El pasado domingo, medios de comunicación israelíes informaron acerca de la participación de un avión de carga militar procedente de Marruecos, el cual aterrizó en la base aérea de Hatzor, para participar en una operación de ejercicios militares internacionales que dan hoy su comienzo.
Según la página web del medio israelí Walla, varios países, encabezados por Estados Unidos, participarán en las maniobras internacionales, señalando que esta es la primera vez que un avión militar marroquí aterriza en la Palestina Ocupada. El portavoz del ejército sionista se negó a revelar si el aterrizaje del avión marroquí está vinculado al ejercicio militar internacional.
Desde la reanudación de las relaciones entre Marruecos e Israel, después de que el presidente Donald Trump reconociera la soberanía de Marruecos en el Sáhara Occidental en diciembre de 2020, los regímenes sionista y alauita han establecido oficinas de representación diplomática en Rabat y Tel Aviv, y en las próximas semanas, se espera que varias aerolíneas israelíes inicien vuelos directos desde la Palestina Histórica (el actual Israel) a Marruecos.
Esta reanudación de relaciones entre Israel y Marruecos se enmarca en los llamados Acuerdos de Abraham, que incluyen un acuerdo de 250 millones de dólares de Marruecos con Estados Unidos para mejorar su flota F-16.
Nimrod Gore, presidente y fundador del think-tank israelí Mitvim Institute, destacó hace unas semanas que el restablecimiento de las relaciones con Marruecos es un avance importante para Israel, ya que inicia lazos con un país que posee una posición importante en el mundo árabe, el Mediterráneo y África. Al gobierno sionista le interesa mantener buenas relaciones militares con Marruecos para conservar su presencia en la zona, ya que las posiciones políticas entre Argelia e Israel siguen enfrentadas.
Si bien ha habido cierto enfriamiento de las relaciones entre ambos países durante casi dos décadas, los vínculos no han dejado en ningún momento de existir. Las relaciones entre Marruecos e Israel se remontan a finales de los 70, cuando expertos israelíes ayudaron a construir el muro militar que divide en dos el Sáhara Occidental, un Muro de la Vergüenza de 2,7 km de extensión plagado de minas antipersona, y que ha provocado más de 2.500 personas heridas, mutiladas o asesinadas – en el lado de los Territorios Liberados controlados por el Frente Polisario – desde su construcción.
