Enviado de EEUU en Haití renuncia ante el trato inhumano a migrantes

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El enviado especial que la Administración de Joe Biden había destinado en Haití el pasado mes de julio ha renunciado a su cargo por discrepancias en las expulsiones de miles de refugiados que se acumulan en la frontera de Texas. Daniel Foote, diplomático de carrera, decidió abandonar tras encontrar que las devoluciones de los migrantes se llevaban a cabo de manera «inhumana» y que son expulsados a su país sin considerar que es una nación afectada por conflictos internos, desastres naturales y un «Estado colapsado».

Foote señaló en una carta dirigida a sus superiores, reproducida en redes sociales, que no deseaba ser «asociado con la decisión inhumana y contraproducente» de Estados Unidos al realizar estas deportaciones a Haití, un país donde los funcionarios están «confinados a recintos seguros debido al peligro que representan las bandas armadas para la vida diaria». La dimisión tiene lugar tras el rechazo popular que ha producido un video en el que se ve a agentes fronterizos a caballo apaleando a haitianos indefensos que trataban de cruzar el río Bravo. Los solicitantes de asilo procedentes del pequeño país del Caribe se amontonan por miles en la frontera mexicana tras el caos producido por el asesinato de su presidente y el terremoto sucedido en agosto, cúmulo de calamidades que que acrecentó el éxodo que proviene de este país.

“El enfoque de nuestra política para Haití sigue siendo profundamente defectuoso, y mis recomendaciones han sido ignoradas y descartadas, cuando no modificadas para proyectar una narrativa distinta de la mía”, ha llegado a confesar el diplomático en su misiva. El campamento de refugiados creado en la zona llegó a albergar unas 14.000 personas y en la última semana se ha visto reducido considerablemente debido a los vuelos en los que se está deportando a los expulsados. Según funcionarios estadounidenses se producen hasta 7 vuelos diarios, lo cual llegaría a ser una de las mayores deportaciones masivas producidas en las últimas décadas.

Organismos internacionales como Unicef han advertido de que la mayoría de esas deportaciones, dos de cada tres, se producen entre mujeres y niños. Responsables de estas organizaciones han señalado además que cuando los menores y las mujeres se encuentran en estas situaciones de especial desamparo es cuando se perpetran los peores abusos, al quedar expuestas y vulnerables ante cualquier tipo de violencia. Se da la circunstancia además de que muchos de los menores de diez años probablemente hayan nacido fuera de las fronteras de Haití, lo que significa que esas familiar arrastran años de penurias y huidas.

Las imágenes captadas en la frontera y difundidas en redes por medios como Reuters o Al Jazeera han dado la vuelta al mundo y han dejado en evidencia el mensaje del «sueño americano» que EEUU vende al mundo y que esconde en su verdadero rostro una auténtica pesadilla. Su difusión ha supuesto aumentar la presión que el gobierno de Biden está soportando y que proviene desde voces de su propio partido, que solicitan que a esas personas se les ofrezca asilo y no deportación.

En las últimas semanas Washington había iniciado un plan para incrementar la ayuda a Haití en asuntos de seguridad y propiciar así una calma que permitiera el desarrollo de elecciones presidenciales. En cambio, observadores internacionales indicaron que en el país se estaba instalando una creciente decepción en cuanto a la lentitud en el proceso y que comenzaba a generar la desconfianza sobre la indecisión en la toma de decisiones, que llevan a pensar en el abandono y la dejadez en un asunto muy espinoso para el gobierno de Biden.

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