La ola de posmodernidad que aqueja a la izquierda parece no tener límites y amenaza con convertir a lo que antaño eran ideologías asentadas en el análisis de la realidad material en caricaturas de mal gusto. Uno de los últimos ejemplos del ridículo al que se es capaz de llegar lo ha protagonizado la organización Collages Féministes de Toulouse que se ha desmarcado -y ha condenado- una acción en favor de la libertad de expresión por parte de otras feministas de las cuales se desvinculan.
La actividad cuestionada tuvo lugar en la ciudad del mediodía francés, y consistió en la elaboración de un mural con caricaturas del profeta del Islam, Mahoma, en recuerdo al asesinato la semana pasada de un docente francés que había sido víctima de un atentado terrorista por haber mostrado esas mismas caricaturas en una clase sobre libertad de expresión.
Collages Féministes de Toulouse, inmediatamente se desvinculó de la acción que consideró islamófoba, y no contentas con ello condenaron también el uso de la palabra Mahoma para referirse al líder religioso, algo irrespetuoso según una nueva delirante teoría filológica según la cual, al profeta solo cabría llamarle Muhammad (Digno de alabanza)
El grupo en cuestión realiza campañas de sensibilización a través de collages en las calles de Toulouse, unas acciones que fueron iniciadas por la activista Margarita Stern, hoy repudiada y objeto de acoso por esta misma asociación por su posición abolicionista de la prostitución.
