Silvia Carrasco, profesora de antropología social y presidenta de Feministes de Catalunya.
El descalabro de los principales traidores ha sido claro este 28 de mayo. El de los que ahora hacen ver que pasaban por allí, no tanto, pero han perdido municipios y comunidades autónomas. No es cierto el “tsunami del PP” pero sí que la abstención y el voto nulo se han multiplicado por tres y las mujeres, las feministas, hemos contribuido a ello.
¿No maquilla Pedro Sánchez su jugada electoral de convocar anticipadamente elecciones como un “ejercicio democrático de rendición de cuentas”? Pues ahí lo tiene. Meridiano.
Las mujeres, que siempre votaban masivamente al PSOE, y las mujeres que confiaban en la supuesta izquierda del PSOE para avanzar más en igualdad (y no leyeron bien los programas) han mostrado su indignación con un claro voto de castigo.
¿Para salvar al gobierno les ha parecido negociable menospreciar al 52% de la población y burlarse de ella? Oído cocina: que les voten sus progenitoras gestantes.
¿Nos van a intentar asustar con lo de “que viene la derecha, peor aún, la ultraderecha”, que nos hará retroceder en derechos? Lo harán si ganan las elecciones, pero les será difícil competir con haber borrado a las mujeres de las leyes que deberían protegernos.
Que vuelvan a hablarnos cuando sepan qué es una mujer, deroguen la ley trans estatal y modifiquen todos los artículos y protocolos trans del ordenamiento jurídico del Estado, y saquen la propaganda trans de las escuelas y los servicios de salud. Mañana mismo. Ya. Ni una sola cría más con las tetas amputadas y otros daños irreversibles de por vida.
Cuando protejan en serio nuestra libertad de opinión, expresión y manifestación, cuando vuelvan a la senda de igualdad que debemos liderar lógicamente nosotras, cuando condenen que nos insulten. Cuando saquen del cajón la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional que les entregamos en diciembre de 2020, y conviertan en delito la tercería locativa y abominen con hechos del inexistente derecho de violación de todo hombre a toda mujer a cambio de un billete. Y enseñen a sus hijos que esto no se hace contra otro ser humano, ni se excita nadie ni se vuelve más macho al ver las imágenes de esa maldad.
Cuando sepan dónde están los fondos del Pacto de Estado contra la violencia machista, que ya eran de por sí insuficientes antes de haber perdido 80 millones y desviado ni se sabe cuántos a sufragar consentimientos sexis y perreos queer. Cuando deroguen la instrucción de 2010 que permite inscribir a los bebés fabricados por explotación reproductiva de las mujeres pobres del mundo, cuando la persigan como crimen contra la Humanidad dentro y fuera de nuestras fronteras. Cuando asuman que los óvulos de las jóvenes españolas no son material reproductivo para otros a costa de su salud y actúen legal y moralmente en consecuencia. Cuando nuestras voces estén representadas en los medios de comunicación públicos que también estamos sufragando.
Cuando pongan todo lo anterior en su programa y lo firmen, so pena de acusación por la via penal en caso de incumplimiento, que será denunciado por las ciudadanas de este Estado en legítima defensa ante un gobierno que las agrede, entonces hablaremos.
Tenemos todos los frentes abiertos, entre los que niegan nuestra existencia, los que niegan nuestra opresión y los que mercadean con ella. Que viene a ser lo mismo, porque si no existes no puedes estar oprimida. Mira por dónde, qué bien le sale al patriarcado neoliberal la suma de unos y otros. ¿Tienen tiempo de rectificar? Será difícil engañarnos de nuevo.
