Perdón por molestar

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Como nueva responsable de la sección de Feminismo de este cada vez más importante medio de información en tiempos de desinformación, quería hacer dos cosas esenciales.

La primera, agradecer a Marian el grandísimo trabajo que ha realizado en este tiempo, porque no se puede hacer mejor. Eso es militancia feminista con mayúsculas, y las demás, aprendizas. 

La segunda, y visto lo visto, es empezar esta nueva andadura pidiendo perdón por el feminismo. Parece indudable, tanto si te mueves en las redes sociales como si pones la oreja en el bar, que el feminismo es la causa de todos los males del mundo, que en cada catástrofe o genocidio las feministas estamos distraídas haciéndonos las uñas, silbando mientras todo se hunde a nuestro alrededor e incordiando a los pobres hombres que desde sus sofás o la barra están luchando tanto por arreglarlo.

Según la UNODC (United Nations Office for Drugs and Crime) cada año son asesinadas 47.000 mujeres en el mundo por sus parejas o familiares. Sumad a eso las miles de mujeres asesinadas solo por serlo y por desconocidos. Sumad a eso los millones de mujeres prostituidas, las violadas, las maltratadas. Sumad a eso los cientos de miles de niñas “casadas”, violadas y traficadas. Sumad las infibulaciones, la negación del acceso a la educación, la responsabilidad total del cuidado de toda la familia, los trabajos más precarios y peor pagados… Dudo que tengáis una calculadora que aguante semejantes cifras mientras la mayor parte de la humanidad es indiferente a ellas. 

¿De verdad os habíais creído que iba a pedir perdón por luchar por la mitad de la humanidad que sufre todo esto? ¿De verdad pensáis que nos vamos a quedar calladas en algún momento? 

Ni perdón ni explicaciones más allá de la demoledora realidad de un lento pero constante ginecocidio al que pareciera que nos hemos acostumbrado, porque las mujeres hace ya más de diez mil años que en ese inconsciente colectivo del patriarcado somos, si llegamos a humanas, humanas de segunda.

Aunque no lo creáis, las feministas somos perfectamente capaces de diferenciar entre lo urgente y lo importante, y entender que hay muchos temas que son ambas cosas. Lo que no parece que se entienda es que “lo nuestro” sea ninguna de ambas después de cien siglos.

Aquí seguiremos, por las que nos precedieron y las que vendrán, y como dijo la muy a su pesar “famosa” y yo digo ENORME Yesenia Zamudio:

“La que quiera romper ¡que rompa!, la que quiera quemar ¡que queme! Y la que no ¡que no nos estorbe!” 

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