Es preciso seguir soñando: las aportaciones de Lenin al movimiento obrero y comunista internacional

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Antonio Gil, militante del Partido Comunista de los Trabajadores de España

“Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.”

Hace 100 años, Lenin, el líder de la Revolución de Octubre, el gran teórico y revolucionario del marxismo en la época del imperialismo, impulsor de la fundación de la Internacional Comunista, fallece. Pero la vigencia de su teoría y su praxis en nuestra época es  total: si, hablamos de la misma época, de la época del imperialismo, la misma que le tocó vivir al camarada, aunque algunos grandes teóricos, pensadores, charlatanes y sabedores actuales del postnosequécorrientedemoda se empeñen en decirnos que no.

¿Y cuáles son estas enseñanzas plenamente vigentes? Sin ánimo de ser exhaustivo (más bien daré una breve pincelada) quien esto escribe señalará siete grandes aportaciones a la lucha del movimiento obrero mundial por la superación del capitalismo.

1. ‘Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario’:

Lenin es el principal desarrollador de las diferentes partes que constituyen el marxismo: la filosofía, la economía política y el comunismo científico. De este modo, son los camaradas Marx, Engels y Lenin los fundadores de la teoría revolucionaria de la clase obrera, del marxismo-leninismo. En su acción política Lenin dejó patente que no es posible una verdadera acción revolucionaria sin que se conozcan las leyes que rigen la evolución de la sociedad y la lucha de clases. Aplicando la sentencia de Marx y Engels de que ‘nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción’, dedicó mucho tiempo al estudio y al desarrollo de la teoría revolucionaria del proletariado, situándose en primera línea de la lucha contra la tergiversación del marxismo, tanto por teóricos de la burguesía como por las principales figuras del oportunismo, oponiéndose tanto al dogmatismo como al sectarismo, dejando claras las limitaciones de las ilusiones parlamentarias y aclarando cuál es el papel de las y los comunistas en ellos, o en los sindicatos.

Fue el indiscutible líder de la Revolución socialista de octubre, la primera revolución proletaria triunfante, que mostró que el camino de la emancipación para  los y las explotados y oprimidos de la Humanidad es el camino de luchar por propia mano por sus intereses y que, para su triunfo, la clase obrera necesita manejar con gran habilidad las alianzas, sin renunciar nunca a sus objetivos. Esta revolución supuso, entre otras cosas, un impulso a la constitución de partidos obreros revolucionarios, de partidos comunistas, por todo el mundo.
Y tras la revolución, Lenin pasó a ser el líder del primer estado socialista del mundo. Por vez primera, surgía una sociedad cuyo objetivo no era satisfacer las necesidades de su clase dominante, sino las de la clase obrera y los sectores populares. Conquistas sin precedentes en multitud de planos (económico, político, social, cultural) fueron disfrutadas por los ciudadanos y ciudadanas de la Unión soviética y provocaron profundos efectos en el desarrollo de la historia posterior en todo el mundo. Venga, citaremos uno: la Rusia soviética fue el primer país del mundo en legalizar el aborto voluntario y gratuito.

2. ‘El imperialismo es la fase superior del capitalismo’:

Lenin reveló la esencia económica y política del imperialismo como su etapa más elevada. También dejó patente la necesidad del derrocamiento revolucionario del capitalismo y su sustitución por un nuevo modo de producción, el socialismo-comunismo. Lenin estableció que la agudización de la contradicción fundamental entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación en el capitalismo es una característica de todos los Estados capitalistas, independientemente de su posición en la cadena imperialista mundial. Como no podía ser menos, polemizó con el oportunismo también en este campo, tanto contra quienes separan la política militar agresiva imperialista de las características económicas del capitalismo monopolista, como contra quienes argumentan que la dominación de los monopolios disminuye la competencia entre capitalistas. La teoría leninista del imperialismo desnuda ante los ojos de la clase obrera y los sectores populares de todo el mundo el carácter reaccionario e imperialista de las diferentes alianzas entre países capitalistas, y muestra cómo la agudización de la competencia entre estos países es cada vez mayor. Este estudio del fenómeno del imperialismo fue clave en la conformación de la estrategia de acción revolucionaria, puesto que “[…] sin haber comprendido las raíces económicas de ese fenómeno, sin haber alcanzado a ver su importancia política y social, es imposible dar el menor paso hacia la solución de las tareas prácticas del movimiento comunista y de la revolución social que se avecina” (El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916)

3. El Partido de Nuevo Tipo:

Lenin, frente a la bancarrota ideológica de la socialdemocracia, recupera el objetivo clave de la tarea revolucionaria para el marxismo: organizar la revolución, vinculando la lucha de clases con el objetivo de establecer la dictadura del proletariado. Para ello, para que la estrategia revolucionaria tenga éxito, una herramienta fundamental es el Partido de Nuevo Tipo, llamado así porque difería profundamente de los partidos  de la Segunda Internacional, y profundamente denostado tanto por la burguesía como por los citados oportunistas. Un partido independiente en los planos político, ideológico y organizativo, funcionando bajo los principios del centralismo democrático, compuesto de revolucionarios y revolucionarias profesionales (no confundir esto con profesionales de la política, muy importante, parece ser que más de cien años de oportunismo no han sido suficientes para que se entienda la diferencia), de cuadros salidos de, y muy vinculados a, la clase obrera, que ha de ser capaz de dirigir, encuadrar y organizar a las masas a la vez que sabe hacer lectura de las iniciativas populares y de la espontaneidad propia de las masas.

4. La caracterización de la guerra imperialista y la lucha por la paz:

Lenin expone la unidad dialéctica que existe entre la guerra y la paz en el imperialismo, la cual permite a los Estados capitalistas y sus diferentes asociaciones repartirse territorios y recursos en su afán de maximizar los beneficios. La paz imperialista prepara nuevas guerras imperialistas. De los análisis leninistas sobre la guerra imperialista extraemos la lección de que la guerra es imperialista por ambas partes, ya la empezase una u otra potencia, y que para lograr la demanda popular de paz el camino es la intensificación de la lucha contra la causa última de la guerra, y esta no es otra que el sistema de explotación capitalista. De este modo, los bolcheviques se posicionaron frontalmente contra el oportunismo de corte social-chovinista, representado por los partidos socialdemócrata alemán y francés que votaron a favor de los créditos de guerra el 4 de agosto de 1914 y que, demostrando una capacidad de cabalgar contradicciones francamente admirable, pedía apoyo para los planes de guerra de sus respectivas burguesías por un lado, y por otro lanzaba proclamas pacifistas que separaban la lucha por la paz de la lucha por el derrocamiento del sistema capitalista. Hay cosas que en 110 años no han cambiado un ápice.

5. El internacionalismo proletario:

Aunque ya anteriormente Marx y Engels habían levantado la bandera del internacionalismo entre la clase obrera, la posición traidora de la segunda Internacional en la I Guerra Mundial obligó a los revolucionarios consecuentes a volver a pelear contra las concepciones chovinistas que sacudieron a los partidos de la II Internacional. En esta batalla ideológica Lenin fue un referente, y fue esta batalla la que favoreció la constitución de nuevos partidos comunistas y la posterior unión de todos ellos en la Internacional Comunista (o III Internacional) por iniciativa del camarada Lenin y el Partido Comunista de Rusia (bolchevique). La Internacional Comunista contribuyó decisivamente al desarrollo del movimiento obrero y comunista mundial, y constituye una fuente valiosa de lecciones acumuladas a través de la acción. Por último, las posiciones de Lenin sobre el colonialismo permitieron la comprensión de la cuestión colonial e inspiraron a las y los comunistas de todo el mundo a ponerse a la vanguardia de las luchas anti-coloniales, tanto en las metrópolis como en las colonias.

6. El carácter del Estado y la revolución:

La esencia clasista del Estado es uno de los aspectos de los desarrollos teóricos de Lenin más importantes y más profundamente trabajados. Este análisis permitió al partido bolchevique comprender la necesidad de confrontar no solo con el régimen zarista, sino también con el ‘gobierno revolucionario provisional’ burgués que se formó en febrero de 1917, de confrontar con las fuerzas oportunistas que lo apoyaban y de luchar en el seno de los soviets de obreros, soldados y campesinos. Lenin destacó así la necesidad de acabar no solo con los restos del feudalismo, sino también con el capitalismo, sin dar cabida a las concepciones oportunistas que consideran que gradualmente un estado capitalista puede convertirse en uno socialista a base de reformas.

7. La superioridad del socialismo-comunismo:

La aportación de Lenin se plasma en el primer intento de construcción del socialismo en el siglo XX que, con sus errores y sus debilidades, pone de manifiesto la superioridad del nuevo sistema frente a la barbarie capitalista. El socialismo llevó a los diferentes pueblos que habitaban en el Imperio Ruso del arado al espacio en el plazo de 40 años

El pensamiento y la acción revolucionarios de Lenin y del partido bolchevique son el faro que señala el camino de la lucha de las y los comunistas en las condiciones actuales. La nueva crisis económica, catalizada por la pandemia de COVID-19, ha sido la ocasión perfecta para que el capital reforzase la agresión contra eos derechos laborales, sociales y políticos de la clase obrera en todo el mundo. Mientras esta agresión sigue su curso, tanto de la mano de gobiernos ‘fascistas’ como ‘progresistas’, porque ya se sabe que para el capital ‘gato blanco o gato negro, da igual: lo importante es que cace ratones’, las contradicciones interimperialistas se agudizan, y la chispa que prenderá la llama de alguna nueva guerra regional o de la propia III Guerra Mundial puede surgir en cualquier momento. Esta situación no hace más que poner en primer plano que el socialismo-comunismo es una necesidad. A pesar de la situación de retroceso temporal, el hilo rojo de la historia no se ha roto: agarrémoslo con fuerza, aprendamos de los éxitos (y de los fallos) de quienes nos precedieron, y presentemos batalla. Recuperar el legado del pensamiento y la acción leninista es el mejor homenaje que hoy en día podemos hacer al gran revolucionario que fue el camarada Lenin.

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