Argentina y México versus OEA

La semana pasada, nos hacíamos eco de las palabras de López Obrador (AMLO) en referencia a la Organización de los Estados Americanos (OEA). A estas declaraciones, se ha sumado ahora las del presidente argentino, Alberto Fernández.

Si el presidente mexicano daba su testimonio en el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, Alberto Fernández lo hacía en la cumbre por el segundo aniversario del Grupo de Puebla. Este grupo está integrado por presidentes, ministros/as y exmandatarios/as de más de 15 países, incluido España. Los objetivos de este grupo son el desarrollo político y económico libre de injerencias de la región, además de la integración territorial.

Una de las críticas con más peso que Alberto Fernández ha realizado es en referencia a la utilización por parte de Donald Trump de la OEA, utilización que a nuestro juicio es extensible a todos los presidentes de EE.UU. No es cuestión de nombres, sino de una potencia muy acostumbrada a las injerencias y el imperialismo en América Latina y el mundo.

La calificación utilizada para la OEA fue la siguiente: «una suerte de escuadrón de gendarmería para avanzar sobre los gobiernos populares en América Latina». Hacía Donald Trump declaraba que «imponía su política» sobre la región, creando los estructuras que no eran útiles a la «unidad de América Latina, ni al desarrollo ni al progreso de los latinoamericanos».

El mandatario peronista no olvida lo sucedido en Bolivia, donde se dio un evidente y claro Golpe de Estado contra el presidente legítimo, Evo Morales. Y es que el papel que tuvo la OEA fue cuanto menos intrigante. Así lo reconoció el mismo Fernández: «necesariamente deben ser investigadas y necesariamente deben ser juzgadas, porque ahora no caben dudas de lo que pasó«.

En referencia a su Secretario General dice: «el primero que tiene que hacer su mea culpa es Luis Almagro, por la cantidad de cosas que ha hecho» y «la institucionalidad de EE.UU. por haber propuesto y sostenido a un hombre como Almagro».

Como conclusión, tenemos que remarcar que las fuerzas emancipadoras vuelven a tomar fuerza en el continente americano. Las alianzas de México y Argentina tienen un peso indudable y recogen el testigo de otros intentos anteriores. Sin embargo y aunque las estructuras formadas resistan, todavía queda Carmina por andar.

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