El permanente acoso que la derecha peruana lleva perpetrando hacia el Gobierno de Pedro Castillo, que está convirtiendo en una permanente carrera de obstáculos la labor de su Administración, ha encontrado en la figura del presidente de México, López Obrador, un distinguido oponente que no tiene reparos en calificar como «groseros y anti diplomáticos» los tejemanejes de la oposición en el Congreso.
La cumbre de presidentes de la Alianza Pacífico, que se realizará con México, Chile, Colombia y Perú, se llevará a cabo finalmente en la capital limeña, tras suspenderse la que iba a producirse en México, dado que Pedro Castillo encontró la negativa de su Congreso a que realizara ese viaje.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que ya confirmó la suspensión de la cumbre programada para el 25 de noviembre en su país, declaró ante la prensa con motivo de esa cancelación: «hablé por teléfono con el presidente de Perú para expresarle nuestro apoyo, nuestra solidaridad y decirle que habíamos tomado la decisión de suspender la reunión de la Alianza del Pacífico, pues era muy grosero, anti diplomático, sin ningún cuidado de las formas, el que no le hayan dato autorización para asistir a una reunión donde el Perú va a recibir la presidencia».
López Obrador, en las mismas declaraciones, explica: «si nosotros hubiéramos llevado a cabo la reunión, como si nada, estaríamos avalando esas actitudes de intolerancia, que son acuerdos internacionales y él es el presidente del país.»
La situación política y social de Perú, tensada a la fuerza por las fuerzas conservadoras del país, hacen que la nación permanezca en un ambiente de gran división y de enorme fricción entre las distintas fuerzas políticas y sociales, originado por la campaña de acoso legal que se inició ya en la segunda vuelta de las elecciones que terminaron dando la presidencia a Castillo.
La intención del Congreso peruano en negar la presencia de su presidente parece motivada en que en esa Cumbre México se entregaría -como finalmente ocurrirá- la Presidencia Pro Tempore de la Alianza del Pacífico al presidente de Perú. Sin embargo, el Congreso peruano no puso inconvenientes a la visita de Castillo a su homólogo chileno, Gabriel Boric.
Las maquinaciones de la derecha peruana (que trata de deslegitimar por cualquier medio la figura de Castillo) temían que se le otorgara la oportunidad de recibir el respaldo de un mandatario con intenciones progresistas o que al menos tiene la dignidad de ser crítico con la docilidad de ciertos mandatarios de países del entorno hacia la intolerancia de los EEUU en cuanto a que legítimos gobiernos gestionen libremente sus intereses. La jugada, según lo visto, ha resultado doblemente errada.
