Por qué las protestas de estudiantes en USA no son una primavera ni una revolución de colores

0

No importa que gobierne Trump o Biden. Si en el 2020 Trump apelaba a la ley y el orden para reprimir con violencia las protestas de afroamericanos, el maravilloso Joe no se queda atrás. Son hasta ahora más de 2.000 las personas detenidas en las protestas pro palestinas que se están produciendo en universidades de EEUU.

Si en vez de suceder en Norteamérica se produjera en otra parte, seguramente la prensa habría asignado ya un color simbólico para significar la revuelta, o tal vez tendríamos dramáticas imágenes de un estudiante deteniendo con su cuerpo una fila de tanquetas policiales, o sabríamos que las detenciones de profesoras y mujeres estudiantes se producen con especial violencia.

Nada de eso se produce, pese a que el motivo por el que los estudiantes norteamericanos se han levantado es bastante más obvio que otras coloridas revoluciones y primaveras. Los estudiantes americanos protestan porque el régimen de su país apoya un flagrante genicidio que cuenta más de 32.000 asesinados, el 72% niños y mujeres, son muchos miles más los heridos y se usa el hambre como arma de exterminio.

Son múltiples las imágenes de violencia policial contra los pacíficos manifestantes, jóvenes gaseados y profesores derribados por agentes antidisturbios. A alguno de estos profesores le han roto costillas o han necesitado cirugía tras ser detenidos. Pese a ello, Biden asegura que «no son un Estado autoritario» y evita las preguntas de la prensa.

¿Por qué en unos casos sí y en este no?

Profesora de la Universidad de California, Berkeley, detenida con gran violencia según puede verse en uno de los videos difundidos en los que profesores son arrestados al tratar de proteger la protesta de sus alumnos.

Recordemos las violentísimas protestas de estudiantes anticomunistas en Hong Kong, hace 5 años, señaladas en Occidente como la revolución de los paraguas. En ese caso sí se difundió la «brutalidad» de la policía china y se ofreció a los medios una imagen de defensa de la democracia.

Recordemos las guarimbas en Venezuela que provocaron decenas de muertes en las calles de Caracas, en protestas que la prensa occidental calificaba igualmente de pacíficas y democráticas, pese a que funcionaban como grupos paramilitares perfectamente organizados y en cuya difusión participaron personajes políticos como Maria Corina Machado, presentada hoy como vetada y censurada opositora.

El color naranja fue el que simbolizó la «revolución» en Ucrania para desacreditar unas elecciones que consideró fraudulentas y cuyo proceso devino en el golpe de Estado del Euromaidán, patrocinado en directo por EEUU a través de su enviada Victoria Nuland, y que produjo la matanza de rusoparlantes en Odesa en 2014.

Otras revoluciones coloridas se produjeron en Yugoslavia, en Líbano o en Georgia (actualmente reactivada).

Asimismo se han desarrollado otras revoluciones denominadas primaveras en Libia contra Muamar Gadafi, en Siria contra Bashar Al Assad, y en general en todo el entorno de Oriente Medio, donde se consideraba que había carencia de democracia y derechos sociales.

En estos casos (recordemos especialmente Siria o Libia) las noticias -la mayoría sin base ni fuente fiable- sobre crímenes contra manifestantes bastaron para promover guerras, asaltos con tropas, injerencias en gobiernos legítimos y bombardeos masivos.

Imagen de una tanqueta policial de las fuerzas de seguridad de Nueva York, cuyo volumen supone un verdadero ejército, dedicado ahora a reprimir a los estudiantes.

Si observamos, la difusión de estas protestas sigue un patrón. Suelen producirse en el entorno periférico del espacio postsoviético. Además, se desarrollan sólo en países cuyos gobiernos son incómodos para la Alianza Atlántica, bien porque no someten sus economías a los intereses de la OTAN o porque sus gobiernos tienden a la afinidad con las cercanas Rusia o China.

Es evidente que esto no se produciría si no hubiese un proceso de debilidad o de decadencia en la hegemonía mundial del imperialismo norteamericano, cuya inmensa capacidad destructora (bien por la guerra y el bombardeo directo o bien por la guerra híbrida y la combinación de ataques económicos e injerencias políticas) ya no es tan decisiva.

Probablemente la resistencia palestina haya significado un punto de inflexión en el orden mundial, ese orden que nos dicen está «basado e reglas» pero que hoy se desmorona ante la lógica del avance social. Ya no calan tan fácilmente todos los engaños, ni todas las variedades de washing con las que tratan de manipular las luchas de cara a la opinión pública.

Y por eso los estudiantes de la Universidad de Columbia, en Nueva York, comenzaron a manifestar con acampadas el descontento estudiantil, a las que se han sumado Harvard, la Universidad del Sur de California, la de Texas en Austin, Yale, la Universidad de California en Los Ángeles o el Instituto Politécnico Universidad Estatal de Virginia.

Para la OTAN una de sus prioridades es la opinión pública. Por varias razones muy sencillas. Primero porque la evolución tecnológica y el uso de redes sociales ya no les permite ocultar los palpables e incuestionables crímenes que comete, ya no sólo en el terrible ejemplo del genocidio palestino, sino en diferentes partes del mundo.

Y segundo, porque la decadencia del imperialismo ya no puede disimular que el sometimiento de las naciones se produce para el expolio de los recursos económicos y la explotación de la clase trabajadora de los países subyugados. Está sucediendo ahora así en Europa, donde la clase obrera está pagando y pagará el infame, vil y obsceno gasto militar con el que pretenden desgastar a los adversarios económicos que proponen otro orden mundial que no esté basado en la violencia asesina.

Así pues no esperen que los medios europeos asocien un color a las dignas protestas de los universtitarios norteamericanos, será porque ya se les agotó el pantone. Quizás podamos esperar un reflejo de esas revueltas en las universidades españolas, aunque como sabemos el largo brazo otánico ya ha echado raíces en nuestros campus.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.