No cuenten conmigo

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Algún día se verá esto y se harán películas del horror, se preguntará la gente cómo fue posible, cómo nadie —al menos nadie de los que podían haber cambiado algo—movió un dedo… Si usted ha seguido las noticias del genocidio, que no guerra, que Israel está llevando a cabo en Gaza en estos dos meses ya cumplidos desde aquel ataque terrorista que el estado sionista esgrime como justificación es muy probable que usted, o bien alguno de sus allegados, haya pronunciado una o más de estas frases. Yo también he pensado en ello y, ahora, con entre cinco y diez años de antelación, quiero dejar constancia de unas cuantas conductas y pantomimas en las que de antemano me niego a participar. Por ello las dejo por escrito en este artículo:

En primer lugar, que nadie cuente conmigo a una década vista para guardar hipócritas minutos de silencio en ninguna ciudad de Europa. Y eso que probablemente muchos ciudadanos anónimos seríamos quienes podríamos lamentar y estremecernos por las miles de víctimas que se están produciendo. Creo que entienden a lo que me refiero. Los que ahora hemos ido a manifestaciones, escrito contra el exterminio, dejado constancia del mismo en la medida de nuestras posibilidades, hemos hecho lo que estaba en nuestra mano —que era muy poco— para evitarlo . Los que realmente tenían el poder, gobiernos como el francés, el alemán o el británico, han llegado a prohibir esas manifestaciones. Han repetido como loritos la frase fetiche «Israel tiene derecho a defenderse» —a la que más adelante dedicaré unas palabras— e incluso nuestro gobierno, que parece haber sido más audaz que otros al suplicar a Netanyahu que, por favor, cumpliera con el derecho internacional —¡menuda exigencia!—, fue incapaz de expulsar a la embajadora del país hebreo, permitiendo que encima el genocida de Tel Aviv se haga el digno y el ofendido retirándola él.

Que nadie cuente conmigo para levantar monumentos a las víctimas, algo que cualquier madrileño percibirá en seguida que es una conducta previsible en Almeida, Ayuso, o en quien dentro de 10 años represente al Partido Popular en nuestra Comunidad y Ayuntamiento. Hartos estamos en la capital de albergar con cualquier excusa banderas de grandes dimensiones, meninas esperpénticas y monumentos en memoria de los afectados por cualquier tragedia, como esa grotesca llama que desde la pandemia de Covid tenemos enfrente del ayuntamiento —bueno, cuando se acuerdan de cuidarla, porque ha estado apagada por diversos motivos bastantes meses— o el horrible fantasma volante sobre una enorme masa de mierda que cierto «artista» amigo del partido de la gaviota tenía hecho desde hacía años y encasquetó a Ayuso con la excusa de que era un recuerdo a las víctimas de la pandemia. Nunca he tenido el menor respeto por los adefesios que nos han ido colgando en la ciudad pero en esta ocasión es que, encima, ahora, cuando habría que posicionarse para detener la masacre, Almeida ha dado una medalla de honor de la ciudad a Israel —cediendo, por cierto, a peticiones de esa ultraderecha de la que lleva unos días intentando hacer como que discrepa—. Así pues el villano se niega a participar en sus intentos de lavar su conciencia.

—Que nadie cuente conmigo para hacer como que el mundo no sabía nada. Aquí he dejado ya unos cuantos artículos en los que doy fe de que todo aquel que tenga las capacidades cognitivas en buen estado está pudiendo ver lo que ocurre ahora mismo en la franja. Si se ha decidido repetir que «Israel tiene derecho a defenderse» incluso cuando se hace como que se le da un toque a Netanyahu —«Israel tiene derecho a defenderse dentro de los límites de las leyes internacionales» suele ser la fórmula en este caso—, tendrán que explicar quienes usan tal frase por qué han decidido justificar el exterminio de las 16000 víctimas que van según los últimos datos que le llegan al villano.

—Que nadie cuente conmigo para hacer como que la situación era muy compleja y que no había que caer en maniqueísmos. El ataque que esgrime como justificación el gobierno sionista llegó tras 75 años de ocupaciones y, en cualquier caso, ha producido muchas menos víctimas que la supuesta defensa israelí. Aquí volvemos a hablar de esa infame frase que ya he citado dos veces y que va a pasar a la lista de muletillas malditas de este villano junto a «pensar diferente» —eufemismo de racismo, machismo y toda conducta objetivamente censurable— , «gastos hormiga», «defender España», «inseguridad jurídica» —eufemismo para referirse a las pataletas de empresarios y capitalistas por tener que cumplir la misma legislación que el resto de los mortales pese a tener mucho dinero— y otras ridiculeces semejantes que repiten los papagayos del orden establecido de Occidente. Conviene hacer una pregunta que pocos se plantean en esta parte del mundo: nos lo espetan una y otra vez con machacona insistencia pero ¿tiene realmente Israel derecho a defenderse? Pues comprendo si, tal y como nos dan los informativos el parte del exterminio, esto que voy a decir les sorprende pero la respuestas es: NO, ISRAEL NO TIENE DERECHO A DEFENDERSE EN PALESTINA. Sí, sí, lo han leído bien. No lo dice el villano, este hecho ha sido discutido en el tribunal de La Haya y se llegó a la conclusión de que, como el ente sionista es claramente una potencia ocupante, no puede invocar tal derecho.

—Por último que nadie cuente conmigo para llorar lágrimas de cocodrilo con películas lacrimógenas sobre el drama de los palestinos y su exterminio. Puede incluso que se produzca algún film de calidad sobre este tema, pero el villano prevé que seguramente lo encargarán muchos de los lobbys y entidades que ahora, cuando hay que mover un dedo por los palestinos, están amparando su eliminación. Es posible que este villano vea alguna de ellas y que la juzgue bien desde el punto de vista cinematográfico, pero estaré muy pendiente de los discursos que se hagan sobre dicho hipotético film. Aunque también es posible, dada la costumbre de Occidente, que lo que se produzcan sean películas convirtiendo a los verdugos en víctimas que lo que retraten sea cómo sufrieron los soldados Israelíes y las tripulaciones de los buques norteamericanos que Biden ha enviado para apoyarles, como sucedió con Vietnam e Irak.

Creo haber dejado clara mi postura para la historia posterior de esta limpieza étnica. Tampoco olviden algo: por muy teocrático y despreciable que les parezca y que sea el régimen iraní, si finalmente alguien mueve un dedo contra Israel, lo más posible es que sean ellos. O la guerrilla de Hezbollah, igual de islamista y teocrática, pero a la que respetan hasta los cristianos maronitas del Líbano. Lo digo para acabar mi artículo, porque también veo que luego muchos se lamentarán de que en Oriente Medio y en el sur global en general los islamistas tengan mejor fama que las democracias occidentales. Acuérdense de esto cuando se pregunten cómo es posible.

Reunión de Pedro Sánchez y Alexander de Croo, el primer ministro belga, con el gobierno israelí que, al final, llevó a la retirada de los embajadores del estado sionista en ambos países europeos.

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