El 18 de Octubre tuvo lugar una nueva expresión en la escalada de represión que ha estado viviendo el pueblo boliviano.
Carlos Orlando Gutiérrez Luna, Secretario Ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), sufría un atentado contra su propia vida mientras asistía a una concentración en El Alto. El dirigente terminó herido de gravedad y ha estado diez días hospitalizado en La Paz, hasta la hora de su muerte.
La ola represiva antidemocrática no empieza aquí. El FSTMB ha comunicado que Gutiérrez Luna venía sufriendo amenazas desde hace tiempo y ha responsabilizado a la derecha fascista de cometer estos actos criminales.
Además, la Federación puso el foco sobre las causas de este atentado en las denuncias proactivas que el dirigente llevó acabo, ante las acciones atroces que el gobierno estaba acometiendo para desmantelar las estructuras económico-sociales del país.
Estas acciones en modo de venganza y rabia al no tener los apoyos populares y querer imponer sus pretensiones, no son la primera vez que ocurren. Todavía queda en nuestras memorias el recuerdo de lo sucedido con Patricia Arce, quién fue ultrajada al más detestable estilo fascista. Algo que nos recuerda a lo sucedido con las mujeres republicanas en España.
El Golpe de Estado a Evo Morales responde a la misma dinámica de propiedad privada del poder. Estos lamentables hechos tienen la coincidencia de sucederse tras una victoria democrática del pueblo contra los usurpadores del poder. No aceptan las reglas de juego democrático
Las reacciones no se han hecho esperar. El Presidente electo y Evo Morales han transmitido su pésame y su solidaridad con la familia:
