El tránsito del cielo. Mi pequeño diario: pulsiones de violencia y de muerte

Esta misma tarde, de forma azarosa, me fijé en un poema de Alejandra Pizarnik al llamarme la atención su estilo draconiano y de despedida final. Acto seguido, recurrí a la lectura de una breve reseña biográfica de la mencionada poeta, y aún sabiendo que ella se había suicidado no pude contener mi asombro y envidia ante su valor para romper la cadena de dolor. Ella fue capaz de ingerir cincuenta comprimidos de secobarbital y marcharse mansamente hacia el ciego páramo de la no vida.

Siempre que intento hablar con Alejandra o con mamá me salen con las mismas:

-los muertos no deseamos hablar con vosotros, la sima abierta es tan grande para poder evitar cualquiera de vuestras impurezas. Los muertos no deseamos hablar con vosotros, no necesitamos vuestra salvación.

Hay tantos momentos en los que me he formulado la misma pregunta, por qué no soy capaz de acabar con mi dolor, de rasgar de una vez el tormento, el sufrimiento crónico. Estoy tan cansado.

Sigmund Freud acertó, halló la clave de la verdadera condición humana, delo que veríamos si no empañáramos o trucáramos el espejo en el que nos miramos. El hombre y la mujer tienen dos pulsiones fundamentales, la violencia y la muerte, por eso mismo vivimos insertos en un sistema violento y de muerte, cuyas patas de araña son los diferentes partidos políticos, antros mafiosos y de corrupción repugnantes.

Todos los ámbitos de la vida están preñados, corrompidos, comercializados, devastados, amenizados y condicionados por esta misma mierda, por esta bazofia a la que llaman instituciones, economía, sistema, estructura, disciplina laboral, ordenamiento de la vida y muchas patrañas más.

¿Qué es lo que me retiene en esta puta mierda de sociedad?, ¿por qué no soy capaz de terminar?,» is question»

El bueno de Albert Camus nos lo advirtió, lo que toda filosofía debería dirimir es si vivir como vivimos es digno y nos merece la pena.

Sólo hay dos pulsiones, la violencia y la muerte, el resto son cuentos para crédulos e ingenuos. Toda la vida, todas nuestras vidas giran en torno a eso. Aquí está la causa por la que Sigmund Freud ha padecido una segunda muerte, la social, la científica y la histórica, ya que a los serviciales encargados y mamelucos de esta perversa forma de existencia les molestaban enormemente las lapidarias, pero acertadas conclusiones del médico vienés,que removieron las bases y las mentiras sobre las que asentamos nuestras vidas.

Mi querida Pizarnik dejó escritas estas enigmáticas palabras:

Nada existe sin un fin. Por lo tanto, mi existencia tiene un fin. ¿Qué fin? Lo ignoro.

Una vez que me he dado cuenta de la infamia de todo lo que me rodea, me pregunto:

¿dónde está mi milagro?

Definición de la Rae: Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.

¡Qué semántico me estoy poniendo!.

A la gente la torturan y la gasean en las aulas y en los centros de trabajo, convertidos en prisiones al estilo mlitar prusiano. Pero luego te dicen:

-es que era tu deber

En fin…. no tengo por más que reírme.

1 COMENTARIO

  1. Amigo José Miguel,

    Aprovechando tu poliantea que al parecer admiras como hombre culto, te diré algo:
    Al cruzar el río Leteo uno de los ríos del Hades , beber de sus aguas provocaba un olvido completo.

    En tu transido existir denoto una y otra vez como bien dice su significado dolor, pena, cansancio existencial y / o necesidad de algo.
    Pues bien paso a decirte el qué. Encontrar el propósito de la vida, de tu vida, su sentido.
    El propósito de la vida es evolucionar hasta encontrar nuestra dimensión plenamente humana.
    El destino, el sentido de la vida no es lo que nos gusta sino lo que nos toca aprender y hacer, en sentido délfico, para luego poder aportar algo al mundo.

    El auténtico propósito es cuando uno conecta con lo espiritual, recuerda, y por tanto comprende.

    En este gran teatro del mundo la obra que estamos viviendo es una gran tragedia, al identificarnos con el personaje estamos en un mundo sin sentido.
    Hemos perdido la conexión con el firmamento, con su creador, somos polvo de estrellas y tenemos que volver al bajar el telón.

    Al igual que tu soy un inadaptado, afortunada-mente.
    Vamos por el buen camino, pues como nos dejó dicho Jiddu Krishnamurti:
    «No es saludable estar adaptado a una sociedad enferma»

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