Ana Hidalgo, Presidenta de Docentes Feministas por la Coeducación DOFEMCO.
El 30 de mayo en torno a una treintena de mujeres acudimos a la Sala 13 rosas de CCOO-Madrid para informarnos sobre la aplicación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo, que versa sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el entorno laboral. El acto, organizado con exquisita pulcritud por Feminicidio.net y Geoviolencia Sexual, contó con dos ponentes: Carolina Vidal López, Secretaria confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO y Cristina Antoñanzas Peñalva, Vicesecretaria General de UGT.
El profesorado funcionario bien sabe que los casos de acoso laboral y de mobbing son muy difíciles de ganar si te defiende un sindicato educativo. ¿Por qué? porque hay que sancionar a la propia Administración y eso, déjenme decirles, es (era) casi imposible. Les pondré un ejemplo: imaginen a un director de un instituto que de manera sistemática y prolongada en el tiempo es dictatorial, insulta, veja, acosa, deniega permisos laborales, modifica el horario laboral de su personal a voluntad o cualquier barbaridad que se le tercie. Por desgracia, esto ocurre más de lo que pudieran imaginar. Por mucho que su claustro se queje, coja bajas por ansiedad y depresión, pida traslados a otros centros, los propios delegados sindicales también se den de baja por acoso de este director, etc., el director no va a recibir más que una regañina y, como mucho, una patada “hacia arriba”. ¿Por qué? Porque hasta ahora sancionar al sancionador era una batalla perdida. Pero, además, porque los sindicatos educativos tienen que llevarse bien con la patronal ya que, además de ese instituto en concreto, llevan muchos otros así que no pueden ponerse muy cansinos con el tema … las relaciones con la administración se podrían enturbiar, ya saben.
El Convenio 190 de la OIT recoge la sanción al sancionador: un gran avance en los derechos laborales del funcionariado docente y no docente, razón por la cual me acerqué a la conferencia. Quería informarme mejor. También quería comprobar si, tal y como hace el propio Convenio, las ponentes borraban al sujeto jurídico que se pretende proteger: la mujer, puesto que la norma designa «violencia y acoso por razón de género» como “la violencia y el acoso que van dirigidos contra las personas por razón de su sexo o género, o que afectan de manera desproporcionada a personas de un sexo o género determinado” (p. 2). Mientras escucho a ambas representantes, anoto algunas ideas clave: desagregar datos por sexo, violencia contra las trabajadoras por razon de sexo, violencia sexual en el trabajo, formación en igualdad entre hombres y mujeres, etc. Salta a la vista la incongruencia de ambos sindicatos que ya habíamos denunciado en La Coeducación Secuestrada (2022): hablar de la violencia machista sistémica que sufre la mujer trabajadora pero sin definir qué es una mujer; sin embargo, la palabra género no se menciona ni una sola vez.
En el turno de palabra, me presento como portavoz de las docentes integrantes de DoFemCo y les hago cuatro preguntas: ¿cómo pueden sus sindicatos hablar de proteger a las mujeres pero a su vez no considerar violencia contra la mujer el hostigamiento que estamos recibiendo las docentes feministas críticas con la ideología Trans por defender que los datos deben estar desagregados por sexo y no por sexo sentido o género sentido, los baños separados por sexo, decir que solo existen dos sexos o que solo los hombres pueden ejercer violencia machista? En segundo lugar, ¿cómo pueden participar en la publicación de materiales educativos transgeneristas, véase El Mundo Raro de Mermel (CCOO), el comic Pau: Guía sobre diversidad afectivo-sexual para adolescentes (CCOO) o dinámicas Trans (UGT); que, como ustedes pueden comprobar en un solo clic, son materiales sexistas, misóginos, reaccionarios y, sobre todo, anticientíficos.
A continuación, les pido que definan qué es una “mujer”, pues el totum revolutum del sujeto a proteger en el Convenio conlleva, irremediablemente, a su desprotección. Por último, les pregunto si nos van a proteger cuando se nos denuncie por delito de odio, es decir, por transfobia por defender en nuestros centros educativos el mantenimiento de los baños separados por sexo; defensa basada en el claro aumento de la violencia sexual contra las alumnas en los baños mixtos. Aprovecho para dejarles aquí, por si fuera de su interés, la guía que hemos elaborado para las profesoras que, exponiéndose a ser denunciadas por su claustro, abanderan la defensa de los espacios seguros de sus alumnas.
No recibir respuestas a las tres primeras preguntas formuladas si bien es una falta de respeto no es ninguna novedad. Sí lo son las formas discursivas y el lenguaje corporal de la Sra. Vidal. Les dejo el video: juzguen ustedes. Solo destacaré una frase suya: “No vamos a tolerar que a ninguna mujer ni a ningún hombre de este país no se le preste ayuda y atención sindical por ser crítico o crítica con lo que sea”. Así daba respuesta a mi última pregunta y ahí radica el quid de la violencia institucional sindical: desde su constitución en julio de 2020, DoFemCo ha solicitado 38 reuniones con estos sindicatos, una por cada delegación territorial educativa. 38. Solo nos han recibido CCOO-Andalucía, CCOO-Baleares y UGT-Valencia. ¿Dónde están “la ayuda y la atención”?, ¿cómo tiene tal desfachatez?, ¿cree que vamos a recurrir a los sindicatos para que nos defiendan si ni siquiera nos reciben?
Muchas integrantes de DoFemCo están sindicadas. Muchas otras lo estaban pero han salido corriendo de sus sindicatos tras haber sido sistemáticamente ignoradas o incluso acusadas de transfobia por querer debatir sobre la entrada de las ideas transgeneristas en las aulas y el consiguiente atentado que éstas suponen contra los derechos constitucionales de la comunidad educativa. Les dejo aquí nuestro Comunicado del 1 de mayo de 2022 por si quieren informarse de qué derechos de las trabajadoras de la enseñanza se vulneran. Como hay docentes sindicalistas en CCOO y UGT expresando su preocupación dentro de la propia organización que forman parte de DoFemCo o son cercanas a nosotras, somos conocedoras de cómo se ha alentado en reuniones internas territoriales de ambos sindicatos a no reunirse con nosotras pese a nuestro requerimiento porque “solo están buscando su minuto de gloria y el sindicato no puede prestarse a eso”. Como lo leen: sindicatos de clase vetando reunirse con trabajadoras, muchas de ellas siendo sus propias afiliadas, porque somos “unas tránsfobas oportunistas”.
Aun con todo, aprovecho estas líneas para animarles a que se reúnan con nosotras. Comprobarán entonces que en esas reuniones que tanto desprecian, lo que buscamos es su compromiso con la defensa de los derechos laborales de las profesoras y el derecho de las alumnas a su seguridad e intimidad. ¿Cómo? Les solicitamos que no se pongan de perfil: el silencio solo favorece que lo trans se apodere del discurso sindical; que se manifiesten abiertamente y cuanto antes en contra las leyes y los protocolos trans porque atentan contra derechos constitucionales, tal y como ya se ha visto en otros países que están dando marcha atrás, como Reino Unido, Finlandia o Suecia, entre otros; y, por último, nos ofrecemos a participar en cuantas jornadas de reflexión internas o externas sean necesarias sobre cualquier asunto relacionado con la coeducación o el secuestro de ésta.
Por ir acabando, los sindicatos de clase deberían recordar que, en palabras de María José Urruzola: «la clave del triunfo feminista es la paciencia revolucionaria». Mientras esperamos pacientes, recuerden el hashtag #FeminismoNoVotaTraidores y reflexionen sobre este veto, supuestamente progre, impuesto a las mujeres, que aprovecho para recordarles -ya que no quisieron dar una definición- somos hembras adultas humanas. Y, además, trabajadoras y feministas.
