Decretan emergencia en Nueva York ante la crisis por desabastecimiento de leche infantil

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La pandemia, sumada al modelo productivo y a la peculiar escala de valores del capitalismo, ha puesto en evidencia, una vez más, la capacidad del considerado país más rico del mundo y referente democrático de Occidente, que hasta la fecha ha enviado 1.700 millones de dólares a Ucrania para continuar alimentando la guerra y que prevé un presupuesto militar para 2024 de más de 800.000 millones de dólares, pero que, sin embargo, es incapaz de abastecer las necesidades básicas de sus compatriotas más indefensos.

La carestía de leche de fórmula infantil ha vaciado los estantes de los comercios de EEUU y miles de familias llevan semanas sufriendo un verdadero calvario para encontrar aprovisionamiento. La crisis producida por la carencia de estos productos imprescindibles ha llegado a provocar angustia en padres y madres de EEUU, en desesperado periplo por almacenes y farmacias en búsqueda del alimento de sus bebés.

Por ello, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha tenido que decretar el estado de emergencia que afecta a la gran ciudad. El presidente Biden por su parte, se ha visto obligado a movilizar al ejército para distribuir las toneladas llegadas en aviones y compradas a otros países.

Operation Fly Formula es el nombre del operativo con el que EEUU ha movilizado a su ejército para proveerse, mediante la importación, de este producto en sus mercados.

Biden tuvo que pronunciar un comunicado a través de las redes sociales oficiales para explicar las medidas que se estaban tomando y tratar de calmar los episodios de pánico en la población.

Las circunstancias que rodean esta emergencia nacional son dignas de ser valoradas en detalle, puesto que ejemplifican la ineptitud de un país tan poderoso económicamente para paliar los efectos de una contingencia que afecte a la salud de su población, en especial la más frágil, tal como se vio en los primeros meses de la pandemia, en los que los ciudadanos estadounidenses veían cómo los cadáveres de los afectados por el virus eran enterrados en fosas comunes en el mismo Nueva York y miles de afectados eran rechazados por los centros de salud al no poseer cobertura médica en sus seguros.

Causas del desabastecimiento

La escasez de la fórmula infantil (leche en polvo que toman algunos bebés en sus primeros meses en sustitución o complemento de la leche materna) comenzó a producirse cuando, en el desarrollo de la pandemia, disminuyó su presencia en los comercios debido a problemas en el suministro. Como sucedió en muchos países con otros productos básicos, la disminución en los estantes produjo un efecto de acaparamiento ante el temor de que llegase a faltar ese bien imprescindible.

La situación empeoró a principios de año con el cierre de las plantas de uno de los principales productores, la marca de productos farmacéuticos Abbott, debido a un brote bacteriano que llevó al hospital a varios bebés, dos de los cuales llegaron a fallecer. Según explican medios como actualidad RT o informadores como Miguel A. Lurueña en una completísima entrada de su blog, que el cierre de una sola planta haya colapsado el suministro de todo el país tiene una serie de causas, que están directamente relacionadas con el modo de entender la producción en el país, modelo del capitalismo, y en la manera en que entienden la relación entre mercado y sus ciudadanos:

  • El mercado de este producto es un oligopolio de cuatro grandes empresas que producen casi la totalidad de leche que necesita el país. Su venta a través de productores de otros países está protegida además por fuertes aranceles. De estas cuatro empresas es precisamente la afectada por el brote, Abbott, quien fabrica el 40% del total.
  • Muchas de las familias que adquieren esta leche infantil (se calcula que la mitad de ese producto) es comprado a través de ayudas como el Programa WIC, una serie de asistencias que van dirigidas a la alimentación de madres y niños, cuyos beneficiarios pueden adquirir ese tipo de productos mediante cupones. Pero estos programas son abastecidos por esas mismas empresas que controlan el mercado, a través de contratos con los diferentes Estados del país que otorgan la venta exclusiva de sus marcas a los beneficiarios de las ayudas. Es decir, ha habido Estados enteros que han cesado de manera drástica el suministro porque eran clientes de la empresa temporalmente cerrada.
  • Pese a que la OMS recomienda que los bebés sean alimentados por leche materna en sus primeros meses de vida y es considerada popularmente como la mejor fuente de alimentación, se da la circunstancia de que en EEUU sólo 1 de cada 4 bebés es criado de esta forma hasta los 6 meses y menos de la mitad hasta los 3. Esto se debe a que el 60% de las madres se ve obligada a abandonar la lactancia porque en EEUU no existe la baja por maternidad (las trabajadoras suelen adelantar sus vacaciones con ese fin o solicitar, quienes puedan, una excedencia). Dado que no existe otra alternativa (otros tipos de leche como la de vaca son perjudiciales para los pequeños), la única opción que les queda a las madres es acostumbrar a sus bebés a la leche de fórmula, que se convierte de ese modo en un bien indispensable para la sociedad norteamericana.

La necesidad ha llevado a la especulación obscena de los precios hasta multiplicar los importes del coste de la fórmula, en especial en los restos que se venden a través de internet. Es por ello que, obviamente, es el colectivo de mujeres con menos recursos el principal afectado de esta situación.

Para paliar esta catástrofe, el Gobierno ha tenido que tomar la decisión de intervenir en el mercado, abrir la venta a otras marcas en los Estados con venta exclusiva de las marcas más grandes, además de la importación del producto a través de la compra y distribución en aviones militares.

Además, se van a decretar medidas para que los comercios fijen un límite de compra para evitar el acopio innecesario.

Se espera que en un par de semanas regrese al funcionamiento la planta afectada por el brote, de manera que las madres y padres puedan volver a la calma tras estas semanas de angustia.

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