La Alianza contra el Borrado de las Mujeres (ACBM), plataforma feminista que agrupa a cerca de 130 organizaciones de mujeres, ya ha denunciado que en el Anteproyecto de ley trans en lugar de respetar el principio de que los deportes han de estar segregados por sexo, se instaura la idea de que será el género sentido subjetivamente por cada cual lo que determine que una persona de sexo masculino pueda competir en el deporte femenino. Sin más requisitos que su voluntad.
Las preocupaciones de la ACBM han ido en aumento tras la retirada del texto del ANTEPROYECTO DE LEY DEL DEPORTE y su sustitución por un nuevo contenido que abre la puerta a la presencia de varones autoidentificados como mujeres en las categorías deportivas femeninas.
¿En qué afectan estas leyes a las mujeres deportistas?
En todos los países donde se está permitiendo la inclusión de varones autodeterminados como mujeres en las competiciones deportivas femeninas se está arrebatando podios y medallas a las mujeres deportistas, menospreciando así su esfuerzo y su dedicación, que son sacrificados en aras de utilizar el deporte femenino para validar “identidades” y privilegiar competitivamente a cualquiera que se autoidentifique como mujer.
Las organizaciones de mujeres ya hemos documentado científicamente que las ventajas competitivas de los nacidos varones no desaparecen ni siquiera tras años de hormonación, dada su mayor densidad ósea, mayor capacidad pulmonar, mayor masa muscular, mayor tamaño y altura promedio. Esta tabla sobre las marcas de adolescentes y campeonas ilustra bien las diferencias.
El esfuerzo de las deportistas se verá anulado por deportistas de segunda fila, mediocres cuando competían como hombres, que se están llevando las medallas y galardones tras autoidentificarse como mujeres y entrar ventajosamente a competir en las categorías femeninas.
La destrucción del deporte femenino
La campaña de la ACBM “Juego limpio para las mujeres” se realiza en apoyo a las deportistas profesionales y exige que no se admitan en las competiciones femeninas a jugadores desleales que parten con ventaja.
Los contenidos de la campaña dejan claro que el derecho a participar en competiciones deportivas no puede hacerse a costa del deporte femenino profesional.
Hace muy poco más de un siglo, las mujeres no tenían derecho a competir profesionalmente. Actualmente la participación de las mujeres es considerablemente inferior a la de los varones. Esto no es casual, es consecuencia de sueldos más bajos, inversión inferior y un interés mediático ínfimo. A todo esto ahora debemos sumar la ventaja física evidente de sus contrincantes, contra la que, por mucho que entrenen y se esfuercen, las mujeres, evidentemente, no pueden competir.
Acciones de la campaña
La Alianza se ha dirigido por carta al ministro de Educación y Deporte, Miquel Iceta; a la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez; al presidente del Consejo Superior de Deportes y secretario de Estado de Deporte, Jose Manuel Franco, y a las y los portavoces de la Comisión de Deporte del Congreso.
El objetivo es advertir de las consecuencias que para la promoción y el futuro del deporte femenino tiene permitir que varones que conservan toda su mayor densidad ósea, mayor capacidad pulmonar, mayor masa muscular, mayor tamaño o altura promedio… compitan contra mujeres.
La Alianza iniciará además una ronda de contactos con todas las Federaciones Deportivas a fin de explicar las consecuencias de permitir la presencia de personas transgénero en competiciones femeninas.
Así mismo, se reunirá con clubs y deportistas de élite para prevenirlas sobre las consecuencias que tendrá en sus carreras profesionales competir con esa desventaja.
Con el fin de detallar las consecuencias de eliminar el sexo como criterio objetivo en las competiciones deportivas e ilustrar cómo afecta al deporte femenino, la Alianza ha editado el libro “Juego limpio para las mujeres” que será remitido a las autoridades deportivas, las Federaciones y los medios de comunicación. A través de sus redes sociales, y con el hashtag #JuegoLimpioParaLasMujeres, la Alianza mantendrá viva la campaña durante todo los JJOO.
La biología importa
Desde distintos ámbitos se han señalado las diferencias físicas entre hombres y mujeres que justifican la segregación por sexo:
El MINISTERIO DE DEFENSA a través de su manual “Conceptos y métodos para el entrenamiento físico”, explica que
“la menor masa muscular, la relación grasa-músculo, su estructura ósea, y el más bajo grado hormonal específico, hacen que las féminas entrenadas solo puedan alcanzar valores aproximados al 60% – 70% del nivel de fuerza del varón entrenado en las mismas condiciones”.
Deportistas como Ana Paula Henkel, cuatro veces olímpica de Brasil en voleibol y voleibol playa, ya se pronunció sobre esta situación indicando que “incluir hombres biológicos, nacidos y construidos con testosterona, con su altura, su fuerza y la capacidad aeróbica de los hombres, está más allá de la esfera de tolerancia”.
También Martina Navratilova, se ha pronunciado en reiteradas ocasiones indicando que «es injusto para las mujeres que tienen que competir contra personas que, biológicamente, siguen siendo hombres”.
La USA Powerlifting (Federación del deporte de levantamiento de peso) ha sido contundente al explicar que « incluso con niveles reducidos de testosterona, los beneficios biológicos que se les dan (a los hombres) al nacer aún se mantienen por encima de los de una mujer».
En julio de 2020, más de 300 atletas olímpicas firmaron una carta pidiendo a la Junta de Gobernadores de la Asociación Atlética Universitaria Nacional (NCAA) que preserve un “campo de juego justo y nivelado” para los deportes femeninos. La mayoría de las firmantes han preferido mantenerse en el anonimato para evitar las acusaciones de transfobia y el linchamiento en redes sociales. Cuando no reacciones más violentas.
La Federación Internacional de Rugby prohibió en octubre de 2020 que los transfemeninos (nacidos varones) compitan en el rugby femenino de élite para salvaguardar la seguridad de las mujeres y la justicia deportiva.
¿Qué dice el COI?
En 2016 el COI eliminó la variable sexo e impuso como única condición que los nacidos como hombres que quieran competir con mujeres tengan un nivel de testosterona inferior a 10 nanogramos por mililitro de sangre en los 12 meses previos a la competición. Para ello deben someterse a tratamientos con estrógenos que frenen la producción de testosterona, la hormona masculina.
Este criterio ha sido puesto en cuestión incluso por la doctoraJoanna Harper (asesora transfemenina del COI) para quien “el límite de 10 nanomoles es claramente excesivo, ya que el 95% de las mujeres tienen un nivel de menos de 1.7”.
Algunos han llamado a esto “dopaje de género”. La ACBM considera que “siempre habrá ventajas competitivas que un tratamiento con hormonas no corregirá” y se remiten a casos reales como el del pivot transgénero de dos metros jugando en un equipo femenino que “siempre mantendrá ventaja”. Los casos ya conocidos y los que se han señalado más arriba ponen de manifiesto que aunque sus niveles de testosterona hayan bajado artificialmente, un jugador de rugby será imparable y un levantador de peso, imbatible.
La mayor densidad ósea, mayor capacidad pulmonar, mayor masa muscular, mayor tamaño o altura promedio… adquiridas durante el desarrollo como hombres no desaparecen ni se reducen con la sola disminución de los niveles de testosterona.
Ignorar esto impide el Juego limpio para las mujeres.