Salario mínimo para mileuristas

0

El gobierno español ha subido el salario mínimo hasta 1.000€. Antes de todo, nos debemos felicitar por ello, pues repercutirá en las condiciones contractuales de muchos trabajadores.

Si bien la patronal no ha suscrito el incremento, en esta ocasión no ha llevado a cabo una campaña unificada en contra, aunque, como era previsible, desde sus despachos han dicho que el incremento no les gusta. La derecha y algunos economistas neoliberales han sido más agresivos, llegando a alegar que el incremento puede significar la extinción masiva de pymes.

Los sindicatos y los partidos mayoritarios de izquierdas lo han celebrado. Algunos han llegado a afirmar que el incremento beneficiará a todos. Esta última afirmación es incorrecta. La cuestión salarial forma parte del conflicto entre obreros y capitalistas.

Ahora bien, un salario mínimo también ofrece ciertas ventajas a los patronos pues limita la competencia entre ellos. Esta es, además, la razón principal por la que los empresarios se avienen a la regulación laboral a través de los convenios colectivos, lo cual no significa la desaparición del conflicto, si bien permite un cierto encauce del mismo.

El razonamiento más recurrente de los contrarios al incremento ha sido el mismo que les lleva a oponerse a la propia existencia del salario mínimo, sea una u otra su cuantía: consideran que tiene un papel negativo en la creación de empleo. Este razonamiento, que ha sido rebatido por el último Premio Nobel de economía, ya lo había rebatido Karl Marx en 1865, en un ciclo de conferencias en respuesta a John Weston, que sostenía que los incrementos salarios serían perjudiciales para los trabajadores.

Pese a los sólidos argumentos en contra, la oposición al salario mínimo aún tiene predicamento. Lo tiene incluso en los textos que se difunden en las aulas de enseñanza básica. Así, en un manual de Mochón y Becker, se dice textualmente (página 54): “En el mercado de trabajo es frecuente este fenómeno: Se suelen fijar salarios mínimos tratando de favorecer a los trabajadores, pero de hecho sólo se beneficia a los que suelen encontrar empleo. Con esa medida se contribuye a elevar el numero de desempleados, ya que se establece un nivel de salarios por encima del salario de equilibrio”. Los alumnos deben memorizar este dogma y si se les pregunta en los exámenes al respecto y no responden de conformidad al mismo, suspenden.

Otro argumento recurrente es que el aumento del salario mínimo generará inflación. El argumento vale tanto para el salario mínimo como para cualquier incremento salarial. Lo que se nos viene a decir es que los empresarios no van a renunciar a su tajada de beneficios y si suben los salarios, para asegurar estos beneficios se incrementarán los precios. Parece pues que los empresarios pueden subir y bajar precios al libre albedrío. De ser así, ¿cómo es que para hacerlo esperan a que suban los salarios y no lo hacen sin que se produzca esta subida? ¿Cómo es que se resisten a las mejoras salariales si tienen en sus manos la varita mágica que les permite neutralizar de inmediato su efecto?

Si se parte de los intereses de los trabajadores, el argumento es totalmente opuesto. El salario mínimo puede debilitar la indefensión de muchos trabajadores, por vía legal. Puede reducir las diferencias salariales entre géneros, nacionalidades, etc. Por otra parte, luchar por un salario mínimo y por mejorarlo, requiere solidaridad de clase. Es por esto, precisamente, que el salario mínimo encuentra tantos adversarios.

Según el paradigma marxista, las relaciones trabajador-empresario bajo el capitalismo comporta un acto de explotación ya que los beneficios de los empresarios son fruto de una diferencia entre el valor producido por el trabajador y el valor pagado en forma de salario, lo que da lugar a un plusvalor que es el grifo de todos los beneficios. Los aumentos de los niveles salariales impactan en los beneficios empresariales al reducir esta diferencia. Esta es la principal causa de la oposición patronal a los aumentos, si bien quieren disfrazarla con supuestos perjuicios sociales de desempleo e inflación.

Siendo cierto que algunos empresarios intentarán resarcirse incrementando precios, muchos no serán capaces de hacerlo debido a los efectos nocivos de estas decisiones sobre su capacidad competitiva, lo cual, en lugar de permitirles recuperar beneficios, los reducirían aún más. El crecimiento de los salarios puede provocar un aumento temporal de los precios en bienes de consumo obrero, al aumentar la demanda de los mismos, pero este crecimiento suele verse compensado al reducirse la demanda de los empresarios de bienes de lujo, por el mismo monto.

En el capitalismo, los patrones intentan frenar los incrementos de salarios. Para la clase
trabajadora, en cambio, son vitales. Aquí radica uno de los elementos centrales del
conflicto de clase. Por esto los empresarios sólo ceden a las reivindicaciones si están
satisfechos sus beneficios o si los trabajadores les ejercen una presión que no pueden
desbaratar.

Los 1.000€ de salario mínimo no son ninguna panacea. Su incremento tendrá un impacto
limitado sobre el poder adquisitivo de los trabajadores. La inflación no ha sido
provocada por los incrementos salariales sino que los ha precedido. Las subidas de
salario mínimo no cuentan con el respaldo de cláusulas de actualización salarial, como
tienen los salarios en muchos convenios colectivos o como a veces se aplica a las
pensiones. Durante años el PP bloqueo sus incrementos. Con el bloqueo pretendían
evitar dos cosas: primero, que los sindicatos se hicieran fuertes arrancando aumentos
salariales reales, y segundo, que se normalizara un ajuste salarial legal automático al
coste de la vida (índice de precios) extensible a las pensiones. Esto provocó una fuerte
perdida de poder adquisitivo por lo que los aumentos arrancados en los últimos años
prácticamente se limitan a revertir aquella perdida sin que con ello se amplíe
notablemente el poder adquisitivo.

Hay otro elemento a tener en cuenta. Cuando se empezó a revertir la pérdida del poder
del salario mínimo incrementándolo tímidamente y de manera escalonada, se
reestructuraron sus funciones desgajando del mismo todo lo que tiene que ver con las
concesión de ayudas, subvenciones o el subsidio de desempleo, para lo cual se inventó
un nuevo índice de referencia llamado IPREM. Este índice ha quedado por debajo del
Salario Minino y ahora mismo se encuentra en 579,02€ mensuales. Si aceptamos que
entre los trabajadores el colectivo más desfavorecido son los desempleados, no es
cierto que la subido del salario mínimo llegue a todos los más desfavorecidos, pues los
desempleados y otros sectores marginados quedan al margen.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.