El “porno” entretiene, el “porno” te enseña…

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Por Karina Castelao

No es lo mismo algo didáctico que algo pedagógico. Un contenido didáctico es el que se limita a transmitirse en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Pero un contenido pedagógico, además de ser didáctico, ha de tener un aporte beneficioso para la infancia en particular y, por extensión, para la sociedad en general.

Uno de aquellos famosos videos que circulaban en internet hace unos años sobre terroristas del ISIS explicando como decapitar con efectividad a un ser humano solo con un cuchillo, puede ser tremendamente didáctico pero, desde luego, nada pedagógico. Pues con la pornografía ocurre lo mismo: es muy didáctica, en este caso por aprendizaje vicario, pero no es pedagógica por mucho que haya periodistas “feministas” o algún que otro psicólogo que así lo defiendan.

Sobre el uso y disfrute de la pornografía y su presumible carácter didáctico podríamos decir, grosso modo:

Primero. Que la pornografía no es ficción. Cuando a una de las mal llamadas actrices porno la penetran doblemente, la abofetean, la asfixian o le escupen, no es una simulación. Realmente la están penetrando, abofeteando, asfixiando o escupiendo. No es CGI, es real. Por eso, las mujeres usadas en las películas y videos porno no son actrices porque no actúan, sufren y padecen violencia machista.

Segundo. Que lo único falso que hay en el porno es que esas prácticas les produzcan placer a las actrices que participan en dichas películas. Simular placer valida la creencia de que a las mujeres nos gusta «lo que se nos hace» en ellas, lo normaliza.

Normalizar una situación es darle carácter de aceptable cuando con anterioridad nunca lo había tenido. Por eso el porno normaliza actos que no tienen porqué ser aceptables para las mujeres, pero que sin embargo el porno hace que lo sean. El porno normaliza que a las mujeres nos produce placer:

– Ser inmovilizadas o sujetadas

– Tener sexo grupal

– Ser lastimadas y sufrir dolor o heridas

– Practicar sexo oral violento (penetrar oralmente) pero no recibirlo

– Tener sexo con desconocidos

– Practicar sexo anal con penetración

– Ser penetradas por todos los orificios del cuerpo simultáneamente

– Ser asfixiadas

– Tener arcadas en las felaciones

– Ser abofeteadas, escupidas o azotadas,

y un montón de prácticas más que no voy a mencionar porque no quiero caer en lo gore y escatológico.

Todas estas prácticas normalizadas son las que hacen creer a jueces, abogados y fiscales que hay que cuestionar nuestro consentimiento por mucha ley de “solo sí es sí” que se apruebe: porque se ha extendido la creencia de que es normal que a las mujeres nos gusten esas pácticas sexuales.

Mientras que exista el porno, ninguna mujer estará a salvo de ser violada y luego cuestionada no vaya a ser que eso de introducirle penes por todos los orificios de su cuerpo a la vez sea lo más del placer femenino y lo estemos pasando por alto, y que el motivo de la denuncia sea el resentimiento (como aduce el abogado de Dani Alves, por ejemplo).

Tercero. Que el llamado eufemísticamente «cine para adultos» también normaliza la cosificación de las mujeres como objeto pasivo, no sintiente. De esa forma se asienta en el imaginario colectivo la idea de que la mujer es menos ser humano que el hombre, de que su placer sexual le es ajeno y dependiente en exclusiva de el del varón.

Cuarto. Que los consumidores de porno se excitan con las practicas violentas y deshumanizadoras que se les realizan a las mujeres. Por lo tanto, su umbral de excitación sexual sube a medida que las prácticas son cada vez más extremas.

Quinto. Que la edad media de iniciación al porno baja cada vez más, llegando actualmente a los 8 años de edad. Es decir, los niños empiezan a consumir porno cuando aún no les han caido todos los dientes. Es de entender que si ven como ciertas esas prácticas violentas, asimilen el sexo a ellas. Como dice el Dr. Foubert, “esto a la larga enseña a las generaciones de niños y adolescentes que el sexo y la violencia están interconectados”.

Cuando las feministas decimos que la pornografía es la escuela de la violación, no lo decimos por decir. Lo decimos porque hay estudios que lo demuestran.

El Dr. John Foubert, profesor universitario experto en prevención de la violencia sexual en niños y adolescentes y autor de 7 libros sobre el tema, explica que, en un reciente estudio de la Universidad de Arkansas sobre el uso y abuso de la pornografía, ésta enseña a las personas que la consumen, sobre todo a edades tempranas, que se supone que hay que ser violentos cuando se tiene intimidad con alguien. https://fightthenewdrug.org/john-foubert-phd-truth-about-porn-video/

Este estudio demuestra que el 80% de las escenas de las mal llamadas películas para adultos incluyen violencia de una persona hacia la otra, generalmente del hombre contra la mujer (aunque tambien pueda darse entre hombre y hombre o entre mujer y mujer), pero que lo más destacable del estudio es que cuando alguien golpea a otra persona en el porno, el 95% de las veces la respuesta fisiológica del espectador es placentera o directamente no hay respuesta.

Los escáneres cerebrales tambien son muy reveladores para ver qué partes del cerebro se activa cuando los hombres miran porno, y, curiosamente, es la parte del cerebro que se relaciona con la percepción de los objetos, no de las pesonas.

Así que no podemos esperar a introducir en los currículos escolares la educación sexoafectiva para implantar en los niños la idea de unas prácticas sexuales sanas. El porno hay que limitarlo ya.

Luego acuden a urgencias chicas con desgarros anales y vaginales o acaban con una bolsa de colostomía de por vida porque el novio ha visto demasiado porno.

Porque esto ya ocurre en la actualidad. Se han reportado casos en Australia de jóvenes que copiando sexo anal de la pornografía están mandando cada vez más chicas al hospital con lesiones que requieren en algunos casos, cirugías. Uno de los casos más dramáticos es el de una adolescente de 16 años quien aceptó sexo anal en grupo (algo “normal”, según la pornografía) y terminó con lesiones tan graves que tendrá que usar una bolsa de colostomía por el resto de su vida. Según testimonios de médicos australianos “Hemos visto más y más fisuras anales. Las vemos más en mujeres causadas por hombres teniendo sexo anal”. Los casos no se registran (a nadie le interesan esas estadísticas) y por eso “no estamos viendo la gravedad de la situación”. https://www.abc.net.au/news/2019-01-16/australias-porn-problem/10668940 

También en Reino Unido hay cada día mayor cantidad de casos con graves lesiones por prácticas porno. En las consultas médicas y hospitales también han notado cada vez más niñas adolescentes con anos rotos y heridas internas. “Es mucho peor de lo que la gente sospecha”.
https://www.telegraph.co.uk/women/mother-tongue/11554595/Pornography-has-changed-the-landscape-of-adolescence-beyond-all-recognition.html

Pero lo mismo ocurre en la pornografía. Para realizar escenas de penetraciones múltiples, las actrices han de “prepararse” a conciencia y aún así a veces tienen que ir al hospital porque las heridas son inevitables. Una de estas actrices de cine para adultos relataba en una entrevista que el actor con el que rodaba una escena decidió de pronto ponerse “brutal”. “Sangré por todos lados… No pude terminar la escena”. La gente “ve el pene entrar. No me ven en la cama durante media hora metiéndome agua en el ano para estirarlo”, dijo la actriz. Prepararse incluye dieta, herramientas para dilatar y práctica progresiva. Pero a las adolescentes víctimas del “aprendizaje del porno” se las presiona para hacerlo normalmente, sin tener en cuenta que el anal es una “especialización” en el porno y que muchas actrices no aceptan hacerlo, o lo detestan pero es el único trabajo que les ofrecen y rechazan hacerlo en su vida real. https://www.vice.com/en/article/8qwkmg/how-to-do-anal-like-a-porn-starEn

De hecho, actrices porno premiadas por la industria, como Adriana Chechik han contado en una entrevista cómo las prácticas pornográficas le han afectado causándole horribles lesiones óseas debido a la intensidad de las escenas que filman. «Tengo un nervio pinzado, varias partes de mi columna están fuera de su lugar natural, el disco está complicado y mi tronco encefálico quedó corrido», como consecuencia del constante impacto que le genera el movimiento que tiene el sexo oral en una película. https://www.clarin.com/internacional/espectaculos/estrella-porno-revelo-horribles-lesiones-sufre-intensidad-escenas-filma_0_exDtKHmtm.html

Sin embargo, en lugar de tratar todos estos temas tan serios que provoca la emulación de los actos pornográficas en jóvenes y adolescentes, revistas «femeninas» como SELF publican artículos más interesados en el placer de los hombres y cómo evitar que la materia fecal los afecte que con los riesgos y placer de las mujeres https://www.self.com/story/anal-sex-questions

Así que sí, el porno enseña.

Enseña a tratar a las mujeres como mero objeto de placer masculino. Enseña a negar la sexualidad femenina. Enseña a normalizar prácticas sexuales violentas y dañinas para las mujeres.. Enseña a cuestionar el consentimiento. Enseña a relacionar intrínsecamente la violencia con el placer sexual femenino. Enseña a violar en manada… Y cuanto menor y receptivo es el alumno, más rápido y eficiente es el aprendizaje.

Sobre este último aprendizaje, el de las violaciones grupales cabría decir, como bien señala Mónica Alario, que es una páctica relativamente novedosa y cuyo incremento ha coincidido casualmente con la popularización de las web porno hasta niveles casi de universalización, corroborado por el hecho de que la mayor búsqueda realizada por los usuarios de PornHub sea una violación grupal, con cientos de millones de búsquedas, duplicando a la segunda. Para prueba, esta misma semana una turista de 18 años ha sido violada grupalmente por cinco individuos en Mallorca.

En resumen, y citando a la psicóloga Laura Vázquez Riveiro, profesora universitaria en la Universidad de Santiago de Compostela, a falta de una buena educación sexual, la pornografía se convierte en la escuela del sexo para los menores. Y el resultado de estas enseñanzas no es otro que el fomento de la cultura de la violación. El porno es la teoría y la violación es la práctica.

@Karinacastelao

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