Nuestro derecho a ser Marxistas-Leninistas de Fidel Castro Ruz

0

Este contenido forma parte del especial #EnDefensaDeLaRevolución que desde El Común hemos lanzado para arrojar luz en las tinieblas informativas sobre los sucesos que están ocurriendo en Cuba. Defender la Revolución y su legado, frente a aquellos que hacen uso de la mentira para intentar tumbar un sistema es nuestro granito de arena en esta desigual batalla contra los mass media.

Publicado por primera vez en el sitio web Cubadebate en 7-05-2015

Pasado mañana, 9 de mayo, se conmemorará el 70 aniversario de la Victoria del pueblo soviético en la Gran Guerra Patria. Dada la diferencia de hora, cuando elaboro estas líneas, los soldados y oficiales del Ejército de la Federación de Rusia llenos de orgullo, estarán ejercitando en la Plaza Roja de Moscú con los rápidos y marciales pasos que los caracterizan.
 
Lenin fue un genial estratega revolucionario que no vaciló en asumir las ideas de Marx y llevarlas a cabo en un país inmenso y solo en parte industrializado, cuyo partido proletario se convirtió en el más radical y audaz del planeta tras la mayor matanza que el capitalismo había promovido en el mundo, donde por primera vez los tanques, las armas automáticas, la aviación y los gases asfixiantes hicieron su aparición en las guerras, y hasta un famoso cañón capaz de lanzar un pesado proyectil a más de cien kilómetros hizo constar su participación en la sangrienta contienda.
 
De aquella matanza surgió la Liga de las Naciones, una institución que debía preservar la paz y no logró siquiera impedir el avance acelerado del colonialismo en África, gran parte de Asia, Oceanía, el Caribe, Canadá, y un grosero neocolonialismo en América Latina.
 
Apenas 20 años después, otra espantosa guerra mundial se desató en Europa, cuyo preámbulo fue la Guerra Civil en España, iniciada en 1936. Tras la aplastante derrota nazi, las naciones cifraron sus esperanzas en la Organización de las Naciones Unidas, que se esfuerza por crear la cooperación que ponga fin a las agresiones y las guerras, donde los países puedan preservar la paz, el desarrollo y la cooperación pacífica de los Estados grandes y pequeños, ricos o pobres del planeta.
 
Millones de científicos podrían, entre otras tareas, incrementar las posibilidades de supervivencia de la especie humana, ya amenazada con la escasez de agua y alimentos para miles de millones de personas en un breve lapso de tiempo.
 
Somos ya 7300 millones los habitantes en el planeta. En el año 1800 solo había 978 millones; esta cifra se elevó a 6070 millones en el año 2000; y en el 2050, según cálculos conservadores, habrá 10 mil millones.
 
Desde luego, apenas se menciona que a Europa Occidental arriban embarcaciones repletas de emigrantes que se transportan en cualquier objeto que flote, un río de emigrantes africanos, del continente colonizado por los europeos durante cientos de años.
 
Hace 23 años, en una Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo expresé: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.” No sabía entonces sin embargo cuán cerca estábamos de ello.
 
Al conmemorarse el 70 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, deseo hacer constar nuestra profunda admiración por el heroico pueblo soviético que prestó a la humanidad un colosal servicio.
 
Hoy es posible la sólida alianza entre los pueblos de la Federación Rusa y el Estado de más rápido avance económico del mundo: la República Popular China; ambos países con su estrecha cooperación, su avanzada ciencia y sus poderosos ejércitos y valientes soldados constituyen un escudo poderoso de la paz y la seguridad mundial, a fin de que la vida de nuestra especie pueda preservarse.
 
La salud física y mental, y el espíritu de solidaridad son normas que deben prevalecer, o el destino del ser humano, este que conocemos, se perderá para siempre.
 
Los 27 millones de soviéticos que murieron en la Gran Guerra Patria, lo hicieron también por la humanidad y por el derecho a pensar y a ser socialistas, ser marxistas-leninistas, ser comunistas, y a salir de la prehistoria.
 

Artículo anteriorCarta abierta al pueblo de Cuba
Artículo siguienteCuba y Julio Cortázar
Ángel Sánchez
Ángel Sánchez (1978). Cursó estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, donde se enroló en el movimiento estudiantil contestario y en los movimientos de solidaridad internacionalista. Militante del PCE, ha ostentado responsabilidades en las direcciones locales y provinciales durante la última década. Cree firmemente en que los trabajadores necesitan más militantes y menos activistas. Más organización y menos postureo electorero.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.