La visita de dirigentes a China

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En un plazo muy corto viajan a China cuatro dirigentes políticos Macron, Von der Leyen, Annalena Baerbock del lado europeo y Lula como miembro de los BRICS. Han visitado la República Popular China dentro de la contradicción existente entre la búsqueda de certezas marcados por la incertidumbre de conflicto armado de Ucrania y la situación inflacionaria mundial.

Cada uno de ellos ha recibido un tratamiento distinto, una lección de diplomacia de la cultura más milenaria del mundo, abarcando más de 5.000 años de historia.

Frente a la construcción de un orden internacional como programa formal de la política exterior de EEUU desde al menos la década de 1940, el llamado “orden internacional basado en reglas”, China ofrece en las relaciones internacionales, la comprensión y el aprecio mutuos como clave para que las naciones encuentren un terreno común y trabajen juntas hacia objetivos comunes.

Macron visitó China del 5 al 7 de abril con un séquito de unos 50 ejecutivos de empresas francesas, incluidos los directores de Airbus, la empresa eléctrica francesa EDF, Alstom SA y otras.

La aeronáutica renacionalizada en 2022, acaba de vender 160 aviones a una empresa china que supondrá prácticamente duplicar la capacidad de fabricación, durante los próximos 20 años, se prevé que el tráfico aéreo de China crezca un 5,3% anual, lo que provocará una demanda de 8.420 aviones de pasajeros hasta 2041.

Por su parte la eléctrica EDF y y el gigante nuclear chino, China General Nuclear Power Corporation (CGN), renovaron su acuerdo de asociación, suscrito en 2007. Así, las dos empresas continuarán su cooperación en el diseño, construcción y operación de centrales nucleares.

Además, rubricó un acuerdo de cooperación con la Corporación de Inversión en Energía de China (CEI) en el campo de la energía eólica marina.

 Xi Jinping acogió a Macron, («Emmanuel 1er roi autoproclamé«) en un recibimiento con escenario confuciano, recurrió al narcisismo del francés como un verdadero protagonista dentro de la UE, ambos tomaron el tren especial de alta velocidad para ir a Guangzhou y le dió alas a Macron para afirmar que Europa debería convertirse en una «tercera superpotencia» independiente alejada de las diferencias diplomáticas entre EEUU y China, y esbozó que Europa reduzca su dependencia de la «extraterritorialidad del dólar estadounidense».

Alicja Bachulska, del Centro Europeo de Política Exterior, expresó que “los círculos empresariales de estos dos países tienen un interés muy alto, realmente muy alto, en volver a hacer negocios. Y con Macron, esta delegación empresarial es definitivamente una señal a Pekín de que la cooperación económica sigue siendo una prioridad en la agenda de París». El resultado fue la Declaración Conjunta entre la República Francesa y la República Popular China publicada por los dos países el 5 de marzo, una sintonía de 51 puntos acordados por Beijing y París, con un énfasis especial en las «preocupaciones legítimas de seguridad de todas las partes».

La visita de Ursula von Leyen coincidió con la de Macron, pero la aptitud fue bien distinta. La semana anterior ante el Centro de Política Europea la jefa de la Comisión Europea pronunció un discurso bastante agresivo sobre China, habló de las amenazas que supone Pekín para el orden mundial actual y de la necesidad de que la UE sea independiente del país asiático, sobre todo, en las cadenas de suministro y en la provisión de recursos estratégicos: «Tenemos que reevaluar con seriedad nuestra relación con China, que es demasiado importante como para arriesgarla porque es un factor de nuestro futuro bienestar económico y de seguridad nacional» y afirmóal añadir que la relación de la UE con Pekín era cada vez más seria y complicada «debido al deliberado endurecimiento de la postura estratégica de China»

Trató de demostrar que Bruselas conserva cierta autonomía en su política exterior respecto a Estados Unidos y, por lo tanto, la UE no quiere una confrontación con China. Destacó que Pekín es un desafío sistémico para los valores «comunes» de Occidente e incluso una amenaza para la sostenibilidad económica de la UE. Las palabras de la presidenta de la Comisión Europea ya han sido refutadas por el embajador de China ante la UE, Fu Cong, señalando que en Europa están aumentando las tendencias proteccionistas y expresando su decepción por la retórica de la funcionaria europea. Fu Cong, comentó: «Ese discurso contenía muchas tergiversaciones e interpretaciones erróneas de las políticas y posiciones chinas»

Von Leyen parece olvidar como indica Global Times “Con un volumen comercial de 847.300 millones de dólares en 2022, la disociación de China y la UE solo servirá a los intereses de EE. UU

Dos visiones muy contradictorias para Pekín. Mientras Macron hablaba de la importancia de ampliar los lazos económicos, Von der Leyen enfatizaba la incompatibilidad de las políticas chinas con los «valores comunes» occidentales. La parte china, por supuesto, está interesada en cooperar con Europa, y ella misma ha instado repetidamente a Bruselas a centrarse en intereses pragmáticos y no en vagas construcciones ideológicas.

La tercera visitante europea fue la insignificante Ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, «la 360 grados»,  auténtica cuña del atlantismo en el horizonte europeo.

Tiberio Graziani presidente de Vision & Global Trends expresa que: «El punto de vista ideológico expresado por la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, durante su visita a China, en la línea del presidente de EEUU Joe Biden y el primer ministro británico Rishi Sunak contradice la práctica de vínculos económico-comerciales que mantiene Berlín con Pekín», en clara relación con la anterior visita del primer ministro alemán Olaf Scholz y el staff empresarial a Pekín.

Baerbock, durante su conferencia de prensa conjunta con su par chino Qin Gang, el viernes 14 de abril, confrontó uno de los principios básicos de la República Popular China, la indivisibilidad del territorio nacional chino, «Una China«, no solo dijo que un cambio de estatus de Taiwán provocaría un «escenario de terror» en el mundo, sino que sería inaceptable, añadiendo que se encontraba «preocupada» por la situación actual del Estrecho de Taiwán.

La respuesta contundente de Qin Gang no se hizo esperar: «Solo hay una China en el mundo y Taiwán es una parte inseparable de ella. El Gobierno chino y su pueblo están defendiendo la integridad territorial del país».

Macron sumó el pragmatismo y la diplomacia francesa junto con acuerdos económicos, pudo comprender la posición de China en el contexto de un «reequilibrio del orden mundial» e intentó abrir «el camino de la diplomacia concreta» durante su visita a Pekín, por contra Baerbock y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, «todavía repiten el mantra occidental de que China desestabiliza el Indo-Pacífico» fiel al guión bélico estadounidense de la pacificación asiática.

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