Por Pilar Aguilar Carrasco
La misoginia provoca enorme dolor, humillación, violencia, abuso y desigualdad para las mujeres.
Ahora bien, tiene otros efectos que, si bien no son tan graves y lesivos, resultan sorprendentes.
Así, no deja de pasmarme lo naturalizado y asumido que muchos hombres tienen el androcentrismo y la superioridad masculina…
Por ejemplo, en su entrevista a Onda Cero, el Presidente del Gobierno, muy paternalista él, se permite aconsejar a “las chicas” que dejemos de tirarnos del moño. Viene a decirnos: “Parad ya, reconciliaos, daos un besito”. Lo que, además, significa que no sabe qué es el feminismo. Así es que piensa: “Cosas de mujeres. Cosas que, por supuesto, se deben mirar con simpatía y condescendencia. Aunque, si se desmelenan, hay que poner paz”.
No, no sabe lo que es el feminismo (ni le importa). Si lo supiera (o al menos lo vislumbrara) sabría que el feminismo es un extraordinario y completo análisis político, filosófico, histórico, económico de la realidad social y que, de todo ese saber, el feminismo deduce las medidas que son necesarias para cambiar positivamente la realidad.
Sabría que las “feministas” (lo pongo entre comillas porque para él cualquiera que se autoproclame tal, lo es), no nos cabreamos por tonterías, ni porque nos caemos mal…Este señor no sabe ni sospecha que quien no aprueba o se opone a las propuestas tendentes a mejorar la vida de las mujeres, NO es feminista. Así de claro. De modo, que no “andamos a la greña” porque estamos nerviosas ni porque tenemos el periodo o la menopausia ni porque el novio nos ha dejado, o vete tú a saber… pues a las mujeres no hay quien nos entienda… Hasta Freud lo dijo.
No cae este señor en el “pequeño detalle” de que, si mujer es quien se sienta tal, y hombre quien como tal se autoperciba, pues ya me diréis para qué luchar. Por ejemplo: ¿No te gusta que te paguen menos ni que te puedan violar? ¿no quieres cargar con el trabajo doméstico y el cuidado? Pues nada, declárate hombre y solucionado.
O sea, si ser mujer (con el enorme corsé que conlleva) no se constata al nacer, sino que atribuye. Y, luego, tal atribución puede cambiarse a voluntad ¿de qué nos quejamos?
Y cierto, Javier Sanz, Alex, Elisabeth Duval, Samantha Hudson, Elsa Ruíz, Antonelli, Marina Echebarría, Emma Colao y un largo etcétera de hombres no se quejan pues ¿qué pierden por sentirse mujeres? Absolutamente nada. Ganan y mucho: espacios, fama, puestos políticos… Ganan competiciones deportivas, ganan la posibilidad de ser los gallos del corral en las cárceles de mujeres… Ganan poder meterse en baños y vestuarios femeninos si el morbo les da por ahí.
¿Qué gana una chica si se declara hombre? Esta es la pregunta del millón ¿qué gana? Y la respuesta es tan evidente que ni me molesto en explicarla.
De modo que quien ha impuesto por ley que esto ocurra así, quien ha puesto toda su maquinaria de poder y dinero al servicio de tal agresión contra los derechos de las mujeres, no es feminista. Y no, no podemos darnos un besito y “Aquí no ha pasado nada”.
Porque las feministas (esta vez sin comillas) lo tenemos claro: quien legisle que ser mujer es un sentimiento y sancione duramente la disidencia, está minando de raíz cualquier posibilidad de cambiar el orden (o, mejor dicho, el desorden) patriarcal.
Pero, además, este señor tiene tal descaro que se permite asegurar: “Ha habido avances en materia de igualdad y de lucha contra la violencia de género” y se permite asegurarlo, así, en abstracto ¿por qué no detalla esos avances? ¿Qué han hecho específicamente? ¿En qué se ha avanzado? Solo concreta cuando habla de la subida del salario mínimo interprofesional, la reforma laboral o la revalorización de las pensiones. O sea, medidas que, en efecto, han mejorado algunos aspectos económicos de la población en general, pero ¿qué pretende este señor? ¿que le estemos agradecidas por no haber excluido a las mujeres?
Alucinante.
Y respecto a sus “diferencias” con Montero… ¡Que cinismo eso de: “Intenté convencerla, pero no hubo manera” Pero tío (sí, lo llamo tío, para no desmerecer de su chulería) que esa ley (y todas las demás) han sido aprobadas en el Consejo de Ministros y en las Cortes, donde tenéis mayoría…
Y luego ya, se pone a compadecer a los pobres hombres que se sienten “incómodos” … Pobres varoncitos heridos porque los miramos mal… y todo porque aún no hemos comprendido que el feminismo es un movimiento integrador…
De verdad, yo me quedo pasmada…
Y sí, conozco a feministas -feministas que lo son de verdad- que militan en el partido cuyo responsable máximo suelta estas cosas urbi et orbe. Me planteo cuántas tilas tendrán que tomarse…
Estupendo artículo. Un abrazo