«Mi opresión no es tu identidad» han reclamado grupos feministas convocados por el Movimiento Feminista de Madrid en protesta a la más que probable aprobación de la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans, en un episodio más de lucha de las feministas contra el borrado jurídico de la mujer.
Y es que, tras meses de resistencia del feminismo dentro de las filas de las propias organizaciones políticas impulsoras de la nueva ley, parece que el trámite de esta llega a su fin con el debate del proyecto de Ley.
La iniciativa, tramitada por la vía de urgencia, no tiene justificación según las convocantes de la protesta, que entienden se está intentando ocultar el debate a la ciudadanía para evitar un previsible rechazo a medidas como la autodeterminación de género o la hormonación a menores. «Hacen falta muchas luces y muchos taquígrafos» ha reclamado la portavoz del movimiento, Ana de Blas.
Reproducimos a continuación, el Manifiesto leído a las puertas del Congreso por estos colectivos:
MANIFIESTO:
Mujeres, compañeras:
Al otro lado de esta calle se levanta el edificio que alberga la soberanía nacional, el pilar de lo que llaman democracia. Democracia, soberanía, son palabras elevadas que no merecen el uso indigno que hoy le dan sus señorías, al tramitar por vía de urgencia un Proyecto de Ley con un único fin: evitar el debate parlamentario, las comparecencias necesarias, la información a la ciudadanía.
¡La vía de urgencia para esconder la verdad sobre el Proyecto de Ley Trans es una vergüenza!
Las feministas hemos hecho los deberes mientras otros se niegan a asumir la responsabilidad de conocer la realidad que se legisla. Hemos estudiado todas las implicaciones de este Proyecto, acudimos a expertas en el área jurídica, en la psicología o medicina; escuchamos a las adolescentes afectadas, a sus madres, a sus docentes; oímos y defendemos a las deportistas. Hemos redactado enmiendas, alegaciones, cartas dirigidas a diputados y diputadas. A cambio ¿qué obtenemos? La cancelación, el insulto, el silencio, o la burla directa de alguna de sus señorías. La campaña de descrédito contra las feministas es la antesala de lo que vendrá si se aprueba este Proyecto. Es una verdadera “Ley Mordaza” que reinstaura la censura al pensamiento crítico. ¡No nos callarán!
Si no nos quieren escuchar tras las paredes del Congreso, nos oirán en la calle. El Proyecto de “Ley Trans” incumple el deber constitucional de eliminar la discriminación por razón de sexo. Nosotras, las mujeres, hemos sido secularmente oprimidas, explotadas, violentadas, menospreciadas, empobrecidas por ser mujeres. En este país, tras años de lucha feminista, logramos un Ministerio de Igualdad para defender nuestros derechos. Hoy está a su frente una ministra que se pregunta en voz alta “¿qué es ser mujer?” y no sabe responderse. En todo el mundo y aquí mismo, los feminicidas, los explotadores sexuales y proxenetas reproductivos, los que imponen sus velos y leyes misóginas, saben bien quiénes somos las mujeres. Nosotras sabemos muy bien que ser mujer ¡no es un sentimiento!
Un Gobierno que día sí y día también presume de feminista traiciona a las mujeres. Promueve una ley que pretende vincular legalmente la personalidad al sexo. Una idea reaccionaria, que está en el fondo de algunas de las motivaciones de este Proyecto y de otros similares, desde el nivel local, el autonómico o internacionalmente. Una ideología sexista, que pone en peligro los derechos de las mujeres contemplados en las leyes contra la violencia machista y las leyes de igualdad. No es un bulo, señorías: Si cualquiera puede ser mujer con solo afirmarlo, ¿a quién protegerán la ley de igualdad o contra la violencia machista? Sin estadísticas veraces, ¿en qué datos se basarán las políticas públicas? ¿Cómo sabremos si una lista es paritaria, si la mera voluntad cambia el sexo legal? Ser mujer no es un derecho de los varones. Nos oponemos frontalmente a la autodeterminación del sexo, ¡la Ley Trans es misoginia!
No hay una forma correcta de ser una niña, ni un modo mejor de ser un niño. No hay cerebros rosas o azules ni cuerpos equivocados: lo que hay es una sociedad machista que impone roles y estereotipos desde la infancia. El feminismo está para acabar con tales instrumentos para el sometimiento de las mujeres y las niñas. No hay “infancias trans”, sino adultos que deberíamos revisar por qué las criaturas entienden que algo no va bien si no cumplen las expectativas. Denunciamos la desprotección que supone aceptar el autodiagnóstico de los menores, alertamos ante el contagio social en adolescentes, ante la medicalización temprana. ¡El feminismo no quiere ser cómplice de un experimento médico con menores a gran escala!
Este Proyecto de Ley amenaza la seguridad y la privacidad de las mujeres y las niñas y su derecho a espacios propios. Muchas de esas amenazas recaen sobre las especialmente vulnerables: desde los vestuarios de las adolescentes, a los centros para violadas o maltratadas, módulos femeninos en prisiones, residencias de mayores. Las lesbianas tienen derecho a sus espacios propios. Las deportistas tienen derecho a sus becas y a sus medallas. Este Proyecto supondrá la destrucción del deporte femenino, convirtiéndolo en deporte mixto. ¡Juego limpio para las mujeres!
Ver a la izquierda envolver en toneladas de azúcar la amarga verdad tras los roles sexistas, mientras la ultraderecha, siempre oportunista, lo aprovecha en su campaña de negación de la violencia machista, es una triste y peligrosa combinación. Ambos patriarcalismos tiene a su servicio partidos políticos, instituciones, leyes autonómicas, series de televisión o altavoces en los medios. Ante esta pinza poderosa, nosotras solo tenemos este megáfono para defender nuestros derechos. Y por encima de todo ello, tenemos la fuerza de la razón y la rebeldía feminista. ¡Que viva la lucha de las mujeres!