Perú, entre la negativa del Congreso a que Castillo viaje a México y el apoyo multitudinario al Gobierno en la «Toma de Lima»

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La tensión política en el Perú está dando un nuevo giro al concepto que los expertos en análisis sociológicos llaman polaridad. La división política originada tras la victoria electoral de Castillo es tan acusada que llega a producir incoherencias como que el Congreso impida su viaje a la XVII Cumbre de la Alianza del Pacífico, que será en México, pero sí lo permita a otro encuentro binacional en Chile. El mandato de Castillo, que ya sufrió ataques de todo tipo desde el proceso electoral, parece una verdadera carrera de obstáculos debido a las constantes acusaciones y litigios con los que la derecha peruana pretende deslegitimar la labor del presidente, cuyo derecho ganó en las urnas.

La semana pasada, una manifestación conformada por miles de peruanos de la costa, sierra y selva de todo el país llenó las avenidas del centro histórico de Lima, en respuesta a la convocatoria denominada «Toma de Lima» como respuesta a los repetidos ataques que el Gobierno viene sufriendo por parte de la derecha nacional y en defensa de su presidente, Pedro Castillo.

La avenida Abancay, una de las arterias principales de la capital limeña, fue el primer escenario de la convocatoria a la que posteriormente se agregaron miles de personas siguiendo el llamado de asociaciones sindicales y sociales. La marcha se produjo en el marco de esa tensión política, en respuesta a una protesta realizada el 5 de noviembre contra el presidente, al que la derecha peruana está sometiendo a un hostigamiento de denuncias por supuesta corrupción, así como a los sucesivos miembros de su Gobierno, que ven cómo las fuerzas reaccionarias del país están convirtiendo el mandato desde antes de su inicio en un permanente litigio.

Los afiches (carteles) colocados por organizaciones sociales y sindicatos llamaban a movilizarse a los trabajadores hacia una «toma de Lima» en referencia a la exigencia de respeto a la gobernabilidad de un Ejecutivo legítimamente votado en las urnas. Esa gobernabilidad viene siendo un calvario para los de Castillo, a quien se le ha llegado a tildar en términos de vacancia (vacío de poder recogido en la Constitución del Perú, a instancias del Congreso y por motivos de incapacidad moral).

Las exigencias de los convocantes se extienden además al cumplimiento a los proyectos de leyes que se encuentran bloqueadas en el Congreso. La demanda popular añade que se lleve a cabo la nueva Constitución, una de las principales propuestas de Castillo. La petición de un proyecto de referendo para convocar una Asamblea Constituyente que se encargaría de la escritura de una nueva Carta Magna, no prosperó al ser rechazada por el Congreso en mayo.

La situación del país permanece en un ambiente de gran división y de enorme fricción entre las distintas fuerzas políticas y sociales del país, originado por la campaña de acoso legal que se inició ya en la segunda vuelta de las elecciones que terminaron dando la presidencia a Castillo.

Una lectura somera de los comentarios en redes sociales da una idea de la tensa situación que se vive en el país. «Hemos venido desde tan lejos para el respaldo de nuestro amigo presidente porque no le dejan trabajar, no lo saben respetar«, afirmaba una manifestante en una frase que resume las reivindicaciones de los participantes en la convocatoria.

En paralelo, influencers y medios afines a las fuerzas conservadoras del país vienen realizando una verdadera campaña de desprestigio de Castillo, al que califican de comunista e incluso terrorista, siguiendo el método habitual de la derecha, y culpando al actual Gobierno de la corrupción sistémica que viene arrastrando Perú desde antaño.

Representantes sindicales declararon durante la protesta que «el Congreso corrupto, golpista, quiere dar un golpe de Estado en contra de nuestro presidente, que fue elegido democráticamente por el pueblo» y que «se respete la gobernabilidad, por lo que pedimos la paz para que este Gobierno acabe los cinco años».

AMLO pide suspender la cumbre de México si Castillo finalmente no va.

La XVII Cumbre de la Alianza del Pacífico estaba planteada iniciarse en el 23 y 25 de noviembre. Andrés Manuel López Obrador, anfitrión del evento, planteó no realizar el encuentro debido a que el Congreso de Perú no autorizó a su presidente Pedro Castillo salir del país para este motivo.

“Yo creo que sería un error el que no le permitieran salir- declaró Obrador-, porque es un asunto completamente de interés para todo el pueblo peruano, no es un asunto partidista. Y deseo que haya reconciliación y que se acepte la democracia en el Perú. El presidente Pedro Castillo ganó en elecciones democráticas, pero no lo dejan, lleva poco tiempo y lo han estado hostigando». 

La intención del Congreso parece motivada en que en esa Cumbre México entregaría la Presidencia Pro Tempore de la Alianza del Pacífico al presidente de Perú. Además, otorgaría a Castillo la oportunidad de recibir el respaldo de un mandatario con intenciones progresistas o que al menos tiene la dignidad de ser crítico con la docilidad de ciertos mandatarios de países del entorno hacia la voluntad de los EEUU.

Sin embargo, el Congreso peruano no puso inconvenientes a la visita de Castillo a su homólogo chileno, Gabriel Boric.

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