Israel está intentando posicionarse como neutral en la guerra entre Ucrania y Rusia. Son muchos los intereses en juego, y por ello hay demasiada ambigüedad en el discurso del ejecutivo sionista.
El presidente ucraniano Zelensky ha pedido encarecidamente un posicionamiento claro de Israel a favor de Kiev, mientras que la embajada rusa en Israel ha declarado estar muy decepcionada con la posición israelí, después de que Israel se haya unido a la condena de la ONU sobre la incursión militar rusa en Ucrania.
Tanto en Ucrania con en Rusia hay una ingente cantidad de personas de confesión judía. Así como dentro de Israel hay alrededor de un millón de rusos y ucranianos. Recodemos que Israel es un estado-nación judío aprobado por ley, lo que define oficialmente Israel como el estado Nación del pueblo judío, incluyendo a todos los judíos residentes en él, independientemente de su origen.
El propio presidente ucraniano es judío, ha visitado Israel en numerosas ocasiones, y ha apoyado abiertamente la causa sionista.
Por otro lado, Putin ha mostrado sus simpatías hacia Israel en reiteradas ocasiones, llegando incluso a invitar al anterior mandatario sionista, Netanhayu, en la conmemoración de la URSS sobre la Alemania nazi – aunque es un dato irrelevante en el actual conflicto, no podemos obviar que la URSS fue el primer país en reconocer oficialmente a Israel, dos días después de la Nakba palestina en 1948. Si bien, unos años más tarde, Israel viró sus intereses hacia Estados Unidos, y la Unión Soviética hacia los países árabes.
Pero más allá de las simpatías de uno u otro mandatario, ya sabemos que lo que prima son los intereses económicos y geoestratégicos. En este sentido, Rusia tiene una importante presencia militar en Siria y en Líbano, y consiente que la aviación israelí ataque constantemente objetivos en estos países sin intervenir. Y Ucrania representa intereses económicos para el ente sionista, en tanto que hay varias empresas tecnológicas israelíes asentadas en el país y que emplean mano de obra barata.
En cuanto a las relaciones de Israel con Occidente, ya las conocemos. A pesar de las continuas violaciones al derecho internacional y el régimen de apartheid impuesto al pueblo palestino, Israel sigue siendo socio preferente de la Unión Europea, y el más fiel aliado de Washington. En el conflicto que nos ocupa, la Casablanca se ha mostrado molesta (aunque de momento de una forma muy tibia) con Tel Aviv por no implicarse y no confrontarse abiertamente a los ataques rusos.
Para rematar la cuestión, si la política de sanciones energéticas se acaba imponiendo sobre Rusia, es más que probable que Irán – principal enemigo de Israel – se vea favorecida en tanto que se verían aflojadas las sanciones impuestas sobre el país, aunque esta decisión disguste a Tel Aviv.
