Corea del Norte es un ejemplo de resistencia y dignidad frente a las agresiones imperialistas y las sanciones económicas que pretenden asfixiar su proyecto socialista. Desde la fundación de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) en 1948, tras la liberación del colonialismo japonés, los norcoreanos han defendido su soberanía y su derecho a construir una sociedad basada en los principios del marxismo-leninismo y el juche, la ideología nacional que adapta el socialismo científico a las condiciones históricas y culturales del país.
La RPDC ha tenido que enfrentarse a numerosos desafíos y amenazas a lo largo de su historia. El más grave fue la guerra de Corea (1950-1953), que causó millones de muertos y dejó al país en ruinas, pero no logró doblegar la voluntad de lucha del pueblo y del ejército norcoreanos, que contaron con el apoyo solidario de China y la Unión Soviética. El conflicto terminó con un armisticio que nunca se ha convertido en un tratado de paz definitivo, por lo que técnicamente Corea sigue dividida y en estado de guerra.
Desde entonces, la RPDC ha tenido que soportar el aislamiento diplomático, el bloqueo económico, las provocaciones militares, las campañas mediáticas y las operaciones encubiertas de Estados Unidos y sus aliados, que buscan provocar un cambio de régimen o una rendición incondicional. Sin embargo, lejos de rendirse, Corea del Norte ha seguido desarrollando su economía planificada, su sistema político socialista, su cultura nacional y su capacidad defensiva. Bajo el liderazgo de Kim Il-sung primero, Kim Jong-il después y Kim Jong-un actualmente, la RPDC ha logrado importantes avances en materia de industrialización, educación, salud, ciencia, tecnología y armamento nuclear. Todo ello pese a las dificultades internas y externas, como las sequías, las inundaciones, el colapso del campo socialista o la pandemia del coronavirus.
El pueblo norcoreano es un pueblo heroico porque ha sabido resistir y avanzar frente a las adversidades más duras, que no se deja intimidar ni engañar por las presiones o las promesas del imperialismo, que tiene fe en su causa y confianza en sus líderes. Es un pueblo que lucha por la reunificación pacífica de Corea y por la paz mundial que merece nuestro respeto y nuestra solidaridad.
Vaya chaladura, compadre