Enrique Santiago discrepa en TVE de la posición del PCE sobre conflicto de Ucrania

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El cuestionable papel de la izquierda parlamentaria en el Gobierno sigue provocando situaciones de gran incoherencia que recuerdan a la paradoja de Schrödinger, en las que Unidas Podemos puede estar en una posición y simultáneamente en la contraria, puede estar transformando el paradigma y a la vez estar atada de manos por tener sólo 35 diputados, o puede ser parte activa del Gobierno y también sometida a las decisiones tomadas por la «parte del PSOE». Estas situaciones de incoherencia tienen también su reflejo en la política internacional y en estos días asistimos a su más reciente capítulo, en cuanto al conflicto en Ucrania.

Enrique Santiago, Secretario General del PCE y Secretario de Estado para la Agenda 2030, ha ofrecido una breve entrevista esta mañana para el magacín de actualidad La hora 1, de RTVE, en la que ha contestado a varias preguntas sobre la actualidad política y, entre ellas, sobre la situación de la tensión bélica en el Este de Europa.

Santiago, cuestionado sobre el preocupante escenario de un posible conflicto, afirmó que es el momento del no a la guerra. «No hay nada más antiguo que las guerras -explicó el Secretario de Estado-, las guerras impiden el disfrute de cualquier derecho». Tras este peculiar alegato pacifista, añadió: «para evitarlo lo que toca es diplomacia, desescalamiento, desmilitarización de la región y si es posible desnuclearización de Europa».

Hasta ahí sus declaraciones eran consecuentes con los comunicados emitidos por el partido que representa, el PCE, como el difundido el pasado día 21 en el que el PCE pedía la retirada de tropas y la apuesta por la paz. Sin embargo, en la explicación de sus declaraciones que sigue a continuación se aprecia una discrepancia que no es trivial.

«Es imprescindible -continuó Santiago en sus palabras en RTVE- definir un papel de Europa, un papel activo. Este conflicto no puede ser cuestión de dos potencias que siguen pensando que el mundo es bipolar, Rusia y Estados Unidos».

«Es Europa -finalizó el representante de UP- quien tiene que construir un presente común con Rusia, los europeos tienen la obligación de construir un proyecto común con Rusia. Cuando se defina un proyecto sin injerencias nos encontraremos que no hay lugar a crisis como esta».

Esa percepción del conflicto como una escalada de agresiones entre dos potencias en la que Europa es una especie de espectador imparcial, no sólo no es ajena a la realidad, sino que además discrepa del análisis realizado por su partido, el PCE, en documentos como el citado o en cualquiera de sus documentos políticos.

En ese comunicado del día 21, el PCE advierte con meridiana claridad: «son Estados Unidos y la OTAN quienes llevan sus tropas y armamento a las fronteras rusas, y no Rusia quien despliega su dispositivo militar en las cercanías de Estados Unidos. No debe extrañar a nadie que Rusia se preocupe por su seguridad».

Abundando en ello, el comunicado clarifica: «Estados Unidos amenaza con una severa respuesta si Rusia atraviesa la frontera ucraniana, pero quienes han atravesado esos confines son los EEUU para ayudar a un régimen surgido de un golpe de Estado en 2014 que incumple los Acuerdos de Minsk y juega con el fuego que le facilita el Pentágono. Estados Unidos y la OTAN, que han violado el derecho internacional en muchos escenarios de guerra, azuzan un conflicto en el centro de Europa, lejos de América, mientras fingen defender la paz».

La discrepancia, como decimos, no es trivial. El rol de la Unión Europea como base y apoyo de las Fuerzas Armadas de EEUU (EUCOM o Comando Europeo) es más que evidente dado el enorme despliegue de bases militares, empleadas como sustento logístico para las numerosas acciones de guerra llevadas a cabo por los estadounidenses especialmente en el entorno de Rusia.

Además, en cuanto al escenario de un proyecto sin injerencias referido por Santiago, es conocido que la Unión Europea ha participado y participa en todas las injerencias perpetradas por los intereses de EEUU. Desde la mentira de las armas de destrucción masiva que incitó la guerra de Irak, o las justificaciones para arrasar Libia, o el intento de derrocar el legítimo gobierno de Siria, pasando por las «revoluciones» como la del Maidán de Kiev que alzaron políticamente a fuerzas fascistas en la propia Ucrania, el rol de la UE ha sido de copartícipe de los intereses imperialistas de Estados Unidos.

Dentro de la lógica de interferir gobiernos legítimos pero que son contrarios a sus intereses, cabe recordar también los perjuicios causados por el Gobierno de España, como parte de la UE, a pueblos hermanos como el de Venezuela, Nicaragua o la República Saharaui.

Por tanto, pretender ahora una posición ajena y neutral de Europa es una falacia y sólo es comprensible dentro de la fantasía de quien cree, a su conveniencia, poder estar y a la vez no estar en el Ejecutivo.

En el mismo orden de ideas, Santiago habló en la entrevista de «mayoría de investidura que ha permitido en momentos muy difíciles de la pandemia gracias a la cual hemos salido de la crisis muy bien». Cabe señalar aquí que España ha seguido el esquema de actuación en la pandemia similar al de otros países del entorno, sin detener la actividad comercial y laboral pese al elevado número de personas fallecidas, así como admitiendo como únicas vacunas válidas las consentidas por la UE, que son las ofrecidas por las compañías farmacéuticas cuyos accionistas tienen intereses en las bolsas de Nueva York y Nasdaq. España nunca consideró la posibilidad de probar las vacunas rusas o chinas, y en cuanto a las vacunas creadas por Cuba ha llegado a ser partícipe, como miembro de la UE, del bloqueo a los científicos cubanos, impidiendo así la colaboración científica internacional.

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