Comienza la «Brigada de la Aceituna 2022»

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Por todos y todas es conocido que la solidaridad con Palestina en nuestro país es, por fortuna, bien latente, y existen varias organizaciones de distinta índole que ejercen esta solidaridad de un modo u otro, ya sea humanitaria o política, o ambas cosas.

Una de estas organizaciones, la Asociación Unadikum, ha iniciado esta semana su quinta edición de la conocida como Brigada de la Aceituna, que dio comienzo en 2016 – viéndose interrumpida en 2020 y 2021 a causa de la pandemia.

Su nombre sugiere que el principal motivo de esta brigada es colaborar en la campaña de recogida de la aceituna – que tiene lugar en esta época del año -, un bien tan preciado y significativo para la sociedad palestina, no sólo en lo económico sino también en lo histórico y lo cultural.

Sin embargo, la brigada de la aceituna va mucho más allá, y aunque las jornadas en el campo siguen siendo un eje central del viaje, conocer en profundidad la historia de la ocupación, pasada y actual, mediante reuniones con diferentes organizaciones palestinas y visitas a determinadas aldeas y otros lugares, se hacen imprescindibles para que los y las activistas se conviertan en altavoces de lo que allí viven en primera persona.

A continuación dejamos la crónica del primer día que nos han hecho llegar los y las participantes de la brigada.

Ayer 9 de octubre comenzó la Brigada de la Aceituna Unadikum, que realizará un recorrido por Palestina, manteniendo reuniones con organizaciones sociales y políticas, visitas sobre el terreno y colaboración en la campaña de cosecha de aceituna.

Hemos comenzado en el trozo de Palestina invadido en 1948, llamado Israel, para conocer la sociedad palestina que vive bajo el yugo de una impuesta ciudadanía israelí, pero bajo un apartheid de múltiples dimensiones.

Para ello hemos visitado la ciudad de Jisr az Zarqa, la única ciudad palestina en la costa mediterránea en pie entre Haifa y Jaffa (colonizada como Tel Aviv). Se salvó de la Nakba, la masiva limpieza étnica contra 500.000 personas palestinas en 1948 perpetrada por las bandas sionistas que erigieron Israel.

Pero no se ha salvado de convertirse en un gueto al igual que las ciudades palestinas en Cisjordania. Todas sus tierras alrededor están expropiadas por el régimen israelí, lo que impide su extensión y provoca superpoblación, y bloqueada por un muro físico de 8 metros (de tierra, no de hormigón) y una autopista que no da acceso a la ciudad ni salida de la misma. A su vez, también ha sido destruida su actividad económica: la agrícola, la pesquera y la comercial. Las marismas junto a la ciudad fueron declaradas “parque natural” por el régimen, lo que imposibilitó otras dos actividades muy especiales: la artesanía del mimbre, y la histórica cría de búfalos africanos.

La opresión también se ejecuta con unos servicios públicos sanitarios y sociales muy precarios, sin escuela secundaria hasta hace 25 años, desempleo, pobreza y marginación.

Rodeando la ciudad, hay varias colonias de israelíes en tierras de Jisr az Zarqa, entre ellas Cesarea, que es un asentamiento de lujo para la alta clase política, militar y oligárquica israelí.

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