Medios occidentales han confirmado hoy la noticia aparecida ayer en el diario Pravda, que advertía de la muerte de uno de los miembros de la delegación destacada por el gobierno de Ucrania para el encuentro de cariz diplomático acordado con el objetivo de encontrar una salida negociada que ponga fin al enfrentamiento bélico.
Se trata de Denis Kireev, quien ya había participado en el anterior intento negociador sucedido a finales de febrero y poseía experiencia como alto directivo bancario de su país, Ucrania. Estos medios confirman además que fue el propio servicio de seguridad secreto ucraniano quien asesinó a Kireev, disparándole en dos ocasiones en el pecho. La imagen del diplomático, ya cadáver y arrojado en el suelo, ha sido difundida por redes sociales.
El delegado fue acusado de espionaje y retenido cerca del edificio del tribunal de Pechora en el centro de la capital ucraniana, Kiev, por los miembros de su propia embajada, junto con otros dos hombres de identidad no conocida. Supuestamente acusado de traición, fue finalmente asesinado por disparos por los agentes de servicio secreto que lo retenían.
En el difícil acceso a más información sobre el suceso, debido a las circunstancias de guerra que rodean el caso y también a la censura que impide la llegada de noticias de Rusia, no es posible de momento conocer qué tipo de «espionaje» efectuaba Kireev tan peligroso como para merecer la ejecución de forma sumaria, incluso si la propia actividad a doble juego con Rusia era cierta.
La inusitada determinación de acabar con la vida de uno de sus propios delegados, mediante dos disparos y en menos de 24 horas desde su detención, además de la difusión de la imagen de su cuerpo ensangrentado, mueven a pensar que la delegación enviada por el presidente Zelenski no se caracteriza precisamente por su voluntad de diálogo, sino que más bien pretende quitar de en medio por la vía directa a quien realice acercamientos con su adversario ruso.
Las voluntades por la paz expresadas por la gran mayoría de países europeos, incluida España, y de ser favorables a la salida diplomática de este conflicto, quedarían en entredicho (para los que aún creyesen en ellas, tras el envío masivo de armas letales compradas por los propios gobiernos de los miembros de la UE) y pondrían en un dudoso papel a quienes certificaron la legitimidad de la embajada ucraniana enviada a negociar, que no ha dudado en ejecutar a uno de sus propios delegados. Mientras tanto, los medios españoles continúan esforzándose en difundir cualquier sospecha, aunque sea infundada, sobre la agresividad y excesos que puedan atribuir a Rusia.
