Tras los recuerdos del 11s

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20 años hace ya de los atentados en Nueva York y Washington del 11 de septiembre. A consecuencia de ello hemos sufrido durante los últimos días una sobrecarga informativa al respecto verdaderamente espectacular. Algunos periodistas especializados en información sobre la que sigue siendo, al menos en el pensamiento hegemónico, la primera potencia mundial, como Helena Villar, nos aseguran que en España se han emitido por nuestras cadenas televisivas más especiales que en los canales norteamericanos.

Bien, vaya por delante que un atentado de semejante magnitud en tiempos de paz impresiona, y que yo mismo recordaba que aquel día me asustaba de las consecuencias que podía tener semejante afrenta al orgullo yanqui. Sin embargo me parece interesante el hecho de que esos especiales conmemorativos nos han mostrado varias cosas sobre el funcionamiento de la información que recibimos.

Para empezar el lugar de Estados Unidos en el mundo. Por mucho que impresionara aquel atentado, ¿alguno de ustedes sabe que una semana antes el presidente chino Xi Jinping había presentado en la revista oficial del Partido Comunista Chino una guía de actuación para el desarrollo que empezó a concretarse en el 14 plan quinquenal? No voy a desglosar aquí sus proyectos, pero siendo China la potencia que disputa a los USA la supremacía mundial, igual debería haberse prestado más atención a sus visiones de futuro, sobre todo teniendo en cuenta que en el mercado tecnológico y en los proyectos de sostenibilidad, que representan dos de las preocupaciones principales de la humanidad en el siglo XXI, su presencia va a ser decisiva. Personalmente solo he encontrado reseñas al respecto en el canal informativo Rusia Today, el canal oficial ruso. Por contra hemos tenido especiales, repeticiones de informativos y documentales de un hecho de hace 20 años a espuertas. El contexto de las últimas semanas, por lo demás, era muy significativo, con los norteamericanos saliendo como podían de Afganistán, país al que llegaron precisamente al hilo de las represalias que se tomaron por aquel atentado, y los chinos preparándose ante la circunstancia de compartir frontera con un gobierno talibán, siempre problemático.

En segundo lugar, la historia siempre ha sido una de mis pasiones, por lo que debo reconocer que las fuentes de primera mano, como los telediarios del momento que recuperaron algunas cadenas o los comentarios del momento que se volvieron a emitir despertaron mi curiosidad. Pero precisamente por seguir como sigo la historia, reparé en que el 11 de septiembre es un día del año que tiene propensión a los acontecimientos trascendentales. En la escena internacional, es el día en que 28 años antes de los atentados islamistas en suelo americano, Pinochet dio el golpe de estado contra Allende con apoyo, precisamente, de los mismos servicios secretos yanquis que no fueron capaces de evitar el monstruoso crimen de las torres gemelas y el Pentágono. Este hecho tuvo repercusiones para todo el mundo, pues no deben olvidar que entre otras cosas, Pinochet convirtió Chile en el campo de pruebas del neoliberalismo más salvaje. Gran parte de su horrenda represión fue para aplastar a trabajadores y personas humildes que no estaban dispuestos a tragar con las recetas económicas de gentuza como Milton Friedman. Hoy los economistas de aquellas escuelas, que no eran más que excentricidades académicas recluidas en despachos grises y en muchos casos adictos a la cocaína, han sido elevados a la categoría de gurús cuya palabra es ley, hablen de lo que hablen. ¿Cuántas veces vemos a tipos como Juan Ramón Rallo, Daniel Lacalle o similares pontificar de salud, meteorología, ecología, etc y tienen todo el apoyo mediático, cuando no institucional, para propagar sus doctrinas? Por no hablar de las recetas económicas liberales que precarizan nuestra vida, nuestro trabajo y nuestros servicios públicos y han arruinado tantos países. No puedo garantizar que sin el Chile pinochetista estos personajes no hubieran salido de su agujero, pero sí que les hubiera sido más difícil. ¿Tendría su paguita Juanma López Zafra, el último fichaje del equipo de Ayuso, de no haber llegado Pinochet al poder? Su único mérito durante años ha sido hacer el ridículo en Twitter y en varios diarios digitales con acusaciones falsas de clientelismo a cualquier personalidad de izquierdas y pontificando de medicina, historia, derecho, etc, hasta que cualquier twittero con mínimos conocimientos de esos temas lo humillaba. Lo que es seguro es que mientras ignoro lo que ganan los que lo ponían en su sitio este personaje ganará más que el presidente del gobierno en el chiringuito que le han puesto. Pues hoy este acontecimiento ni se recuerda, eclipsado por el palo que sufrieron los Estados Unidos el mismo día solo que muchos años más tarde.

Y en terreno nacional, el 11 de septiembre es la fecha de la diada, ya saben, la fiesta oficial catalana, donde se conmemora la victoria final de las tropas borbónicas en la Guerra de Sucesión. Es una fecha que desde hace algunos años acarrea complicaciones, ya que los partidos del procés se han acogido a una visión distorsionada y manipulada de la historia del sitio de Barcelona para legitimar sus demandas, y han sido a su vez respondidas con manifestaciones de extrema derecha como la que el autor de estas líneas presenció el día anterior 10 de septiembre a las puerta de la librería catalana Blanquerna en Madrid. Pero parece que solo merece atención en los medios el atentado en suelo americano.

Un atentado, por cierto, del que se nos ha dicho muchas veces que abrió un nuevo escenario, pero les invito a que vean en You Tube el mítico informativo de Matías Prats, que está completo. Aquí tienen el enlace: hasta que su corresponsal en Estados Unidos le informa de lo que está ocurriendo, había dado la entradilla del telediario, y las noticias eran exactamente del mismo tipo que las que hoy nos preocupan: una crisis migratoria en el estrecho, unos tejemanejes poco claros de los obispos con la clase de religión, corrupción —Gescartera—… Es una refutación de ese mito de los años de Aznar como una arcadia feliz donde todo iba de maravilla hasta que los rojos destrozaron el país.

Un detalle que no ha tenido la resonancia que debiera estos días es que Ricardo Ortega, el mismo corresponsal en Estados Unidos con el que hablaba Matías Prats acabó defenestrado de la tele y teniendo que aceptar trabajos mucho más duros y peor pagados porque la información que daba sobre la guerra de Iraq no gustaba al sector aznarista de la derecha.

¿A quién beneficia, pues, esta información con lo que muestra y lo que esconde? A fin de cuentas lo que vimos aquel día era la culminación de una semana que ya estaba marcada por el bulo de lo que parecía ser una brutal agresión homófoba. Ese bulo está intentando ser utilizado por los promotores de los discursos de odio que de un tiempo a esta parte han surgido en nuestro país para negar el aumento del número de este tipo de sucesos. La misma semana en que el tontolbulo, permítanme la expresión, hizo su gracia, ocurrieron dos agresiones homófobas reales. ¿Cómo es posible que la que tenga relevancia sea precisamente la falsa? ¿Quién saca provecho? ¿Hacia dónde tira el poder mediático? Piensen sobre ello. De momento acabo mi artículo diciendo que las víctimas de este bulo no van a ser los propagandistas del odio, al contrario, van a ser los grandes beneficiados por el favor que hace a su relato, de modo que en ningún caso tiene nadie obligación de pedirles perdón. Con quien sí deberían disculparse los medios que han hecho que este bulo tenga eco es con los colectivos cuyos problemas van a encontrar a partir de ahora más dificultades para ser atendidos.

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Yago Pérez Varela
Yago Pérez Varela (Madrid). Aunque en cierta época se fijó en las ciencias, acabó notando que la historia era su pasión y lo que le gustaba. La historia le ha permitido ejercer labores gratificantes en documentación e investigación, pero al ser un villano también ha conocido empleos precarios. Quiere a su villa natal de Madrid, aunque le preocupa ver que a veces paga el precio de ser capital de un país, y como tal, refugio de oligarcas.

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