¿Cómo se llaman esas cartillas que racionan el raciocinio?
—En verdad no sé cómo se llaman—
Puede que quizás
Puede tal vez
Puede que resulte ser posible
Que pensar envejezca tanto
Que para qué
Que qué más da
Que nos sea igual ya dejar de hacerlo
Como la mosca que se posa en la reja electrificada
Como el holgazán que desea dejar de desear para transformarse en árbol
O en cometa
O en satélite
—Qué más da—
Como el mortero que decide no fijarse al ladrillo
—Qué más da—
Como la luz que sucumbe a la intemperancia y se para
Quieta en un rincón
Antes de ser fusilada por los miopes de turno
—Qué más da—
Como el cielo plomizo
Lleno de plomo pero sumergido en los ojos
Que se niegan a llorar
Porque el llorar es el morir
—Qué más da—
Cartillas de raciocinio para los nuevos bebés
Vestidos de chocolate y limón
Con calzas en los ojos porque es preciso
Que los padres les preparen para una vida sin mirar
—Porque qué más da—
Como las luciérnagas que son detenidas a diario
Denunciadas por las compañías eléctricas
Y que pasan su vida entre rejas
Dando luz a los olvidados y a los ladrones de agua y aguarrás
—Qué más da—
Como los solsticios que se saben inconclusos porque nadie se ocupa ya de ellos
Y se pierden entre glosarios antiguos
Y se obstinan en seguir pasando aunque a nadie le importe ya
Hacia dónde se dirige el mundo
—Porque qué más da—
El pensamiento ha muerto
Viva el suprasentimiento
La vulnerabilidad del individuo solitario
El encumbramiento de la mediocridad
El desenfreno de lo grotesco
El desfile de la visceralidad
La emoción contenida de lo fútil
El humo negro de la inconsistencia de cada palabra dicha
Labios entornados
Babas cayendo al suelo
En una inefable irresponsabilidad vacía
Intereses creados para agradar al público
Que se muere de hastío y de aburrimiento
—Porque qué más da—
Todo es agravio
Todo es molestia
Todo es ofensa
Todo es insulto
Todo es injuria
Todo es afrenta
Todo es ultraje
Todo es perjuicio
Todo es un atropello
Desolación e ira
Fraude sobre fraude
Piel de plástico
Cerebro deforme
Porque la razón yace en el suelo
Pisoteada por delincuente
—A quién se le ocurre pensar
A quién se le antoja ese dislate
A quién se le dicta ese discurso caduco
Infinitesimal
Elucubrado
Repujado como entre dos tapas de cuero
Como luces para los párpados cerrados
Como sustancia epiléptica
Como estupefaciente
Como epidérmica—
Pensar
—A quién se le ocurre—
Yo ya tengo mi cartilla de raciocinio
Donde me permiten un pensamiento al día
Entre necesidad y necesidad
Para hacerme ver que soy un ser humano
Y que
A pesar de los pesares
Existo
Me manifiesto
Y escruto el universo
Para ver
Si un día de estos
Quemo mi cartilla de raciocinio
Y me pongo a pensar
Así
A lo loco
Pensar como solo lo hacen los que no tienen nada que perder
Y mucho que soñar
Aunque sea despierto
Envuelto en un pensamiento
Que a nadie se le había ocurrido antes:
DESPERTAR.