Veinticinco de marzo de 1911, mueren 123 trabajadoras y 23 trabajadores, en un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York.
La historia de la lucha de la clase obrera es la historia de la dura reivindicación de lo lógico, de lo que nos dice el sentido común, que era, y sigue siendo, el menos común de los sentidos. Fueron muchos años los que fueron necesarios para que se consiguieran salarios justos, vacaciones, una jornada laboral de ocho horas y asistencia médica. Aun así, a día de hoy, las mujeres siguen la lucha porque siguen las desigualdades, sigue la brecha salarial y sigue el no reconocimiento de la conciliación familiar que se debería haber conseguido ya en el siglo en que estamos.
Este artículo tiene un titular, un incendio en Nueva York, que “sirvió”, si es que las tragedias tienen alguna utilidad, para poner de manifiesto la realidad de las trabajadoras. Poco después de la tragedia se creaba el Sindicato internacional de mujeres trabajadoras textiles, el International Ladies’ Garment Workers’ Union.
Paralelamente, y muy poco antes de la masacre que os he contado, y como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, a propuesta de la socialista alemana Clara Zetkin, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Sí, he utilizado la palabra “masacre” porque lejos de ser un incendio contra el que se combatió, los propietarios de la fábrica bloquearon los accesos para que las trabajadoras no pudieran salir, en evitación, manifestaron, de robos. La mayoría eran mujeres de entre 14 y 23 años que protestaban por mejoras laborales. Muchas de ellas saltaron desde pisos superiores para escapar de las llamas, muriendo contra el pavimento.
Y regreso al presente. Unos años hace que definitivamente la ONU proclamó el 8 de marzo como Día internacional por los Derechos de la Mujer, en concreto fue en diciembre de 1977, y habiendo pasado cuarenta y tantos años, aún no se ha podido borrar de la realidad el maltrato de género, las desigualdades en las condiciones laborales, y muchas aberraciones cometidas en nombre de las religiones y el patriarcado, y por ello, a día de hoy, seguimos con la pelea por nuestros derechos y los de nuestras compañeras, día a día, y no solamente en marzo.
Cuenta la historia “amable” que el humo que salía de la fábrica incendiada y se veía a distancia era morado, otros dicen que el color de las telas que se habían estado utilizando era ése. En cualquier caso, ahora es el color del feminismo.
