Ha transcurrido un mes desde que el volcán de Cumbre Vieja obligara al cierre de una veintena de centros educativos de La Palma. Algunos de ellos, como el de Los Campitos y Todoque, han sido engullidos por las coladas generadas por el volcán y nunca podrán reabrir sus puertas.
Más de 600 trabajadores de la enseñanza se incorporan de nuevo a sus tareas una vez diseñado un protocolo de actuación ante posibles escenarios de evolución del fenómeno volcánico. La calidad del aire obliga a tener las ventanas cerradas, contrariamente a lo que establece el protocolo covid, y los alumnos no podrán salir al recreo. Este choque normativo entre ambos protocolos preocupa a trabajadores, estudiantes y familias.
Existen dudas acerca de si el momento es el adecuado, si las adaptaciones realizadas en los centros educativos y otras localizaciones son las necesarias y hay mucha incertidumbre, pero lo cierto es que los niños de La Palma se incorporan a los centros educativos con la necesidad de retomar su normalidad o al menos, ciertas pinceladas de la vida anterior a la erupción volcánica.