones de trabajadores y trabajadoras en España y el resto del mundo, es decir, una política clasista independiente.  Eso es defender la democracia, la dignidad y la decencia: ensanchar el tejido organizado que lucha diariamente contra la escalada bélica en la que queréis sumirnos, que protesta contra los casos de represión de los que sois cómplices, que lucha contra la devaluación salarial que nos ahoga y contra la flexibilidad laboral que no nos deja vivir. Pero esta democracia no es la que tú dices, sino una que, en la pelea contra vosotros, va definiendo los caracteres de la sociedad futura. Allá cada uno con sus batallas. Allá cada uno en su trinchera.

Gracias por tu tiempo. Atentamente

Ástor García. Madrid, 28 de abril de 2024

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