Scholz: «no adelantemos el origen del misil pero no habría ocurrido si Rusia no inicia la guerra»

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La batalla retórica por el relato recorre una vía paralela pero no menos importante a la actualidad del conflicto en Ucrania y, del mismo modo que la UE habla de paz y a la vez no cesa de aportar miles de millones en armamento, los mandatarios europeos parecen empeñados en arrojar más madera a la crispación contra Rusia en la opinión pública, pese a que aseguren que sus voluntades son diplomáticas.

La explosión de dos misiles en Polonia en la tarde de ayer, sucedido en la ciudad de Przewodow y que causó dos muertes, fue en primer lugar atribuida a Rusia por la gran mayoría de medios occidentales, así como por el propio Gobierno de Polonia. El suceso motivó la reunión urgente del Consejo de Seguridad local y una cascada de declaraciones de los responsables europeos.

Posteriormente fue aclarado que la procedencia de los artefactos podía ser la propia defensa antiaérea ucraniana. Así lo afirmaron el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente de Polonia, Andrzej Duda, quienes declararon que no existían pruebas de que el misil fuese lanzado por Rusia, y que era “muy probable” que se tratara de un proyectil arrojado por las fuerzas de Ucrania junto a la frontera polaca.

No obstante, durante estas horas los medios mayoritarios, tanto en prensa como en TV, daban por hecho que las armas provenían de Rusia y aseguraban que se originaba así el primer ataque de este país hacia territorio de la OTAN. El presidente Volodimir Zelenski se apresuró a manifestar en sus redes sociales que había mantenido una conversación telefónica con su semejante polaco para «expresar sus condolencias por las muertes de dos ciudadanos debido al terrorismo de los misiles rusos».

El suceso, que finalmente parece ser causado por el propio ejército ucraniano, estaba siendo investigado según Zelenski «compartiendo la información con Polonia para que todo el mundo esté protegido del terror ruso».

Por si las palabras de Zelenski no resultasen lo suficientemente irónicas, el canciller alemán Olaf Scholz se animaba hoy a subir un poco más el listón del desatino y afirmaba que, aunque no hay que sacar conclusiones apresuradas sobre el origen de los proyectiles, «lo importante es que todos dejemos y hayamos dejado claro al mismo tiempo que todo esto no habría ocurrido sin la guerra rusa contra Ucrania«.

Desde la cumbre del G20 en Bali, junto a los presidentes de EEUU, Francia, Reino Unido o España, Scholz aseguró que, si bien hay que mantener la objetividad, la culpa de Rusia en el asunto era indiscutible y que «muchos países en el mundo no ven bien esta guerra, la condenan».

Un comunicado conjunto de los países mencionados y reunidos en Bali tildó de «bárbaros» los ataques con misiles lanzados por las fuerzas rusas contra infraestructuras en Ucrania. Hasta la fecha esos mismos países no han condenado los sucesos provocados a raíz de las tensiones sufridas en Ucrania durante el Euromaidán, ni los cientos de muertes de civiles ucranianos producidas en los años posteriores en lanzamientos de artefactos similares o episodios de violencia.

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