It´s not hate to speak the truth

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Por Zuriñe Ojeda

Imaginad una película de Berlanga en la que el presidente de un país saliera en los medios a dar este discurso:

“Queridos compatriotas, hemos decidido que en las universidades y colegios deje de estudiarse que la tierra es plana. La tierra, como los demás planetas, es redonda y gira sobre su eje y alrededor del sol y no a la inversa”.

E imaginad que los medios de comunicación y las redes sociales se llenaran de comentarios de terraplanistas calificando esta alocución de discurso de odio, de querer expulsar a los terraplanistas del sistema educativo y que con ello el gobierno se inclina irremediablemente hacia una derecha radical. 

Pues es lo que está pasando con las últimas declaraciones del primer ministro británico Rishi Sunak, que se ha limitado a constatar la realidad científica de que las mujeres son mujeres y los hombres son hombres, y que no se puede cambiar de sexo a voluntad (ni a voluntad ni de ninguna manera, pero en fin). Después de años de lucha de miles de mujeres anónimas y de otras miles que han puesto nombre y cara para que se la partieran, como Magdalen Berns (descanse en paz), Maya Forstater y J. K. Rowling, se empieza a recular en el delirio colectivo y a decir alto y claro que el emperador va desnudo.

Después de empezar a hacer frente a miles de demandas millonarias por empujar a menores a transicionar quirúrgica y hormonalmente con consecuencias irreversibles para su salud. 

Después de hacer frente a estadísticas imposibles en las que los delitos cometidos por mujeres habían aumentado un 4.000%.

Y, como siempre, hay una gota que colma el vaso, después de la lucha de una mujer por denunciar que había sido violada en la sala de postoperatorio de un hospital escocés. Más de un año tuvo que insistir en denunciar y demostrar esa mujer que efectivamente había sido violada mientras desde el hospital se le aseguraba que eso era imposible porque esa sala era solo para mujeres y solo la atendía profesional sanitario femenino. Hasta que se supo la verdad, que una de las mujeres que trabajaba allí era un hombre que se identificaba como mujer y que, efectivamente, la había violado.

Las mujeres no pedimos ciertos espacios segregados por sexo porque odiemos a los hombres, sino porque los hombres nos odian, lo que es muy diferente. Si no hubiera hombres (notallmen pero muchos) que aprovecharan la mínima oportunidad para agredirnos, no serían necesarios. Y de ahí baños, vestuarios, habitaciones y recintos hospitalarios, cárceles, etc. En Reino Unido ya han comprobado que el 88% de las agresiones sexuales a mujeres y niñas en baños y vestuarios públicos tienen lugar en los llamados unisex o no segregados por sexo.

Pero en España siempre vamos con retraso y además tarde. Somos inasequibles al desaliento y a la realidad que van constatando países como Reino Unido, Suecia o Dinamarca, que nos llevan muchos años de ventaja en estas lides de la posmodernidad. En España seguimos viendo al emperador con un glorioso traje lleno de purpurina (ecológica, eso sí) y brilli brilli, y además gritamos que es emperatriz, que por algo lleva vestido. No vamos a ser menos, nuestro gobierno más progresista de la historia quiere su propia generación mutilada, castrada y medicada de por vida, y a sus mujeres sometidas a la dictadura de los hombres con peluca o sin ella que son mujeres por sus gónadas morenas. 

Y dentro de un tiempo (espero que corto), un presidente o presidenta español tendrá que salir en los medios a decir que dos más dos son cuatro y que el agua moja, mientras las feministas recogemos los pedazos y recomponemos a una generación masacrada por una secta destructiva que ha sido apoyada por casi todos los partidos políticos de este país. 

@zurinelakona

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