La polémica negociación de los ERE de la empresa Teleperformance finalmente se ha cerrado con un principio de acuerdo que reduce de 310 a 299 (11 puestos) los despidos planteados de partida por la compañía de teleservicios. Los sindicatos CCOO y UGT firmaron el documento de acuerdo en el que transigen en que «concurren las causas del despido colectivo de carácter productivas y organizativas constatadas durante el periodo de negociación». Del mismo modo, USO en Sevilla, que hasta último momento se había mantenido firme en no aceptar si existían despidos forzosos, cedía también y añadía su rúbrica.
El acuerdo señala que entre los despidos hay 187 «voluntarios» y que «se han llevado a cabo todas las reubicaciones posibles, no existiendo más margen para reubicar trabajadores y reducir el número de afectados por el despido colectivo».
Por su parte, el otro sindicato presente en las negociaciones, CGT, se desmarca de este consentimiento pues considera que es claramente un ERE injustificado, circunstancia que fue recalcada en todas las reuniones y no fue contestada por los representantes de la empresa, que incluso presentó en su documentación informes periciales de dudosa fiabilidad pues se encontraron en ellos discrepancias importantes, que afectaban a la supuesta causa del ERE y que era la disminución de la carga de trabajo, cuestión que quedó así sin aclarar.
Además, la buena situación de la empresa aumenta las sospechas de ser un expediente absolutamente arbitrario, teniendo constancia de que la compañía se encamina a la ampliación con la compra de otra empresa del sector, como conocían los sindicatos presentes.
De esta forma, varios centenares de trabajadores se van a la calle con un despido por debajo de improcedente y con la desagradable sensación de haberse acometido un expediente sin causas y con la libre potestad empresarial de disponer a su antojo de sus puestos.
De «teatro» se califica por parte de CGT la actuación de UGT, CCOO y USO. Aseguran desde la Confederación que se sienten desolados al comprobar que desde otras posiciones de clase se acceda a admitir el despido de casi 300 trabajadores sin causas, en lo que entienden es un nuevo ejemplo de conformismo ante la arbitrariedad de una gran compañía en desmantelar puestos de trabajo y la destrucción del empleo, sin que estas grandes empresas tengan ya ni siquiera que demostrar algún motivo para fingir que no se trata de una simple maniobra para recortar gastos en personal y aumentar aún más la explotación de los trabajadores.
