León Felipe: el poeta prometeico

Lo primero que debemos averiguar es quien era Prometeo. Como ustedes pueden intuir, Prometeo forma parte de ese coro de personajes, dioses y semi dioses de la mitología griega qué siempre figurarán como paradigmas y arquetipos de las pasiones y aspiraciones humanas. Prometeo es el titán amigo de los mortales, el que se atreve a robarle a los dioses el preciado fuego y donárselo a los hombres para su uso y disfrute,siendo castigado en consecuencia por Zeus.

Por este motivo, a Prometeo se le considera el titán protector de la civilización humana.

León Felipe es un poeta prometeico porque confiere a su poesía un valor salvífico, porque es fecundador de yermos, abrasador de ignonimias e injusticias, creador por doquier de cristos atados a columnas, ¿y no somos los hombres, en esencia, cristos atados a una columna, torturados, vilipendiados, golpeados, alienados, amordazados…?

«He dormido en el estiércol de las cuadras, en los bancos municipales, he recostado mi cabeza en la soga de los mendigos y me ha dado limosna-Dios se lo pague-una prostituta callejera».

León Felipe, poeta y hombre mayestático, era un verbalizador de profecías, un hacedor de plegarias dirigidas al centro mismo de la angustia del hombre, un ser perplejo y extraviado donde los haya. Para León Felipe, la poesía es una fuerza que lo conmueve todo por igual-lo que viene en el viento y lo que está en mis entrañas-, este fuego que lo enciende, que lo funde, que lo organiza todo en una arquitectura luminosa, en un guiño flamígero, bajo las estrellas impasibles.

Y para quien no crea en las profecías, ni en las plegarias, ni en la poesía, ni en los hombres, ni en cristos redentores, ni en apocalípticas miradas; he aquí este poema de León Felipe, el poeta prometeico, el titán que cometió la osadía de pretender salvar la civilización humana negro sobre blanco, desde el más allá de la Mesoamérica, lugar de destierro y muerte para él y para tantos otros:

«Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre….. ha inventado todos los cuentos. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos…. y sé todos los cuentos».

En el devenir de nuestra vida, y conforme nos vamos haciendo mayores, los poetas sentimos cada vez más la sensación de irrealidad y eso nos conduce a la obsesión de tratar de convertirnos en mistagogos, en reveladores de alguna verdad oculta. Posiblemente, sólo posiblemente, es que León Felipe muriera con esta zozobra enganchada al alma.

León Felipe (Felipe Camino Galicia de la Rosa 11/04/1884 Tábara, España 18/09/1968 Ciudad de México).

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