El Centro de Medios Sociales y Política de la Universidad de Nueva York ha revelado, en un estudio elaborado por el investigador Gregory Eady, que la supuesta influencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016 no tuvo ningún impacto relevante.
A pesar del sobredimensionamiento mediático que tuvo la noticia, en la que se llegó a hablar en términos de amaño, la victoria de Donald Trump estuvo ligada a otros factores y no a ninguna injerencia rusa en la sociedad estadounidense ni en su sistema democrático.
En el mismo sentido, el estudio ha concluido que el contenido de medios de comunicación a nivel nacional eclipsó por completo al 1% de usuarios el Twitter que representaron el 70% de la exposición en Twitter a la mencionada interferencia extranjera.
A pesar de estas evidencias, y de que el grupo de Twitter no percibiese ningún tipo de acción coordinada relacionada con la supuesta injerencia rusa, los medios e instituciones alineadas con el posicionamiento internacional de EEUU se lanzaron a la carrera a deslegitimar las elecciones estadounidenses por el simple hecho de no aceptar el resultado en el que el Partido Republicano salió victorioso.
Una forma sutil, distinta a la del bolsonarismo o el trumpismo, de golpear las instituciones democráticas.
