Guerra climática

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Transcurría el año 1962, el 27 de mayo el entonces vicepresidente de EEUU, Lyndon Johnson expresó ante la audiencia de la Southwest Texas State University «¡Quien controle al clima contralará el mundo!«.

Fue expuesto en 2022 un plan de cinco años para «intervenciones climáticas» que contempla la creación de tecnologías de control climático. Ha sido solicitado por el Congreso norteamericano a la OSTP, National Science and Technology Council (Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca según se puede consultar en la web oficial:

«El informe deberá incluir: la definición de metas en áreas relevantes de investigación científica; las capacidades requeridas para modelar, analizar, observar y monitorear la composición atmosférica; los impactos climáticos y balance de radiación de la Tierra; y la coordinación de la investigación y las inversiones federales para entregar esta evaluación para gestionar el riesgo climático a corto plazo y la investigación en la intervención climática»

El documento establece que el objetivo del programa es «… en coordinación con las agencias federales pertinentes, a desarrollar una evaluación científica de cinco años de intervenciones solares y climáticas rápidas en el contexto de los riesgos y peligros climáticos a corto plazo.». Así es como Estados Unidos quiere luchar contra el «dominio emergente de Rusia en la agricultura«. El Consejo Nacional de Inteligencia considera que se trata de un «problema de seguridad nacional como una amenaza geopolítica«.

El USGCRP, U.S. Global Change Research Program (Programa de Investigación de Cambio Global) formado por 13 entidades federales encargadas de las prioridades para la investigación del cambio global durante la próxima década 2022-2031, asistirá en su tarea a la OSTP.

Los expertos señalan que la agricultura es el sector más vulnerable de la economía estadounidense, especialmente afectado por el cambio climático. Debido al calor, la sequía y la degradación del suelo, la superficie de tierra cultivable se reduce cada año. Los rendimientos en los estados agrícolas tradicionales podrían caer en un 90% para 2040, y la región de cultivo de granos se trasladará a la frontera con Canadá.

Subyace la idea que EEUU se plantearía que recurrir a armas climáticas para combatir el creciente dominio de Rusia como potencia alimentaria, la Federación Rusa se beneficiará del calentamiento global. Los científicos han calculado que la zona de agricultura efectiva en Siberia se duplicará para 2080, en casi cinco millones de kilómetros cuadrados. Rusia se convertirá en el principal productor de trigo del mundo con el 20% del mercado.

Para contrarrestar la Casa Blanca tiene la intención de utilizar la geoingeniería solar. Los científicos están desarrollando varias tecnologías para reducir o desviar el flujo de calor solar que ingresa a la Tierra: espejos espaciales que reflejan las nubes marinas, protección contra aerosoles en la estratosfera.

Amparándose en que no existe una base legal internacional, con el plan de la Casa Blanca, aviones o globos estratosféricos arrojarían a la atmósfera superior decenas de millones de toneladas de partículas de dióxido de azufre (SO₂) que, al condensarse, formarían una capa que reflejará los rayos del sol. Se estima que esto creará un efecto similar al de la erupción de 1991 del Monte Pinatubo en Filipinas en el que alrededor de 15 millones de toneladas de dióxido de azufre entraron en la atmósfera y la temperatura global promedio cayó alrededor de un grado. No existe una base legal internacional para esta actividad.

El Consejo Nacional de Investigación de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU ha señalado repetidamente que las intervenciones de geoingeniería solo enmascaran temporalmente los signos de calentamiento y no resuelven la tarea clave de eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera.

En 2021, varios científicos ambientales destacados de universidades del Reino Unido, Alemania y Países Bajos publicaron una carta abierta a la ONU y a los gobiernos pidiendo la prohibición de la geoingeniería solar y los acuerdos internacionales que bloquean la financiación de tales proyectos.

«Los riesgos de la geoingeniería solar no se comprenden bien, los impactos variarán según la región y existen incertidumbres sobre los impactos en el clima, la agricultura y la provisión de alimentos básicos y necesidades de agua. La posibilidad especulativa de que la geoingeniería solar en el futuro corre el riesgo de convertirse en un poderoso argumento para los lobistas de la industria, los negadores del clima y algunos gobiernos. Sin un control global y democrático efectivo, la geopolítica de un posible despliegue unilateral de la geoingeniería solar sería aterradora e injusta» dice el documento.

A finales de 1945 el matemático estadunidense John von Neumann convocó a otros científicos destacados a una reunión en Princeton, donde acordaron que podría ser posible modificar el clima deliberadamente, en asociación con el Departamento de Defensa de EEUU en plena Guerra Fría y previó “formas de guerra climática aún no imaginadas”. Las cosechas soviéticas, por ejemplo, podrían arruinarse al crear una sequía. Algunos científicos sospechaban que, junto con la carrera con la URSS por armas nucleares cada vez más terribles, estaban entrando en una carrera igualmente fatídica para controlar el clima [1]

Volvamos a Lyndon B. Johnson, como senador expuso en una sesión conjunta de Congreso en 1957: «Desde el espacio uno podría controlar el clima de la Tierra, causar sequías e inundaciones, cambiar las mareas y elevar los niveles del mar, hacer que los climas templados sean fríos

El psicólogo social Harald Welzer en su libro «Klimakriege. Wofür im 21. Jahrhundert getötet wird» (Guerras climáticas: porqué mataremos y nos matarán en el siglo XXI) de 2008, describe el comportamiento social ante catástrofes sociales como la Guerra de Vietnam. Johnson ya como presidente, hizo realidad las fantasías al ordenar la lluvia en el sudeste asiático. Entre 1967 y 1972, él y el presidente Richard M. Nixon autorizaron al menos $ 3.6 millones anuales en la siembra secreta de nubes sobre Vietnam del Norte y del Sur, Laos y Camboya.

El Pentágono hizo pública por primera vez la utilización bélica de las técnicas de modificación del clima en 1974: hacía siete años que con esa tecnología concentraba nubes sobre Vietnam, Laos y Camboya para incrementar las lluvias en las zonas seleccionadas con el Proyecto Popeye llevada a cabo por el 54º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico, responsable de la siembra de nubes con yoduro de plata y yoduro de plomo entre 1967 y 1972 cuyo objetivo era prolongar la estación del monzón y bloquear rutas de suministro del enemigo a lo largo de la Pista Ho Chi Minh.

En 1976, la ONU llevó a cabo la Convención sobre la Prohibición de utilizar Técnicas de Modificación Ambiental con Fines Militares u otros Fines Hostiles (ENMOD), tratado que compromete a las más de 70 naciones que adhirieron, a no utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles. Dentro de ellas se incluyen a todas aquellas que «tienen por objeto alterar -mediante la manipulación deliberada de los procesos naturales- la dinámica, la composición o estructura de la Tierra, incluida su biótica, su litosfera, su hidrosfera y su atmósfera, o del espacio ultraterrestre.»

Esto condujo a la Asamblea General de las Naciones Unidas a aprobar en 1977 una convención que prohibía “el uso militar u hostil de técnicas de modificación ambiental que causan efectos graves, generalizados y duraderos”. Este principio fue incorporado en el proyecto de convención sobre el cambio climático de la ONU que se debatió en Río de Janeiro en 1992.


[1] von Neumann, John (1955). «Can We Survive Technology?» Fortune, June, pp. 106-108, 151-52. Reprinted in D. Sarnoff, ed., The Fabulous Future: America in 1980 (New York: Dutton, 1956), pp. 33-48.

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Juan López Páez
Juan López Páez. Madrileño. Biólogo, miembro del CEFMA (Centro de Estudios y Formación Marxista) e integrante del Comité de RRII del PC argentino. Colaborador de la Revista "Cuadernos Marxistas" en temas de ecología y marxismo, geopolítica y relaciones económicas China - UE.

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